SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

sábado, 31 de mayo de 2014

CLAUSURA DEL MES DE MAYO:REZO DEL SANTO ROSARIO

Así ven Juan Pablo II, Benedicto XVI
 y Francisco la festividad en la que
 María oró el Magnificat
María e Isabel en la película Natividad, dirigida en 2006 
por Catherine Hardwicke.

Este sábado 31 de mayo el calendario litúrgico nos recuerda la celebración de la
 Fiesta de laVisitación de la Virgen María, instituida oficialmente por 
el Papa Urbano VI en el año 1389. En esta visita María recita el cántico
 de alabanza conocido como elMagnificat (Lc 1, 46-55):

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» 

La Santísima Virgen María, tras escuchar del ángel Gabriel que su prima Isabel 
esperaba un hijo, la fue a visitar para ayudarla y así llevarle las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella.

Además, María no fue como reina y señora sino como sierva humilde y
 fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

San Juan Pablo II, en su catequesis del 2 de octubre de 1986, señalaba
 que “la dirección del viaje de la Virgen Santísima es particularmente significativa:
 será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús”, y mencionó que
 ”Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar
 todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la 
vida de cada creyente”.

El Sumo Pontífice Emérito de Roma, Benedicto XVI, en sus palabras del
 31 de mayo del 2011 dijo que “al meditar hoy la Visitación de María,
 reflexionamos precisamente sobre esta valentía de la fe.
 Aquella a quien acoge Isabel en su casa es la Virgen
 que ‘creyó’ al anuncio del ángel y respondió con fe
aceptando con valentía el proyecto de Dios para su vida
 y acogiendo de esta forma en sí misma la Palabra eterna del Altísimo”.

El Papa Francisco en su reflexión el 31 de mayo del 2013 destacó que María
 “afronta el camino de su vida, con gran realismo, humanidad, concreción”,
 y subrayó que “tres palabras sintetizan la actitud de María:
 escucha, decisión, acción;
 palabras que indican un camino también para nosotros
 frente a lo que nos pide el Señor en la vida”.

S.S. Francisco reza el Santo Rosario

 para clausurar el mes de Mayo

El Papa Francisco participa en el tradicional rezo del rosario 
que tiene lugar junto a la Capilla de la Virgen de Lourdes de los Jardines Vaticanos.


LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA



Hoy celebra la Iglesia la Fiesta de la Visitación de Nuestra  Sra. a su prima Santa Isabel. Hoy también
ultimo día del Mes de Mayo dedicado a la Virgen, no quisiera despedirlo sin un saludo y oración especial  y  así lo hago.









Y salta el pequeño Juan
en el seno de Isabel.
Duerme en el tuyo Jesús.
Todos se salvan por él.

Cuando el ángel se alejó,
María salió al camino.
Dios ya estaba entre los hombres.
¿Cómo tenerle escondido?

Ya la semilla de Dios
crecía en su blando seno.
Y un apóstol no es apóstol
si no es también mensajero.

Llevaba a Dios en su entraña
como una preeucaristía.
¡Ah, qué procesión del Corpus
la que se inició aquel día!

Y, al saludar a su prima,
Juan en el seno saltó.
Que Jesús tenía prisa
de empezar su salvación.

Desde entonces, quien te mira
siente el corazón saltar.
Sigues salvando, Señora,
a quien te logre encontrar.

sábado, 24 de mayo de 2014

SAN AGUSTÍN : ALELUYA PASCUAL



El aleluya pascual
San Agustín
Comentario a los salmos 148,1-2
Oficio de Lecturas. L. Patrística 24.5.14
Toda nuestra vida presente debe discurrir en la alabanza de Dios, porque en ella consistirá la alegría sempiterna de la vida futura; y nadie puede hacerse idóneo de la vida futura, si no se ejercita ahora en esta alabanza. Ahora, alabamos a Dios, pero también le rogamos. Nuestra alabanza incluye la alegría, la oración, el gemido. Es que se nos ha prometido algo que todavía no poseemos, y, porque es veraz el que lo ha prometido, nos alegramos por la esperanza; mas, porque todavía no lo poseemos, gemimos por el deseo. Es cosa buena perseverar en este deseo, hasta que llegue lo prometido; entonces cesará el gemido y subsistirá únicamente la alabanza.
Por razón de estos dos tiempos -uno, el presente, que se desarrolla en medio de las pruebas y tribulaciones de esta vida, y el otro, el futuro, en el que gozaremos de la seguridad y alegría perpetuas-, se ha instituido la celebración de un doble tiempo, el de antes y el de después de Pascua. El que precede a la Pascua significa las tribulaciones que en esta vida pasamos; el que celebramos ahora, después de Pascua, significa la felicidad que luego poseeremos. Por tanto, antes de Pascua celebramos lo mismo que ahora vivimos; después de Pascua celebramos y significamos lo que aún no poseemos. Por esto, en aquel primer tiempo nos ejercitamos en ayunos y oraciones; en el segundo, el que ahora celebramos, descansamos de los ayunos y lo empleamos todo en la alabanza. Esto significa el Aleluya que cantamos.
En aquel que es nuestra cabeza, hallamos figurado y demostrado este doble tiempo. La pasión del Señor nos muestra la penuria de la vida presente, en la que tenemos que padecer la fatiga y la tribulación, y finalmente la muerte; en cambio, la resurrección y glorificación del Señor es una muestra de la vida que se nos dará.
Ahora, pues, hermanos, os exhortamos a la alabanza de Dios; y esta alabanza es la que nos expresamos mutuamente cuando decimos: Aleluya. «Alabad al Señor», nos decimos unos a otros; y así, todos hacen aquello a lo que se exhortan mutuamente. Pero  procurad alabarlo con toda vuestra persona, esto es, no sólo vuestra lengua y vuestra voz deben alabar a Dios, sino también vuestro interior, vuestra vida, vuestras acciones.
En efecto, lo alabamos ahora, cuando nos reunimos en la iglesia; y, cuando volvemos a casa, parece que cesamos de alabarlo. Pero, si no cesamos en nuestra buena conducta, alabaremos continuamente a Dios. Dejas de alabar a Dios cuando te apartas de la justicia y de lo que a él le place. Si nunca te desvías del buen camino, aunque calle tu lengua, habla tu conducta; y los oídos de Dios atienden a tu corazón. Pues, del mismo modo que nuestros oídos escuchan nuestra voz, así los oídos de Dios escuchan nuestros pensamientos.
R/. Vuestra tristeza se convertirá en alegría. Aleluya.
V/. El mundo estará alegre, vosotros estaréis tristes: pero vuestra tristeza
R/. Se convertirá en alegría. Aleluya.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN AMMAN

