SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

martes, 21 de julio de 2015

HISTORIA DEL SANTO ROSARIO



El Santo Rosario: su origen e historia.

‘La piedad medieval en la Iglesia Latina desarrolló el Rosario como sustituto popular de la Oración Litúrgica de las Horas’
Catecismo Católico
Presentación
Entre las devociones con que el pueblo católico honra a la Virgen María sobresale la del Santo Rosario. Múltiples son las razones de esta afirmación debido a las profundas raíces del Rosario en el alma del pueblo cristiano: para orar por un difunto, para pedir por una necesidad, para ejercitar la oración en familia, etc.
El Santo Rosario tiene una base escriturística amplia y sólida ya que sus misterios y oraciones están tomados de textos bíblicos; es un resumen del Nuevo Testamento. Difícilmente se puede encontrar una síntesis más armónica de oración mental y vocal que el Rosario. En él se ora con los labios, se medita con la mente y se ama con el corazón. La historia de la salvación está perfectamente presentada en sus momentos culminantes en los misterios del Santo Rosario.
El Avemaría
Hasta finales del siglo XII no hay nada destacable sobre el rezo del Avemaría. Las homilías de los Santos Padres y los cánones de los Concilios recomendaron mucho la recitación del símbolo de la fe, el Credo, y la oración dominical, pero el Avemaría no aparece recomendada hasta finales de dicho siglo. A veces se encuentran citados casos esporádicos sobre el rezo del Avemaría en aquella época.
San Pedro Damián (1007-1072) narra el caso de un religioso que todos los días iba ante el altar de la Virgen y le cantaba la salutación angélica. En la crónica de San Bartolomé de Carpineto se lee que el monje Oliverio murió recitando la salutación angélica, lo cual también consta de otro monje, Reinaldo de Clairvaux, en tiempos de San Bernardo, que tenía sus delicias en repetirla. San Ayberto, que murió en la primera mitad del siglo XII, recitaba cada día cincuenta Avemarías. Y así otros casos más.
Solamente hay una disposición de carácter general, en que Eudes de Sully, obispo de París en 1298, ordena a los presbíteros que se enseñe y sea aprendido por los fieles el rezo del Padrenuestro, el Credo y la ‘salutación’ a la Bienaventurada Virgen María. Se desconoce el efecto que esto tuvo en la Diócesis de París, pero se diría que el terreno se iba haciendo propicio para el rezo del Avemaría. Como puede verse, el rezo del Avemaría no era usual, sino esporádico.
Santo Domingo de Guzmán
Domingo de Guzmán (1170-1221) era un monje español oriundo de Caleruega, en la provincia de Burgos, quien viajó al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia Católica por la herejía albigense, la cual enseña que, según los albigenses, existen dos dioses, uno del bien y el otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual y el malo lo material. También negaban todos los Sacramentos, así como que María es la Madre de Dios.
Domingo trabajó por años entre los albigenses y dio inicio a la Orden religiosa de los Dominicos en un convento que se encontraba en Proville, junto a una capilla que dedicó a la Santísima Virgen. Fue precisamente en esa capilla en donde Domingo le suplicó a la Virgen María que le ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
También fue en la misma capilla donde la Virgen se apareció a Santo Domingo y le enseñó a rezar el Rosario. Le dijo que propagara esta devoción y que la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe. Santo Domingo salió de la capilla lleno de celo, predicó el rezo del Rosario con gran éxito, por lo que muchos albigenses volvieron a la fe católica.

