El 5 de Septiembre de 1997, la vida terrena de la Madre Teresa llegó a su fin. Dos días más tarde, el Papa Juan Pablo II la describió de esta manera: “Tengo un vivo recuerdo de su figura diminuta, doblada por una vida gastada en el servicio de los más pobres entre los pobres, pero siempre llena de una inextinguible energía interior: la energía del amor de Cristo. Misionera de la Caridad, esto es lo que la Madre Teresa era, de nombre y de hecho”.
En verdad, su misión de caridad y su gran fama de santidad atrajo grandes multitudes a su funeral, haciendo inmediatamente de su tumba un lugar de peregrinación y de oración para gentes de toda condición, credo y clase social.
LA NOVENA - Dios habla en el silencio
Antes de comenzar, busca un lugar sin ruido que te ayude a rezar, preferentemente en una Iglesia o capilla frente al Santísimo Sacramento. Crea el silencio en tu interior porque Dios es amigo del silencio. Él está siempre esperándonos en el silencio - para hablarnos y escucharnos: "En el silencio de nuestros corazones, Dios habla de Su amor; con nuestro silencio, permitimos que Jesús nos ame" (Madre Teresa).
Lee alguna o todas las citas del día y permite que penetren en tu corazón. Quédate con las palabras de la Madre Teresa por un rato y permite que uno de los pensamientos crezca en tu corazón y te acompañe durante todo el día. Únete con todos los hermanos y hermanas en todo el mundo que están sufriendo en la oscuridad y el dolor. Entonces fervorosamente recita la Oración a la Beata Teresa. Puedes también hacer una acción concreta de caridad hacia alguien de tu propia familia, comunidad o vecindario como una forma de vivir más profundamente el espíritu de la Madre Teresa durante el novenario.
DEL 4º AL 7º DÍA DE LA NOVENA
El cuarto día está dedicado a Nuestra Señora, quien nos ayudará a entender mejor el amor sediento de Jesús y responderle como Ella hizo: con amorosa confianza, entrega total y alegría. Por lo tanto, los días quinto, sexto y séptimo estarán dedicados a estas disposiciones del corazón: confianza, entrega total y alegría respectivamente.
QUINTO DIA - Confía ciegamente en Jesús
"Confía en el buen Dios que nos ama, que nos cuida, que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo puede por mi bien y por el bien de las almas."
"Ámalo confiadamente sin mirar atrás, sin miedo. Entrégate completamente a Jesús. Él se servirá de tí para lograr grandes cosas, con la condición de que tú creas mucho más en su Amor que en tu debilidad. Cree en Él, confía en Él con una confianza ciega y absoluta, porque Él es Jesús".
"Tenemos que ser capaces de alzar la vista con toda sinceridad y decir: 'Todo lo puedo en Aquel que me conforta'. Por esta afirmación de san Pablo, debes tener una firme confianza haciendo tu trabajo - o mejor dicho, el trabajo de Dios - bien, con eficacia, incluso perfectamente, con Jesús y por Jesús. Convéncete también que tú por tí mismo no puedes hacer nada ni tener nada que no sea pecado, debilidad y miseria; que todos los dones de la naturaleza y de la gracia que posees, los has recibido de Dios".
"También María mostró esta confianza plena en Dios aceptando que se sirviese de Ella para su plan de salvación a pesar de su nada, pues Ella sabía que Él que es poderoso podía hacer grandes cosas en Ella y a través de Ella. Ella confió. Una vez que dijo ¡sí! - punto final. Ella nunca dudó".
Pensamiento del día:
"La confianza en Dios lo puede todo. Lo que Dios necesita es nuestro vacío y nuestra pequeñez, no nuestra plenitud".
Pide la gracia de tener una confianza firme en el poder y el amor de Dios por tí y por los demás.
Recita la oración a la Beata Teresa:
Jesús,
tu hiciste de Beata Teresa un ejemplo inspirador de fe firme y de ardiente
caridad, un testigo extraordinario del
camino de la infancia espiritual, y una gran y estimada maestra del valor y
dignidad de toda vida humana.
Concédenos
que ella sea venerada e imitada como uno de los santos canonizados de la
Iglesia.
Escucha
las súplicas de todos aquellos que buscan su intercesión, especialmente la
petición que en este momento imploro... (mencione aquí el favor que pide en esta oración).
Haz
que sigamos su ejemplo atendiendo a tu grito de sed desde la cruz y te amemos
con alegría en la apariencia dolorosa de los más pobres entre los pobres,
especialmente en los menos amados y aceptados.
Te
lo pedimos esto por intercesión de María tu Madre y Madre nuestra. Amén
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