PREPARANDO... ALTAR ESTADIO DE AMMAN



VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A ORIENTE MEDIO

24.5.14
El Estadio de Amán ha acogido la primera misa celebrada por el Santo Padre en su peregrinación a Tierra Santa. Una gran multitud de fieles han acompañado a Francisco en la celebración litúrgica, animada previamente por algunos cantos en español. La misa ha sido celebrada en árabe aunque el Santo Padre ha pronunciado la homilía en italiano.
"En el Evangelio hemos escuchado la promesa de Jesús a sus discípulos: 'Yo le pediré al Padre que les envíe otro Paráclito, que esté siempre con ustedes'. El primer Paráclito es el mismo Jesús; el 'otro' es el Espíritu Santo. Tomando estas palabras de la lectura de hoy, el Santo Padre ha comenzado la homilía en el Estadio de Amán, Jordania.
Francisco ha observado que se encuentran "no muy lejos" del lugar en el que el Espíritu Santo descendió con su fuerza sobre Jesús de Nazaret, después del bautismo de Juan en el Jordán. Y así ha señalado que el evangelio de este domingo
nos invita a meditar "sobre el Espíritu Santo, sobre su obra en Cristo y en nosotros, y que podemos resumir de esta forma:
el Espíritu realiza tres acciones: prepara, unge y 
envía".
Recordando que en el bautismo, el Espíritu se posa sobre Jesús para prepararlo a su misión de salvación, "misión caracterizada por el estilo del Siervo manso y humilde, dispuesto a compartir y a entregarse totalmente". Pero -ha precisado- el Espíritu Santo, presente desde el principio de la historia de la salvación, ya había obrado en Jesús en el momento de su concepción en el seno virginal de María realizando la obra admirable de la Encarnación.
Y a continuación ha mencionado a Simeón y Ana, que al ver al Niño, "intuyen que Él es el Esperado por todo el pueblo. En la actitud profética de los dos videntes se expresa la alegría del encuentro con el Redentor y se realiza en cierto sentido una preparación del encuentro del Mesías con el pueblo".
El Papa ha afirmado que las diversas intervenciones del Espíritu Santo forman parte de una acción armónica, de un único proyecto divino de amor, que la misión del Espíritu Santo consiste en generar armonía y obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes. "La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza", ha subrayado el Papa. Por tanto, ha pedido al Espíritu Santo prepare el camino de la paz y de la unidad.
En segundo lugar, el Pontífice ha indicado que el Espíritu Santo unge. Con la unción del Espíritu, -ha señalado- la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad y nos hace capaces de amar a los hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama. Por eso, ha invitado a pedir al Padre "que nos unja para que seamos plenamente hijos suyos, cada vez más conformados con Cristo, para sentirnos todos hermanos y así alejar de nosotros rencores y divisiones, y amarnos fraternamente".
Finalmente, el Espíritu envía, ha afirmado el Papa. "Ungidos por el mismo Espíritu, también nosotros somos enviados como mensajeros y testigos de paz", ha xplicado. Añadiendo que "la paz no se puede comprar: es un don que hemos de buscar con paciencia y construir 'artesanalmente' mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana". Asimismo, ha señalado que "el camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre del cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza".
Al finalizar la homilía, ha abrazado con este espíritu, "al Patriarca, a los hermanos Obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a los fieles laicos, así como a los niños que hoy reciben la Primera Comunión y a sus familiares". Y ha afirmado que su corazón "se dirige también a los numerosos refugiados cristianos provenientes de Palestina, de Siria y de Iraq: lleven a sus familias y comunidades mi saludo y mi cercanía".
Para concluir, el Pontífice argentino ha exhortado a pedir al Espíritu Santo "que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura, religión; que unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias; que nos envíe, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz".  
(24 de mayo de 2014) © Innovative Media Inc.



jueves, 22 de mayo de 2014

SANTA RITA DE CASIA

Feliz Día y especiales Oraciones al Señor, por las Madres y Padres Agustinos, y por toda la Familia Agustiniana,todos, un Gran Tesoro en la Iglesia Católica.