Santo Domingo se dirigió entonces a la Catedral de Toulouse, donde al sonar las campanas le gente se reunió para escucharle. Cuando Domingo iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y truenos, y un viento muy fuerte lo cual hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el cielo. Entonces Domingo empezó a rezar el Avemaría y la tormenta terminó.
En otra ocasión, Santo Domingo dio un sermón en la Iglesia de Notre Dame de París, pero antes de empezar rezó el Rosario y, en lugar del sermón, habló de la devoción del Santo Rosario. La gente ahí presente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y así dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo de Guzmán murió en 1221, después de una vida dedicada a predicar y a hacer popular la devoción del Rosario entre gente de todas las clases sociales.
El Santo Rosario
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo de ofrecimiento de sus corazones.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo romano con su cabeza adornada por una corona de rosas, como símbolo de la entrega de sus corazones al ir al encuentro con Dios. Por la noche los cristianos recogían las coronas y, por cada rosa, recitaban una oración por el eterno descanso del alma de las mártires.
Por todo ello, la palabra ‘Rosario’ significa ‘corona de rosas’, pero en este caso dedicada a la Virgen María.
El rezo del Santo Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado. Hasta que en 1349 hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ‘la peste negra’, en la que murieron miles de personas. Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia en donde había comenzado la devoción del Rosario, tuvo una aparición en la cual Jesús, la Virgen María y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario.
El padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la debida aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió por toda la Iglesia.
La institución de la festividad del Santo Rosario
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos derrotaron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar, y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen.
El Papa Pío V pidió entonces a los cristianos rezar el Rosario por el éxito de la flota cristiana. En Roma estaba el Papa despachando diversos asuntos cuando, de repente, se levantó y anunció que la flota cristiana había salido victoriosa, por lo que ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron a Roma los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano.
A pesar de que Pío V había instituido la festividad de ‘Nuestra Señora de las Victorias’ el 7 de octubre, un año más tarde el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la festividad por el de ‘Nuestra Señora del Rosario’ y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre de cada año. Actualmente esta festividad se celebra cada 7 de octubre, aunque algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes de octubre,
El Rosario como objeto devocional
Es obvio que en tiempos de Santo Domingo no existía el Rosario como objeto devocional tal como lo conocemos hoy. No obstante existía un tipo de ‘contador’ para el rezo del Padrenuestro y de las Avemarías, que llevaba las cuentas a la vista.
Tal ‘contador’ era muy usado por los dominicos, pero es de uso anterior a la fundación de la Orden y figuraba en estatuas y en sepulcros, aunque con diez o doce cuentas solamente. Estas cuentas eran corredizas y otras estaban formadas por nudos, llamados ‘hilos de cuentas’. Ambas fueron usadas para el rezo del Rosario, ya que éste no tuvo su propio objeto devocional hasta que se estableció ya la fórmula rosariana. Actualmente el objeto devocional del Rosario tiene cincuenta y nueve cuentas, entre las del Credo (1), las Avemarías (53) y los Padrenuestros (5).
El rezo del Santo Rosario
Como dijimos antes, el rezo arrodillado del Santo Rosario era una práctica legislada por el propio fundador de la Orden de los Dominicos, Santo Domingo. Pero no sólo con él florece y se extiende el rezo del Ave María, sino que va a florecer en forma de ‘quincuagenas’, que es el número de cuentas del Rosario ya en su primera época. Las genuflexiones que se hacían y a las que se acompañaba por lo general el rezo del Ave María, era normalmente de cincuenta cuentas o múltiplos de este número.
En la actualidad el rezo del Santo Rosario se efectúa del siguiente modo:
.- Señal de la Cruz
.- Credo
.- Tres Avemarías
.- Gloria
.- Misterio
La oración recomendada por la Virgen en su aparición en Fátima para rezarla después del Gloria de cada uno de los cinco misterios es:
‘Oh Jesús, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia. Amén.’
Los misterios del Rosario y el día aconsejado para rezarlos son:
.- Misterios gozosos (lunes y sábado)
.- Misterios luminosos (jueves)
.- Misterios dolorosos (martes y viernes)
.- Misterios gloriosos (miércoles y domingo)
Cada grupo de misterios tiene cinco misterios individuales, de acuerdo al significado del grupo. Al final de los misterios se rezan las Letanías de la Santísima Virgen, lo cual constituye el final del rezo del Rosario.
El Rosario y los Pontífices
A lo largo de los siglos los Papas han fomentado la pía devoción del rezo del Rosario, e incluso se han otorgado indulgencias.
El Papa dominico San Pío XI (1566-1572) dio el encargo a su congregación de propagar el rezo del Santo Rosario. Su Santidad León XIII (1878-1903) escribió doce encíclicas referentes al Rosario, por lo cual mereció el título de ‘El Papa del Rosario’.
Ya en el siglo XX Su Santidad Juan Pablo II insistió en el rezo del Rosario en familia, en grupos e incluso en privado. Pidió que se invitara a todos a rezarlo y a no temer el compartir tan hermosa devoción, que es una catequesis de la fe.
Conclusión
La importancia del rezo del Rosario como medio eficaz para los creyentes, ha sido confirmada no sólo por los Pontífices, sino por la propia Virgen María. Es la oración de los sencillos y de los grandes, y está al alcance de todos, en todo tiempo y lugar.
El Santo Rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. En Lourdes la Virgen llevaba un Rosario en las manos cuando se le apareció a Santa Bernadette. Y también llevaba un Rosario cuando se apareció a los tres pastorcillos de Fátima, en donde ella misma les reveló a los niños su propio título: ‘Nuestra Señora del Rosario’.

domingo, 19 de julio de 2015

LAS PRECES DEL OPUS DEI


                  Las preces del Opus Dei
Todos los días, los fieles de la Prelatura elevan su corazón al Señor, mediante esta oración en la que alaban, agradecen y piden a Dios Padre, por Jesucristo en el Espíritu Santo, por las necesidades personales y de los demás.
El 10 de diciembre de 1930, san Josemaría escribía en sus Apuntes íntimos : Estos días estamos sacando copias de las “ Preces ab Operis Dei sociis recitandae". Las aprobó mi confesor. Se ve que el Señor, porque así ha de ser en la entraña su Obra, ha querido que comience por la oración [1].
Estas palabras del Fundador del Opus Dei son un fiel reflejo de su constante enseñanza: la oración es el cimiento del edificio espiritual [2], de toda labor sobrenatural y de toda acción apostólica; es el medio indispensable para avanzar en la lucha por la santidad [3]. En el Opus Dei, una manera de concretar esta necesidad —común a toda alma cristiana [4]— la constituye la oración de las Preces (plural del latín prex : plegaria, súplica). Todos los días, los fieles de la Prelatura elevan su corazón al Señor, mediante esta oración en la que alaban, agradecen y piden a Dios Padre, por Jesucristo en el Espíritu Santo, por las necesidades personales y de los demás. De este modo, en esta pequeña partecica de la gran familia de Dios, que es la Iglesia, se repite nuevamente aquella escena de la Iglesia primitiva que recoge san Lucas: perseveraban todos unánimes en la oración, y eran un solo corazón y una sola alma [5].
San Josemaría fue componiendo esta oración con textos tomados de la Sagrada Escritura y de la Liturgia de la Iglesia a lo largo de las primeras décadas de la existencia de la Obra. A través de la recitación diaria de estas plegarias, los fieles de la Prelatura agradecen a Dios el don de su vocación cristiana y manifiestan la plena disponibilidad para hacer su Voluntad. 



Las Preces comienzan con un serviam! que sintetiza el propósito de servir al Señor y promover la extensión de su Reino a todo el mundo, sin discriminación alguna. Por eso, después de dirigirse a la Santísima Trinidad con palabras de adoración y agradecimiento, los fieles de la Obra acuden ad Iesum Christum Regem , a Jesucristo Rey, que los envía a abrir, a todos los hombres, los caminos divinos de la tierra.
Poniéndose bajo la protección de Dios misericordioso con invocaciones del Salmo 27 [26] — el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? —, recurren también a la intercesión de la Santísima Virgen, medianera de todas las gracias, de San José, patrono de la Iglesia universal, de los Ángeles Custodios, en cuya fiesta nació el Opus Dei, y de san Josemaría, con afecto y confianza filial. Esta última invocación fue añadida el 17 de mayo de 1992 con motivo de la beatificación del Siervo de Dios Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, y retocada el 6 de octubre de 2002, día en que el Fundador fue canonizado por Juan Pablo II.
En las Preces vienen después una serie de peticiones. En primer lugar —como es natural— por el Santo Padre, para que el Señor lo conserve, lo vivifique y lo haga feliz en la tierra , y por los Obispos de las diversas diócesis. Se reza también por la unidad del apostolado —siguiendo el ejemplo de Jesucristo en la Última Cena: que todos sean una sola cosa, como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti — y por todos los que, por amor del nombre del Señor, cooperan con las actividades apostólicas de la Prelatura.
En continuidad con la súplica por los pastores de la Iglesia, se pide ahora por el Prelado del Opus Dei, familiarmente llamado “Padre", a quien Dios ha puesto en la tierra como cabeza de esta parte del Pueblo de Dios. Y, como es lógico, en esta oración de familia no puede faltar la petición por los demás fieles de la Prelatura, tanto los que aún están en el mundo como los difuntos.
En las oraciones finales, los fieles invocan nuevamente a Dios con la certeza de ser escuchados y, confiando en su misericordia, le piden que inflame sus corazones y sus entrañas —todo su ser— con el fuego del Espíritu Santo. Lo invocan también para que lleve a fin, con su inspiración y su ayuda, todas sus acciones: la oración, el trabajo y las más diversas ocupaciones. E impetran finalmente el gaudium cum pace , que son frutos de la lucha interior, un tiempo de verdadera penitencia, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia en el Opus Dei.
Por último, recurren a la intercesión de los Patronos de los apostolados de la Obra —los arcángeles san Miguel, san Gabriel y san Rafael y los apóstoles san Pedro, san Pablo y san Juan— y, si hay un sacerdote presente, imparte la bendición para que el Señor esté en vuestros corazones y en vuestros labios. Se acaba, en fin, con un saludo que recuerda al de los primeros cristianos, de sabor tan humano y sobrenatural: pax, in æternum. J. Yániz