Santa Rita de Casia, religiosa

Mayo 22             

Pocos santos han calado tanto en la devoción
 del pueblo como Rita de Casia. Modelo de esposa,
madre, viuda y religiosa, nació en Roccaporena (Italia),
a pocos kilómetros de Casia, el año 1380 ó 1381.
A los dieciséis años se unió en matrimonio con
Fernando Manzini y fueron padres de dos hijos varones.

Contribuyó de forma decisiva a la conversión de su esposo.
El odio generado por las luchas políticas entre grupos,
segó la vida de su marido. Supo perdonar a los asesinos,
pero descubrió con dolor que sus hijos preparaban
la venganza. Sin dudarlo un instante, manifestó a Dios
que prefería verlos muertos a manchados de sangre
homicida.Ambos hijos enfermaron y murieron muy jóvenes.
Rita – viuda y sin hijos – ingresó entonces en el monasterio
agustiniano de Santa María Magdalena de Casia,
donde vivió cuarenta años sirviendo a Dios fielmente y
a la comunidad con dedicación y generosidad exquisitas
. ¿Cuál es el mensaje que nos transmite esta santa?, se preguntaba Juan Pablo II ante
los peregrinos devotos de Santa Rita llegados a Roma el sábado 20 de mayo del
año 2000.
El Papa respondía: “La santa de Casia es una de las numerosas mujeres cristianas
que ‘han incidido significativamente tanto en la vida de la Iglesia como en la sociedad’
(Mulieris dignitatem, 27). Rita interpretó bien el ‘genio femenino’:
 lo vivió intensamente, tanto en la maternidad física como espiritual”.
Y, con motivo del VII Centenario del nacimiento de santa Rita, escribía el Papa
que Rita es santa “no tanto por la fama de los prodigios que la devoción popular
atribuye a la eficacia de su intercesión ante Dios omnipotente, cuanto por
 su sorprendente ‘normalidad’ en la vida cotidiana, vivida por ella como esposa y madre,
 después como viuda y, por fin, como monja Agustina”.
La fecha exacta de la muerte de Rita es incierta.
 Según algunos autores murió el 22 de mayo de 1447, según otros en 1457.
 Fue beatificada en 1628 por Urbano VIII y
proclamada santa por León XIII el 24 de mayo de 1900.

miércoles, 21 de mayo de 2014

MEDITACION



...Desde el cielo alargó la mano y me agarró,


me sacó de las aguas caudalosas,

me libró de un enemigo poderoso,

de adversarios más fuertes que yo.



Me acosaban el día funesto,

pero el Señor fue mi apoyo:

me sacó a un lugar espacioso,

me libró porque me amaba.



Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.






Salmo 17,2-30 - III:
El Señor retribuyó mi justicia,
retribuyó la pureza de mis manos,
porque seguí los caminos del Señor
y no me rebelé contra mi Dios;
porque tuve presentes sus mandamientos
y no me aparté de sus preceptos;

le fui enteramente fiel,
guardándome de toda culpa;
el Señor retribuyó mi justicia,
la pureza de mis manos en su presencia.

Con el fiel, Tú eres fiel;
con el íntegro, Tú eres íntegro;
con el sincero, Tú eres sincero;
con el astuto, Tú eres sagaz.
Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.

Señor, Tú eres mi lámpara;
Dios mío, Tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en Ti, me meto en la refriega;
fiado en mi Dios, asalto la muralla.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Señor, Tú eres mi lámpara, Tú alumbras mis tinieblas. Aleluya.

viernes, 16 de mayo de 2014

OBEDECER

Obedecer                 

Hay virtudes que están desprestigiadas. Una de ellas es la obediencia. 
Dice San Juan Crisóstomo que Dios no necesita de nuestros trabajos, sino de nuestra obediencia". La obediencia "tiene por compañeras la honra y la dignidad, porque no es esclavitud o servidumbre de hombre a hombre, sino sumisión a la voluntad de Dios, que reina por medio de los hombres", decía el Papa León XIII. El mismo Señor Jesús fue en todo ejemplo de obediencia; a sus padres en la tierra, a Dios el Padre Eterno, a las leyes de los hombres, etc.

Pero hoy no siempre esta de moda obedecer. Y lo vemos en la relación de los padres con los hijos, en los jóvenes en sus escuelas, en la incapacidad de muchos para aceptar las ideas ajenas, en proclamar una libertad que no tiene limites. Pero, sobre todo, en no reconocer a Dios como el Señor de la historia de cada uno, que siendo un Padre amoroso, quiere que vivíamos bien nuestra libertad y descubramos que ella siempre tiene limites. Hay muchas personas que no quieren esos limites, porque piensan que el hombre es el centro de la historia y cada uno puede hacer lo que quiera. San Francisco de Sales escribió sobre esta virtud: "Has de obedecer cuando te manden cosas agradables, como es el comer y divertirse, pues aunque entonces no parece gran virtud el hacerlo, el no hacerlo seria gran defecto; has de obedecer en las cosas indiferentes, como ponerte tal o tal vestido, ir por tal o por cual camino, cantar o callar, y ésta será una obediencia muy loable; has de obedecer también en las cosas difíciles, ásperas y duras, y ésta será obediencia perfecta; has de obedecer, finalmente, con dulzura, sin enojo y, sobre todo, por amor". Con mucha sabiduría se escribió: que ninguno manda con seguridad sino el que aprendió a obedecer de buena gana" (Imitación de Cristo, 1, 20, 3)

También en la Iglesia cuesta obedecer. No obedecen los que sostiene abiertamente pensamientos contrarios a la enseñanza de la Madre Iglesia, sea del lado que sean. Los que sabiendo que viven en su vida práctica pasando de los mandamientos, no se esfuerzan por cambiar. No obedece el teólogo que escribe o habla contra las enseñanzas de la Iglesia, donde no debe y cuando no debe. No obedece el que no quiere aceptar permanecer unido a la Sede de Pedro e insiste en que un concilio no tiene valor, etc. No obedece el sacerdote que pasando de llevar las disposiciones de la liturgia se "inventa" su misa y predican sus ideas y no las que enseña la Iglesia o callan las que deben enseñarse. No obedecen los sacerdotes que llaman a no hacer caso a lo que dispone la Iglesia y sus Obispos y que ha recibido una reprimenda publica del misma Papa. Por esta razón estamos en el tiempo de "redescubrir el valor de la obediencia, dejarse atraer por Jesucristo, comprender que Su "camino" está en la Iglesia, con el sucesor de Pedro y los obispos en comunión con él; considerar estas verdades como más importantes que nuestros proyectos acerca de la fe y la Iglesia, es el verdadero desafío que tenemos ante nosotros.
Como dijo Benedicto XVI en la Misa crismal: "La desobediencia, ¿es verdaderamente un camino? ¿Se puede ver en esto algo de la configuración con Cristo, que es el presupuesto de toda renovación, o no es más bien sólo un afán desesperado de hacer algo, de transformar la Iglesia según nuestros deseos y nuestras ideas?"

Es necesario volver a descubrir el valor de la obediencia y su eficacia. "¡Oh poder de la obediencia! - El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. - Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron "piscium multitudinem copiosa". -una gran cantidad de peces- Créeme: el milagro se repite cada día (San J. Escrivá, Camino, 629). Meditémoslo.

+Juan Ignacio, Obispo de San Bernardo

LA CRUZ DE SCHOENSTATT ELEGIDA POR MADRE TERESA

La Cruz de la Unidad, la cruz de Schoenstatt
Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre, de pie” dice el Evangelista Juan. La representación simbólica – que el autor, Padre Ángel Vicente Cerró tomó de una antigua imagen de la abadía alemana de María Laach – la muestra junto a su Hijo crucificado, recogiendo en un cáliz la sangre de su costado. Es la "compañera y colaboradora permanente de Cristo en toda la Obra de Redención" en palabras del Padre Kentenich.
La Cruz de la Unidad se ha convertido en uno de los símbolos más característicos del Movimiento de Schoenstatt.En ella se aprecian tres símbolos: la imagen de Cristo, la imagen de María y el símbolo del Padre. La cruz de la Unidad expresa la bi-unidad que Schoenstatt quiere proclamar: Cristo es inseparable de María y María es inseparable de Cristo. El símbolo del Padre, desde la cúspide de la cruz, irradia todo: Cristo y María descansan en el Padre, en la cruz que el Padre ha determinado en su plan de amor, como camino de redención. Además, Cristo y María tienen una postura singular: están vivos y mirándose mutuamente en un profundo diálogo de Madre e Hijo. Del costado de Cristo mana la sangre que recoge María con su cáliz. El hecho de que estén vivos no es simbólico solamente, sino que además quiere hacer patente una verdad de fe: Cristo y María, tanto en la cruz como en la realidad, en la actualidad están vivos en cuerpo glorioso.
La Cruz de la Unidad es la imagen propia del 'Cristo de las vinculaciones', cuyo anhelo más profundo es que 'todos sean uno', como Él y el Padre son uno. Muestra a Cristo, el Hijo, profunda e íntimamente ligado a María, su Madre, compañera y colaboradora permanente en la Obra de Redención. Es el Cristo de la Unidad que, en la fuerza de su sacrificio y entrega, extendiendo ampliamente sus brazos, une el cielo con la tierra y la tierra con el cielo.
¿Por qué se diseñó la “Cruz de la Unidad”?
Esta cruz se gestó como símbolo de la primera generación de sacerdotes chilenos que estudiaban en Brasil y Suiza. Entre 1958 y 1959, cuando los primeros seminaristas pallotinos estaban por ordenarse sacerdotes, quisieron obsequiar al Santuario de Bellavista, que los vio nacer y crecer en la fe, un Crucifijo que expresara la imagen de “Cristo Sacerdote”. Así surgió la idea de representar en el “Cristo de los Vínculos” a Cristo, que es la fuerza del Espíritu Santo y que está profunda e íntimamente vinculado como Hijo al Padre, y también a María, su Madre como colaboradora y compañera permanente de su Misión Redentora de los hombres. “Cristo de la Unidad”, que une el cielo y la tierra; “Cristo Buen Pastor” que reflejando el Amor del Padre une a los hombres con Dios y a los hombres entre sí haciéndolos hijos de un mismo Padre. La cruz original es una cruz trinitaria: además de los símbolos del Padre y del Hijo, el fondo es de color rojo, simbolizando así al Espíritu Santo.
En el reverso de la cruz se encuentran 3 frases en latín que expresan ideales y realidad:
“Unum in sanguine”: Unidos en la sangre (de Cristo)
“Tua res agitur”: Tu obra redentora
“Clarifica te”: Glorifícate (en nuestra pequeñez e impotencia)
Se instala la Primera Imagen
La Cruz de la Unidad nació en un momento de grandes tensiones en Bellavista, cuando reinaba la desconfianza y la falta de entendimiento entre los miembros del Movimiento. La Cruz de la Unidad original fue colocada en el Santuario de Bellavista en Navidad de 1960 por el P. Humberto Anwandter. Este acontecimiento se llamó “Milagro de la Unidad”, iniciando un nuevo período de unidad en la familia de Schoenstatt en Chile, tras un tiempo que había estado marcado por las dificultades en las relaciones internas.
El P. Kentenich recibe la Cruz de la Unidad
El 16 noviembre 1965, cuando el Padre festejó sus 80 años en Roma, los hijos de Bellavista le llevaron como presente la Cruz original, con el deseo de que retornase al Santuario Chileno. El P. Kentenich ya la conocía porque una réplica en madera le acompañó casi 5 años en Milwaukee. Al recibir la “original” y serle manifestada la intención preguntó: “¿Es regalo o no es regalo?”, y ante la respuesta afirmativa, dijo: “Regalos son regalos” y él a su vez la regaló a la Provincia del Instituto de Nuestra Señora de Schoenstatt en Stuttgart, Alemania.
La cruz de la unidad para el Santuario Original llegó como un regalo de la Familia de Schoenstatt internacional en 1997, en el “Año de Cristo”, después de haber recorrido santuarios en los cinco continentes, recogiendo la vida que brota de ellos.
Una cruz misionera de Schoenstatt