[1] Apuntes íntimos , n. 128, en A. Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei , vol. I, Rialp, Madrid 1997, p. 368.
[2] Camino , n. 83.
[3] cfr. 1 Ts 4, 3.
[4] cfr. Catecismo de la Iglesia Católica , nn. 2744-2745.
[5] Hch 1, 14 y 4, 32.
-------------------Preces es una oración que deben recitar todos los miembros del Opus Dei cada día (de rodillas, después de haber besado el suelo). No se puede recitarles en otra lengua que el latín.
PRECES
Sérviam!
V /. Ad Trinitatem Beatíssimam.
R /. Grátias tibi, Deus, grátias tibi: vera et una Trínitas, una et summa Déitas, sancta et una Unitas.
V /. Ad Iesum Christum Regem.
R /. Dóminus Iudex noster; Dóminus Légifer noster; Dóminus Rex noster. Ipse salvabit nos.
V /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
R /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
V /. Exsurge, Christe, ádiuva nos.
R /. Et líbera nos propter nomen tuum.
V /. Dóminus illuminátio mea et salus mea: quem timebo?
R /. Si consistant adversum me castra, non timebit cor meum; si exsurgat adversum me proélium, in hoc ego sperabo.
V /. Ad Beatam Vírginem Mariam Mediatricem.
R /. Recordare, Virgo Mater Dei, dum stéteris in conspectu Dómini, ut loquaris pro nobis bona.
V /. Ad Sanctum Ioseph Sponsum Beatae Mariae Vírginis.
R /. Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum universae domus eius: ora pro nobis.
V /. Ad Angelos Custodes.
R /. Sancti Angeli Custodes nostri, deféndite nos in proélio ut non pereamus in tremendo iudício.
V /. Ad Sanctum Iosephmariam Conditorem nostrum.
R /. Intercede pro fíliis tuis ut, fideles spirítui Operis Dei, laborem sanctificemus et ánimas Christo lucrifácere quaeramus.
V /. Oremus pro Beatíssimo Papa nostro N.
R /. Dóminus conservet eum, et vivíficet eum, et beatum fáciat eum in terra, et non tradat eum in ánimam inimicorum eius.
V /. Oremus et pro Antístite huius dioecesis.
R /. Stet et pascat in fortitúdine tua, Dómine, in sublimitate nóminis tui.
V /. Oremus pro unitate apostolatus.
R /. Ut omnes unum sint, sicut tu Pater in me et ego in te: ut sint unum, sicut et nos unum sumus.
V /. Omne regnum divisum contra se, desolábitur.
R /. Et omnis cívitas vel domus divisa contra se non stabit.
V /. Oremus pro benefactóribus nostris.
R /. Retribúere dignare, Dómine, ómnibus nobis bona faciéntibus propter nomen tuum, vitam aeternam. Amen.
V /. Oremus pro Patre.
R /. Misericórdia Dómini ab aeterno et usque in aeternum super eum: custodit enim Dóminus omnes diligentes se.


V /. Oremus et pro frátribus nostris Operis Dei, vivis atque defunctis.
R /. Salvos fac servos tuos, Deus meus, sperantes in te.
V /. Mitte eis, Dómine, auxílium de sancto.
R /. Et de Sion tuere eos.
V /. Réquiem aeternam dona eis, Dómine.
R /. Et lux perpétua lúceat eis.
V /. Requiescant in pace.
R /. Amen.
V /. Dómine, exaudi orationem meam.
R /. Et clamor meus ad te véniat.
Sacerdos, si Preces moderatur, exsurgit et addit Dóminus vobiscum, stans etiam dum recitat orationem.
V /. Dóminus vobiscum.
R /. Et cum spíritu tuo.
Oremus.
Deus, cui próprium est misereri semper et párcere: súscipe deprecationem nostram. Ure igne Sancti Spíritus renes nostros et cor nostrum, Dómine: ut tibi casto córpore serviamus, et mundo corde placeamus.
Actiones nostras, quaésumus Dómine, aspirando praéveni et adiuvando proséquere: ut cuncta nostra orátio et operátio a te semper incípiat, et per te coepta finiatur. Per Christum Dóminum nostrum.
R/. Amen.
Omnes dicunt:
Gáudium cum pace, emendationem vitae, spátium verae poeniténtiae, grátiam et consolationem Sancti Spíritus atque in Opere Dei perseverántiam, tríbuat nobis Omnípotens et Miséricors Dóminus.
V /. Sancte Míchaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Gábriel.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ráphaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Petre.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Paule.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ioannes.
R /. Ora pro nobis.
Cum adsit aliquis Sacerdos, dignior ait:
Iube, Domne, benedícere.
Sacerdos benedicit:
Dóminus sit in córdibus vestris, et in lábiis vestris, in nómine Patris + et Fílii et Spíritus Sancti.
R /. Amen.
V /. Pax.
R /. In aeternum.