Sin pretenderlo, la Cruz de la Unidad fue extendiéndose a toda la Iglesia. La cruz que comenzó con un puñado de sacerdotes se transformó en cruz para toda la Familia y se extendió por el mundo entero. En el Movimiento fuera de Chile se la llamó primeramente Cruz de Chile. Se encuentra en los terrenos y en el altar de muchos santuarios de Schoenstatt, en ermitas y santuarios hogares.
Más tarde, por la densidad de su simbolismo, Cristo y María, comenzó a aparecer en la cruz pectoral de cardenales, obispos, arzobispos, sacerdotes y comunidades religiosas. Este fue el caso de la madre Teresa de Calcuta, quien dispuso que la llevara toda su congregación.                                                                                                                                                                               
Y así fue asumida por muchas comunidades y muchas personas en el mundo entero.
La Cruz de la Unidad está en numerosos círculos de la Iglesia como gran anuncio de la imagen que el Padre Kentenich regaló a partir de la Alianza de Amor con María. Para Schoenstatt, es un constante llamado a la misión de llevar a Jesús y María, en alianza, al mundo.
Junto a la Peregrina, la Cruz de la Unidad como cruz misionera es el símbolo del año de la corriente misionera en preparación al jubileo 2014 y del jubileo mismo.
Carmen Roger, María Elena Vilches


jueves, 15 de mayo de 2014

SEMBRAD SIEMPRE BUENAS OBRAS, PREDICA SAN AGUSTÍN

Sembrad siempre buenas obras
San Agustín, obispo
(Sermón Morin 11, sobre las bienaventuranzas)
Sed ricos en buenas obras, dice el Señor. Éstas son las riquezas que debéis ostentar, que debéis sembrar. Éstas son las obras a las que se refiere el Apóstol, cuando dice que no debemos cansarnos de hacer el bien, pues a su debido tiempo recogeremos. Sembrad, aunque no veáis todavía lo que habéis de recoger. Tened fe y seguid sembrando. ¿Acaso el labrador, cuando siembra, contempla ya la cosecha? El trigo de tantos sudores, guardado en el granero, lo saca y lo siembra. Confía sus granos a la tierra. Y vosotros, ¿no confiáis vuestras obras al que hizo el cielo y la tierra?
Fijaos en los que tienen hambre, en los que están desnudos, en los necesitados de todo, en los peregrinos, en los que están presos. Todos éstos serán los que os ayudarán a sembrar vuestras obras en el cielo... La cabeza, Cristo, está en el cielo, pero tiene en la tierra sus miembros. Que el miembro de Cristo dé al miembro de Cristo; que el que tiene dé al que necesita. Miembro eres tú de Cristo y tienes que dar, miembro es él de Cristo y tiene que recibir. Los dos vais por el mismo camino, ambos sois compañeros de ruta. El pobre camina agobiado; tú, rico, vas cargado. Dale parte de tu carga. Dale, al que necesita, parte de lo que a ti te pesa. Tú te alivias y a tu compañero le ayudas.
(del Oficio de lecturas de 14.5.14, San Isidro Labrador)


HIJOS, A PESAR DE NUESTROS FALLOS OS QUEREMOS


«Nos creíamos unos padres perfectos»
«Estos son los 4 puntos en los que fallamos como padres»: la tragedia de Camilo nos deja enseñanzas
«Estos son los 4 puntos en los que fallamos como padres»: la tragedia de Camilo nos deja enseñanzas
Su primer intento de suicidio llegó después de años de inadecuación emocional
Actualizado 14 mayo 2014
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ReL  
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Un lector ha enviado a ReligionEnLibertad su testimonio, la historia de una tragedia en la familia, vivida con esperanza y con una enseñanza que puede ayudar a otros padres con hijos. Preferimos dejar el testimonio tal como lo hemos recibido. El autor es hoy un responsable de Cáritas en las Islas Canarias.

Cuentas pendientes con mi hijo muerto
Poder disfrutar de una vida cómoda y holgada fue el objetivo que cumplí a mis 40 años. Tener muchos negocios, una casa grande, una buena finca y numerosos terrenos, nos garantizaba ya una seguridad de futuro, a mí y a mi familia.

Mi existencia se había convertido en una especie de oropel, que transcurría como un vaivén entre las apariencias y la ostentación. Esperaba con ilusión y ansiedad la llegada de los fines de semana para participar de fiestas, paseos y numerosas reuniones sociales, momentos lúdicos en los que el whisky, la guitarra, la camaradería y el buen humor se convertían el centro de nuestra vida.

Nos sentíamos orgullosos, plenamente realizados de haber conseguido el éxito que nos propusimos, cumpliendo con los mandamientos que nos imponen la sociedad de consumo y los medios de comunicación: dinero, poder y placer. Yo creía tenerlos en alguna medida y eso me motivaba para seguir aumentándolos.

Para completar nuestra felicidad, gozábamos del aprecio y la aceptación de propios y extraños, teníamos una bonita familia y nos considerábamos, sobre todo, los mejores padres del mundo.

Los sábados, muy temprano, cuando nos disponíamos a salir para la finca o de paseo con nuestros amigos, despertaba a mi hijo Camilo, de 14 años, para preguntarle:

-Cami, ¿vienes con nosotros?, ¿nos acompañas?

-¡No! –era usualmente su respuesta.

-Sobre la mesa te dejo dinero para el fin de semana y en la nevera hay comida preparada.

Pocas veces le insistía para que se animara a acompañarnos. Mi cabeza y mi corazón estaban puestos en otros intereses y no había tiempo que perder en ruegos y consentimientos a mi hijo.

Comenzó así una cadena interminable de fines de semana, en los que Camilo quedaba íngrimo, solo, en una casa campestre de 300 metros cuadrados, un espacio suficientemente grande para albergar su soledad y su tristeza.



Una noche, a eso de las once, regresábamos de un cóctel y al llegar a nuestra casa observamos que el cuarto de Camilo tenía la luz encendida, pero no respondía a nuestros llamados. Buscamos la copia de la llave y abrimos. Allí estaba él, tirado en el piso, convulsionando y casi sin respiración ni pulso.
Rápidamente, lo levantamos y lo llevamos en nuestro coche al hospital más cercano, donde llegó inconciente y en estado comatoso. Nuestra angustia se prolongó más de una hora, hasta cuando salió el doctor que lo atendió:
-Su hijo tuvo suerte. –Nos habló, en tono grave y seco. -Ha sufrido una fuerte intoxicación a causa de la ingesta de pastillas y del consumo de alcohol y hachís. Nos costó mucho esfuerzo reanimarlo. –Y antes de darnos la espalda, remató diciéndonos: -Si tardan quince minutos más en traerlo, no habría sobrevivido.

No podíamos creerlo. Esto no nos podía pasar a nosotros. Éramos unos padres perfectos. Éramos gente de bien y no le hacíamos mal a nadie. Los drogadictos estaban lejos de nuestra familia. Nos creíamos, hasta ese día, unos intocables de esta desgracia humana.

Fue a partir de este cimbronazo, cuando reaccioné. Durante horas no hice más que pensar, meditar, reflexionar … Sentí, en lo más profundo de mi ser, que mi vida tenía que cambiar. Cobijado por el insomnio de esa noche, me fijé mi gran meta: ¡Tenía que salvar a mi hijo! 
Abandoné prácticamente mis negocios. Rompí con la rutina de los compromisos sociales. Me dediqué por completo a Camilo.

Comencé a dialogar con él, como nunca lo había hecho. Traté de adentrarme en su corazón. Puse todo de mí para ganarme su confianza. Una cosa tenía clara: si Camilo se hundía, yo me hundiría con él. Si él se llegaba a perderse, yo me moriría en vida. Mi decisión estaba tomada: sacaría a mi hijo de su infierno personal.