sábado, 11 de julio de 2015

IMPRESCINDIBLE MONTAR EL LÍO EN LAS DIÓCESIS

NUEVA EVANGELIZACIÓN...EN MARCHA Y SIN PARAR
Inicio / Nueva Evangelización
Marc y Florence de Leyritz en el ENE 2015 de Astorga

Las 5 vitaminas A, B, C, D y E para animar a parroquianos apáticos: sin ellas no se puede crecer

Las 5 vitaminas A, B, C, D y E para animar a parroquianos apáticos: sin ellas no se puede crecer
Florence de Leyritz, coacher y auditora en el Sínodo de Nueva Evangelización, en su taller para sacerdotes en el ENE 2015 de Astorga


7 julio 2015
Marc y Florence de Leyritz fueron el único matrimonio auditor en el último Sínodo de Nueva Evangelizacion. Tienen 5 hijos, vienen del mundo de la empresa, han sido promotores de Cursos Alpha de Evangelización en Francia y ahora apoyan su implantación a nivel internacional. Han fundado una plataforma para dar herramientas de avivamiento pastoral a sacerdotes y obispos llamada “Pastores según mi corazón”. Marc habla bien español y ha trabajado en distintos lugares de Hispanoamérica.

En el ENE 2015 (www.encuentroene.com), el Encuentro de Nueva Evangelización más influyente de España, celebrado el pasado fin de semana en Astorga, han explicado las “5 vitaminas que necesita el Cuerpo de Cristo para crecer” y cómo puede aplicarse en la vida personal y en las parroquias o diócesis.

1. Vitamina A de “Alabanza y Adoración”
Tanto la persona como la parroquia requieren oración, alabanza, adoración, liturgia… “Nuestras comunidades han de permitir que en la oración se sienta, que se experimente, a Dios. Que nuestra oración colectiva, sea con gregoriano o con guitarra eléctrica, muestre al visitante que se percibe la presencia de Dios”.

2. Vitamina B de “Buena comunidad”
Para evangelizar y para crecer espiritualmente, el individualismo es malo, y la comunidad es buena, incluso imprescindible. “En Francia somos muy individualistas y eso es malo para crear comunidad cristiana”, advierte Marc de Leyritz. “Hay estudios que señalan que las comunidades religiosas que crecen son aquellas que generan amistades: eso es clave. Estas comunidades han de estar abiertas a la amistad con recién llegados. Conozco docenas de personas que dicen: ‘hace 10 años que estoy en esta parroquia y nunca nadie me ha saludado’. ¿Sólo en Francia pasa eso?”

3. Vitamina C de “Carismas, cercanía y caridad”
Dios ha repartido sus dones y carismas, sus talentos, para que cada cristiano los ponga al servicio de los demás. Eso incluye servir desde la caridad y la cercanía, como Cristo que era cercano y caritativo, y que aún hoy “nos busca en un encuentro y un trato personal”. Este servicio necesita detectar en nosotros los dones espirituales: “los describe Pablo en 1 Corintios y en Romanos capítulo 12 y cada uno tenemos uno o varios para ayudar a construir el Cuerpo de Cristo. El problema es que en muchas comunidades desconocen qué dones tienen sus integrantes. Los líderes y los sacerdotes deberían ayudar a discernir esos dones y ponerlos a trabajar”.

4. Vitamina D de “Discipulado”
Jesús ordenó: “Id y haced discípulos”. Hacer discípulos es discipular, formar cristianos maduros. “Si los parroquianos no cambian y maduran en su fe con los años, no hay discípulos, no hay crecimiento en la vida cristiana”, denunció Marc de Leyritz. Cada parroquia o grupo debería plantearse si está haciendo discípulos, como pide Cristo, o meramente ofrece servicios y atiende a “consumidores de productos religiosos”.

5. Vitamina E de “Evangelización”
Como dejó ya claro Pablo VI en Evangelium Nuntiandii, “la Iglesia existe para evangelizar”. Evangelizar no es una cosa más que hacen algunos, sino la razón de ser de la Iglesia, y todo en ella, y en cada comunidad, parroquia, grupo, debe supeditarse a evangelizar. Lo que dificulte la evangelización debe retirarse. Los evangelizadores han de contagiar la salvación en Cristo.


Florence y Marc de Leyritz con el Papa Benedicto XVI en el Sínodo de Nueva Evangelización, donde participaron como auditores con una ponencia

La Iglesia en los últimos años
En sus viajes, y hablando con docenas de obispos y cientos de sacerdotes, Marc y Florence de Leyritz han constatado que la Iglesia ha ido adquiriendo conciencia de que su debilidad no estaba en los enemigos externos (el mundo, la sociedad consumista, el materialismo, etc…) sino que era una debilidad interna. “Benedicto XVI en su discurso en Alemanía decía que los adversarios de la iglesia no están fuera, sino dentro, ‘son los cristianos tibios’, dijo”. Cuando a Madre Teresa le preguntaron qué había que cambiar para mejorar la Iglesia, dijo: ‘Usted y yo’.”

Francisco en su discurso a los obispos latinoamericanos del CELAM pide renovar la Iglesia y salir al encuentro de la gente. Él, a la renovación, la llama “conversión pastoral”, la explica en los documentos de Aparecida y después en Evangelii Gaudium la detalla más. “Esa encíclica es un libro de referencia para leer en parroquias, comunidades”, insiste Marc.

En Brasil, el Papa dijo a los jóvenes: “Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga a la calle, quiero que se salga de lo que sea comodidad, de la mundanidad, del clericalismo, de estar cerrados en nosotros mismos… Los colegios, las parroquias, están para salir, si no salen se convierten en ONG. ¡Hagan lío!”, parafraseó De Leyritz.

“Lo que pide el Papa es un cambio muy grande en nuestras parroquias y en las relaciones.Este cambio es un lío, como avisa el Papa. No hay que asustarse, sino quererlo”, propone Marc de Leyritz. Y añade: “Francisco describe la Iglesia que quiere como una ‘comunidad de discípulos misioneros’. Yo la llamo una ’iglesia provocativa’, en el sentido de que provoca preguntas. Como en elprimer siglo, la gente mira a esas comunidades y se preguntan “¿por qué se aman así?”

Cambiar a los curas: “Pastores Según mi Corazón” 
Hace 5 años, Marc y Florence crearon una estructura para ayudar a los sacerdotes, y luego a los obispos, a juntarse para reflexionar y empezar a aplicar el “cambio pastoral” que pide la Iglesia, la plataforma “Pastores Según mi Corazón”(www.despasteursselonmoncoeur.fr)

“Dos cosas rompían nuestro corazón hace 5 años”, explicó Florence, que tiene mucha experiencia como coacher empresarial. “Veíamos que nuestros amigos curas con los que llevábamos 15 años trabajando, personas que habían tenido gran ardor, en 10 o 15 añosse agotaban, por soledad y por cansancio. Les costaba cada vez más mover a sus parroquias, relacionarse con sus laicos, con sus obispos… Otra cosa triste era ver que costaba mucho convencer a los sacerdotes para que implantasen Cursos Alpha en sus parroquias, incluso cuando veían que se producían conversiones. Un cura que había usado Alpha, y ahora tenía una gran parroquia en París, nos dijo: ‘tengo 150 actividades en la parroquia, querría ofrecer Alpha, pero no puedo hacer 151 actividades’. Y sufría porque tenía corazón de apóstol”.

“Pastores Según mi Corazón” defiende la siguiente tesis: “el líder cristiano, desde una visión dada por Dios, ejerce influencia en una parte del pueblo de Dios, y juntos intentan algo humanamente imposible; ese líder sufrirá pruebas mediantes las cuales Dios le hará crecer. Ese líder, además, formará nuevos líderes cristianos. Con esa definición trabajamos con obispos y sacerdotes con un curso”.

4 frutos de “Pastores Según mi Corazón”
El programa de “Pastores Según mi Corazón” persigue 4 objetivos:

1- Conocerse mejor para servir mejor: “qué dones te ha dado Dios, qué llamada –santa insatisfacción- te ha dado Dios; qué fuerzas y debilidades tienes, cómo vives las ‘5 vitaminas’ que hemos comentado”…

2- Cómo dar una visión a la parroquia, “porque si el pueblo no tiene visión perecerá” (Proverbios 18)

3- Cómo formar equipos según los dones que Dios da a la gente, no según las necesidades de la organización

4- Como afrontar las crisis en la iglesias: lograr la conversión pastoral, de estructuras y de personas…

“Nosotros queríamos empezar a dar el curso a obispos, por eso de que para barrer una escalera hay que empezar por arriba”, explicó Florence. Pero los obispos, muy interesados, nos dijeron: ‘vayan empezando con sacerdotes’. Empezamos con 35 sacerdotes, luego eran 50, luego 100, y ya con 150 sacerdotes algunos obispos decidieron probar. Has de lograr que sacerdotes, laicos y obispos se relacionen entre ellos. Tenemos dos angulos: uno teológico-bíblico, y otro de coaching (yo soy coacher profesional), con técnicas para cambiar, crecer y aprender”.

“Buscamos detectar esa santa insatisfacción del pastor y evangelizador, y también buscar el grito del pueblo, qué clama la gente, no sólo la de la parroquia, también la gente de fuera de la parroquia… y también detectar qué desea Dios para nosotros. Esa intersección es lo que nuestra Iglesia debe trabajar. Ese proceso te ayuda a crear la comunidad”, insiste Florence.