* * *

Era la noche de un viernes lluvioso y frío, oscuro. Había quedado con Camilo para acompañarlo a su primera cita con el psiquiatra. Los minutos pasaban y Camilo no aparecía. Esperé durante más de una hora y nunca llegó. En medio de la lluvia y atormentado por el presentimiento de que estaba perdiendo a mi hijo, comencé a llorar. Deambulé por las calles sin importar mojarme.

De pronto, como un halo de luz, pensé: “Tiene que haber un libro como los que suelen escribir los americanos que diga, por ejemplo: ‘Siete pasos para salvar a su hijo’ o quizás otro cuyo título sea: “Diez consejos prácticos para ser un buen padre”.

Empapado como estaba, pasé la avenida y me dirigí hacia un gran centro comercial, a pocas calles de donde estaba. Subí deprisa por las escaleras eléctricas y allí, justo de frente, estaba la librería en la que esperaba encontrar ese libro mágico que me solucionara todos los problemas de mi hijo.

Había dado apenas unos pasos cuando observé, a mano izquierda de la entrada, una pila grande de Biblias, que estaban en oferta. Me detuve en seco, como si una voz interior me estuviera diciendo: “para, mira, escucha… este es el libro que estás buscando”. Tomé un ejemplar y pensé: “Algo bueno debe tener este libro, desde que tanta gente habla de él”.

Yo, a pesar de ser católico y de ir a misa con cierta regularidad, no había tenido jamás una Biblia. Pagué en la caja y salí apresurado en busca de mi carro para llegar cuanto antes a la casa. El corazón me palpitaba agitado durante todo el recorrido y no veía la hora de llegar allí para comenzar a leer la Biblia.

Seguía lloviendo y en el campo la noche se hacía más oscura. Llegué por fin a casa. Abrí la puerta. Casi ni saludé y de inmediato fui a cambiarme de ropa. No tenía ganas de cenar. Lo único que quería era leer la Biblia.

Me recosté en la cama y tomé el libro en mis manos. Como no sabía por dónde empezar, la abrí al azar en cualquier parte. Cuál sería mi sorpresa cuando lo primero que leo es: “El Señor sostiene a todos los que caen y endereza a los que están doblados” (Salmo 145,14) ). ¡No podía creerlo! Sentí en ese instante, que Dios me hablaba a mí y me puse a llorar como un niño.

Sentía que era Dios mismo quien me consolaba con sus palabras, a la vez que me prometía que no dejaría hundir a Camilo, que Él estaba ahí no sólo para sostenerlo sino para levantarlo. Mis lágrimas eran de emoción y de esperanza. Esa noche descubrí al Dios verdadero y desde entonces no ha pasado un sólo día sin que escuche su voz y hable con Él mediante la lectura cotidiana de la Palabra.

Respaldado por la fe y la esperanza, inicié mi ardua tarea de recuperar a mi hijo. Fueron meses de intensa lucha y mucha paciencia. Sentía que Dios estaba conmigo, ayudándome a librar esta dura batalla. Los frutos brotaban día a día: Aprendí a dialogar con Camilo, me gané su confianza, pude adentrarme en su interior y compartir con él sus miedos, sus problemas, sus proyectos, sus sueños. Me sentí, por primera vez en mi vida, un padre de verdad.

Camilo, por su parte, comenzó a cosechar importantes éxitos personales: Se graduó de bachiller un año antes que sus compañeros de colegio, del que había sido expulsado por mala conducta. Se preparó por su cuenta y presentó las pruebas académicas directamente ante el Ministerio de Educación y obtuvo su título con notas sobresalientes. Ingresó luego a la universidad, donde terminó la carrera de Administración y Finanzas. Destacó por su alto desempeño académico, ganándose el derecho a una beca de posgrado en la misma universidad, al haber obtenido las calificaciones más altas del curso. Se reencontró con un compañero de infancia, con el que entabló una estrecha y valiosa amistad, que le ayudó para asumir nuevos retos y descubrir otros horizontes.

Sin embargo, y aunque se vislumbraban los avances, el daño ya estaba hecho.

Camilo había nacido con un defecto físico y funcional en su rostro. A lo largo de su vida tuvo que ser sometido a numerosas cirugías reconstructivas. Desde pequeño fue víctima de la crueldad de sus amiguitos y compañeritos de colegio. Pronto descubrió que su mejor defensa eran la fuerza y la agresividad.

Desde los tres años, aprendió a defenderse a golpes de las constantes burlas e imponerse por la fuerza a los ataques que recibía. Los padres de los otros niños y los profesores se quejaban permanentemente ante nosotros. Casi todos los días recibíamos quejas y reclamos por el mal comportamiento de Camilo.

¿Cuál fue nuestro gran pecado como padres? Actuar como ciegos, al no comprender la verdadera causa de la agresividad de Camilo. Tomamos el camino equivocado de la represión y del castigo físico, agravado por la sobreprotección exagerada que le dimos, quizás para compensar los excesos de dureza a los que lo sometimos. Esta mezcla dañina de castigo y sobreprotección, sumada a la amenaza permanente de su entorno y a la agresividad de su defensa, lo convirtieron en un ser inseguro, tímido, egocéntrico, frustrado. 



Tuvieron que pasar catorce años, cuando intentó quitarse la vida, para que mi esposa y yo pudiéramos entender que lo que angustiosamente necesitaba Camilo, era el apoyo moral y emocional de nosotros como papás. La poca autoestima con la que creció se fue apagando en la medida que pasaban los años. Y la bomba explotó cuando debió enfrentarse a la pubertad y a la adolescencia, revestido de una personalidad débil e insegura, que lo convirtió en presa fácil de la discriminación, la soledad y el aislamiento. El daño ya estaba hecho y las consecuencias lo acompañarían irreversiblemente el resto de su vida.

Era innegable que, gracias a su esfuerzo y superación, había llegado a ser un brillante profesional, con una capacidad extraordinaria para la formulación de proyectos financieros, la matemática aplicada y los cálculos actuariales. Pero, en cambio, careció siempre de habilidades sociales para interactuar con los demás. Tímido, introvertido, aislado, solitario. Así pasó buena parte de su vida.

Cada día, la vida le pesaba más. A medida que pasaba el tiempo, se sentía con menos fuerzas y menos ilusiones para construir su futuro. Cargar a cuestas semejante frustración durante tantos años, lo fue minando por dentro.

El sufrimiento, como un cáncer del alma, lo iba carcomiendo lentamente. Su fuerza interior se había apagado casi por completo. Desbordado por la angustia que le produjo el nacimiento inesperado de su única hija en un país lejano, a quien no podría ver crecer ni ofrecerle un porvenir seguro, cayó en una profunda crisis nerviosa. Había tocado fondo. Estaba derrotado.

En la madrugada del sábado 6 de abril de 2013, a sus 34 años, Camilo se despidió para siempre de este mundo. El día anterior, habíamos almorzado con él en un restaurante. Coincidencialmente, en la mesa, quedamos uno en frente del otro. Tenía la mirada triste y no me quitaba los ojos de encima, como si quisiera decirme algo. Me quedé mirándolo también y de pronto, sin saber porqué, se me escaparon de repente unas palabras en forma de promesa:

-Cami: voy a comenzar a escribir un libro sobre ti. Tú tienes una historia muy bella que contar.
Me miró dulcemente y una sonrisa triste afloró en sus labios. No me respondió nada. Hoy entiendo perfectamente cómo, aquella mirada dulce y esa sonrisa triste, lo decían todo.

* * *
Epílogo: “Si el grano de trigo no muere, no da fruto” (Juan 12, 24).

Hay seres que trascienden en vida y otros que comienzan a trascender después de que mueren. Camilo hace parte de este segundo grupo. Su historia tiene la marca indeleble del sufrimiento y el dolor, que como compañeros inseparables en su camino, jamás lo abandonaron. Vivió y convivió con el sufrimiento y el dolor durante toda su vida: desde el momento mismo de su engendro y hasta el último respiro con el que se despidió de su soledad y su tristeza.

Ya muerto nuestro hijo, nos resta preguntarnos: ¿Qué responsabilidad nos cabe como padres?. No se trata de rasgarnos las vestiduras, como tampoco de sentirnos los únicos culpables. No. Sin embargo, después de meditar larga y profundamente, de reflexionar serenamente y de orar sin descanso, hoy nos sentimos obligados a asumir con humildad y sinceridad, nuestra cuota de responsabilidad, tanto en lo que hicimos como en lo que dejamos de hacer en la formación y el acompañamiento de nuestro amado hijo.

La historia de Camilo daría, sin lugar a dudas, para extensos análisis por parte psicólogos y especialistas. Nosotros, revestidos únicamente con la sencillez de la experiencia que dan los errores, creemos que fueron 4 los puntos vitales en los que fallamos como padres:

1. Incapacidad para descubrir, en la edad temprana, los talentos, las aptitudes y las capacidades innatas de nuestro hijo, desperdiciando de esta manera todo un potencial motivacional, que habría sido fundamental para el desarrollo de su personalidad y el fortalecimiento de su autoestima.

2. Haberlo abandonado a su suerte en la etapa más difícil de su vida y cuando más necesitaba de nuestro apoyo. Habíamos cambiado nuestro hijo por las distracciones y placeres que nos ofrece el mundo. Un gravísimo error, máxime cuando nos creíamos unos padres perfectos.

3. Nuestra apatía para fomentar el diálogo con Camilo. Una herramienta imprescindible y necesaria para cultivar la confianza. Ante la falta de diálogo, las relaciones se enfrían y el amor se desvanece. Al no haber confianza ni diálogo en nuestro hogar, Camilo buscó otros refugios.

4. Hoy más que nunca, somos conscientes de la precaria formación espiritual que le dimos a nuestro hijo. A pesar de ser católicos “practicantes”, nuestro testimonio cristiano no fue suficiente para atraerlo y convencerlo, seguramente a causa de nuestras incoherencias y fallos.

Estoy plenamente convencido de que la vida de Camilo, unida a la nuestra como padres suyos, son una experiencia real, llena de vivencias fuertes y desgarradoras, que pueden servir a muchos otros -especialmente a padres con hijos pequeños- como medio de sensibilización para reflexionar y evitar caer en los mismos errores que nosotros.

Como creyentes, vemos la vida y muerte de Camilo como una bella “Dioscidencia”, para que, como sencillos instrumentos de Dios, podamos llevar un mensaje de luz y esperanza a las familias.