Florence de Leyritz habla en el ENE 2015

Como animar parroquianos apáticos
Muchos curas o líderes pueden decir, desanimados, que “en mi parroquia no querrán cambiar nada, creen que ya están bien, aunque nuestro pueblo sea de 20.000 personas y a misa vengan sólo 200”. Otros detectan que su parroquia nunca se dejará transformar por un cura nuevo o equipo de recién llegados con ideas novedosas.

Un punto fuerte de Florence es que tiene todo un arsenal de técnicas para lograr que sean los propios parroquianos los que se convenzan de que hay que cambiar la parroquia y se entusiasmen con ello.

Por ejemplo, “a veces enviamos a 100 parroquianos a que hagan la prueba ellos mismos, que salgan a la calle y paren a los vecinos planteando: ‘estamos haciendo una encuesta, ¿por qué cree usted que la gente no va a la Iglesia, qué cree que buscan las personas hoy,qué haría falta para que usted acudiese a la parroquia?’” Cuando los parroquianos vuelven con las respuestas les hacen debatirlas y comentarlas entre ellos. Eso despierta su deseo de cambio para llegar a los alejados.

Otro ejemplo: se puede convocar a los parroquianos y sentarlos en grupitos pequeños, de 5 o 6 personas, y pedirles que den una puntuación a su parroquia en las ‘5 vitaminas”: ¿qué nota le pondríamos a la parroquia actualmente en A-Alabanza? ¿Y en B-Buena comunidad? ¿Y en C-Carismas y Caridad? ¿Y en D-Discipulado? ¿Y en E-Evangelización? Los propios parroquianos, sin que nadie se lo diga, se darán cuenta que su parroquia probablemente es bastante eficaz –aunque sea mejorable- en el culto y en Cáritas, perono hace casi nada en evangelización y nada de nada en discipulado. Una vez ellos mismos lo admitan, se puede empezar a trabajar para corregir el “déficit en esa vitamina”. Sin las 5 vitaminas, el cuerpo enferma.

SANTA MISA CON EL PADRE PÍO

LA SANTA MISA EXPLICADA POR SAN PÍO DE PIETRELCINA

(Testimonio del P. Derobert, hijo espiritual del Padre Pío)

El Padre Pío celebrando la Santa MisaÉl me había explicado poco después de mi ordenación sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo la cronología de la Misa y la de la Pasión. Se trataba de comprender y de darse cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo. Desde ese momento Jesús en su Sacerdote, revive indefinidamente la Pasión.

Desde la señal de la cruz inicial hasta el ofertorio es necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía, sufriendo ante esta "marea negra" de pecado. Hay que unirse a él en el dolor de ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica había que escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente a nosotros.

El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha llegado...

El Prefacio, es el canto de alabanza y de agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta "Hora".

Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la Consagración nos encontramos ¡rápidamente! con Jesús en la prisión, en su atroz flagelación, su coronación de espinas y su camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén teniendo presente en el "momento" a todos los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.

La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la Sangre derramada ahora. Es místicamente, la crucifixión del Señor. Y por eso el Padre Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.

El Padre Pío celebrando la Santa MisaNos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos desde este instante, al Padre, el Sacrificio Redentor. Es el sentido de la oración litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.

El "Por él, con él y en él" corresponde al grito de Jesús: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Desde ese momento, el Sacrificio es consumado y aceptado por el Padre. Los hombres, en adelante, ya no están separados de Dios y se vuelven a encontrar unidos. Es la razón por la que, en este momento, se recita la oración de todos los hijos: "Padre Nuestro....."

La fracción del Pan marca la muerte de Jesús.....

La intinción, el instante en el que el Padre, habiendo quebrado la Hostia (símbolo de la muerte...) deja caer una partícula del Cuerpo de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la Resurrección, pues el Cuerpo y la Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo a quien vamos a recibir en la comunión.

La bendición del Sacerdote marca a los fieles con la cruz, como signo distintivo y a la vez como escudo protector contra las astucias del Maligno....

Se comprenderá que después de haber oído de la boca del P. Pío tal explicación, sabiendo bien que él vivía dolorosamente esto, me haya pedido seguirle por este camino...lo que hago cada día...¡y con cuánta alegría!.

SAN BENITO DE NURSIA. ORA ET LABORA

SAN  BENITO
Patron de Europa, fundador de la Orden Benedictina

Benito de Nursia (Nursia480 – Montecasino21 de marzo de 547) fue un religioso cristiano, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente. Fundó la orden de los benedictinos cuyo fin era establecer monasterios basados en la autarquía, es decir, autosuficientes; comúnmente estaban organizados en torno a la iglesia de planta basilical y el claustro. Es considerado patrón de Europa y patriarca del monacato occidental. Benito escribió una regla para sus monjes que fue llamada "La Santa Regla" que ha sido inspiración para muchas de las de otras comunidades religiosas.
San Benito nació de familia rica en Nursia, región de Umbría, Italia, en el año 480. Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad. 
Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía.
Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva.
Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía. 
Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundo su primer monasterio en en la montaña de Cassino en 529 y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la fe en tiempos de crisis. 
Vida de oración disciplina y trabajoSe levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde. Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos. 
Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.
San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, santa Escolástica. Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta el 11 de julio.


El ejemplo de San 
El ejemplo de San Benito: “Ora et labora”
Juan Pablo II, Nursia, 23-3-1980


San Benito supo interpretar con perspicacia y de modo certero los signos de los tiempos de su época, cuando escribió su Regla en la que la unión de la oración y del trabajo llega a ser para los que la aceptan el principio de la aspiración a la eternidad: “Ora et labora, ora y trabaja”...Interpretando los signos de los tiempos, Benito vio que era necesario realizar el programa radical de la santidad evangélica...de una forma ordinaria, en las dimensiones de la vida cotidiana de todos los hombres. Era necesario que “lo heroico” llegara a ser lo normal, lo cotidiano, y que lo normal y lo cotidiano llegue a ser heroico. De este modo, como padre de los monjes, legislador de la vida monástica en Occidente, llegó a ser también pionero de una nueva civilización. Por todas partes donde el trabajo humano condicionaba el desarrollo de la cultura, de la economía, de la vida social, añadía Benito el programa benedictino de la evangelización que unía el trabajo a la oración y la oración al trabajo...

En nuestra época, San Benito es el patrón de Europa. No lo es únicamente por sus méritos particulares de cara a este continente, su historia y su civilización. Lo es también en consideración a la nueva actualidad de su figura de cara a la Europa contemporánea. Se puede desligar el trabajo de la oración y hacer de él la única dimensión de la existencia humana. La época actual tiene esta tendencia... Se tiene la impresión de una prioridad de la economía sobre la moral, de una prioridad de lo material sobre lo espiritual. Por una parte, la orientación casi exclusiva hacia el consumo de bienes materiales quita a la vida humana su sentido más profundo. Por otra parte, en muchos casos, el trabajo ha llegado a ser un peso alienante para el hombre...y casi contra su propia voluntad, el trabajo se ha separado de la oración, quitando a la vida humana su dimensión trascendente...

No se puede vivir de cara al futuro sin comprender que el sentido de la vida es más grande que lo material y pasajero, que este sentido está por encima de este mundo. Si la sociedad y las personas de nuestro continente han perdido el interés
por este sentido, tienen que recobrarlo... Si mi predecesor Pablo VI llamó a San Benito de Nursia patrón de Europa, es porque podía ayudar a este respecto a la Iglesia y a las naciones de Europa.

MEDALLA DE SAN BENITO


Cara Frontal[editar]

Anverso de la medalla de San Benito.
Al frente de la medalla aparece la figura de San Benito sosteniendo dos cosas. Sostiene en su mano derecha una cruz (a la cual la tradición le adjudica un gran amor por parte del monje, y en su mano izquierda el libro de las Reglas, con la oración rodeando la figura del santo:Eius in obitu nostro praesentia muniamur!: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia". (Oración de la Buena Muerte). Benito es el patrón de la buena muerte. En el fondo de la imagen aparece una copa envenenada, de la cual, cuando el santo hizo sobre ella la señal de la cruz, salió una serpiente. Un enemigo celoso intentó envenenarlo dándole una hogaza de pan envenenada, mas al pretender comérsela se la llevó un cuervo (estos detalles aparecen en la medalla). Arriba de la cruz aparecen las palabras Crux sanctis patris Benedicti

Reverso de la medalla[editar]

El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:
Reverso de la medalla de San Benito.
  • Crux Sancti Patris Benedicti (C.S.P.B.): que en castellano es: Cruz del Santo Padre Benito
  • Crux Sancta Sit Mihi Lux (C.S.S.M.L.): "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
  • Non Draco Sit Mihi Dux (N.D.S.M.D.): "No sea el demonio mi señor/guía (dux = duque = Señor (en un sentido feudal), en clara analogía al Señor Celeste, Dios mismo)." (crucero horizontal)
En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
  • Vade Retro Satana! (V.R.S.): "¡Retrocede, Satanás!" (Vade =Ir ; Retro= Atrás)
  • Nunquam (algunos dicen que es "Non") Suade Mihi Vana! (N.S.M.V.): "No me persuadas con cosas vanas"
  • Sunt Mala Quae Libas (S.M.Q.L.): "Malo es lo que me ofreces"
  • Ipse Venena bibas (I.V.B.): "Bebe tú mismo tus venenos"
  • PAX: "Paz".