SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 27 de marzo de 2016

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN




Del Evangelio según San Lucas: (Hoy corresponde E. según San Juan)

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. 
 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. 
Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: 
 "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día"".
Y las mujeres recordaron sus palabras.
Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. 
Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban
Ellas contaron todo a los Apóstoles, 
pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.
Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.



RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA,ALELUYA

sábado, 26 de marzo de 2016

ORACION A LA CRUZ .PAPA FRANCISCO. VIA CRUCIS VIERNES SANTO 2016 COLISEO ROMA



Oración del Papa a la conclusión del Via Crucis

Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame.

Misioneras de la Caridad asesinadas en Yemen
Mártires de la Iglesia ejecutadas brutalmente el 4.3.2016

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los rostros de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras y de la violencia, y que con frecuencia sólo encuentran la muerte y a tantos Pilatos que se lavan las manos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los doctores de la letra y no del espíritu, de la muerte y no de la vida, que en vez de enseñar la misericordia y la vida, amenazan con el castigo y la muerte y condenan al justo.



Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los corazones endurecidos de los que juzgan cómodamente a los demás, corazones dispuestos a condenarlos incluso a la lapidación, sin fijarse nunca en sus propios pecados y culpas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los que quieren quitarte de los lugares públicos y excluirte de la vida pública, en el nombre de un cierto paganismo laicista o incluso en el nombre de la igualdad que tú mismo nos has enseñado.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los traidores que por treinta denariosentregan a la muerte a cualquier persona.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los necios que construyen depósitos para conservar tesoros que perecen, dejando que Lázaro muera de hambre a sus puertas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los destructores de nuestra «casa común» que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ancianos abandonados por sus propios familiares, en los discapacitados, en los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro Mediterráneo y en el Mar Egeoconvertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada.

Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y vía de la Resurrección, aún hoy te seguimos viendo en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el aplausoo la admiración de los demás.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros fieles y humildes que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida de los últimos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el rostro de las religiosas y consagrados –los buenos samaritanos– que lo dejan todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la injusticia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los misericordiosos que encuentran en la misericordia la expresión más alta de la justicia y de la fe.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las personas sencillas que viven con gozo su fe en las cosas ordinarias y en el fiel cumplimiento de los mandamientos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los arrepentidos que, desde la profundidad de la miseria de sus pecados, saben gritar: Señor acuérdate de mí cuando estés en tu reino.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los beatos y en los santos que saben atravesar la oscuridad de la noche de la fe sin perder la confianza en ti y sin pretender entender tu silencio misterioso.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las familias que viven con fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los voluntarios que socorren generosamente a los necesitados y maltratados.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los perseguidos por su fe que con su sufrimiento siguen dando testimonio auténtico de Jesús y del Evangelio.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los soñadores que viven con un corazón de niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.

En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el extremo, y vemos el odio que domina y ciega el corazón y la mente de los que prefieren las tinieblas a la luz.

Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la humanidad del diluvio del pecado, líbranos del mal y del maligno. Oh Trono de David y sello de la Alianza divina y eterna, despiértanos de las seducciones de la vanidad. Oh grito de amor, suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz.

Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer o debilitar. Amén.

viernes, 25 de marzo de 2016

VIERNES SANTO 2016




           Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.


Dios mío, de día te grito, y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.



En ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres;
en ti confiaban, y no los defraudaste.



Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;
al verme, se burlan de mí, 
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere."



Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, que el peligro está cerca
y nadie me socorre.



Me acorrala un tropel de novillos,
me cercan toros de Basán;
abren contra mí las fauces
leones que descuartizan y rugen.



Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;



mi garganta está seca como una teja,
la lengua se me pega al paladar;
me aprietas contra el polvo de la muerte.



Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;




me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.



Ellos me miran triunfantes,
se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.



Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida, de la garra del mastín;
sálvame de las fauces del león;
a este pobre, de los cuernos del búfalo.



Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.



Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica.

jueves, 24 de marzo de 2016

ORACIONES POR EL P. TOM UZHUNNALIL




NIEGAN LOS RUMORES DE QUE ESTÉ SIENDO TORTURADO

La Familia Salesiana pide oraciones por la liberación del P. Tom Uzhunnalil

La Familia Salesiana pide que se rece en la Semana Santa y, en particular, el jueves tras la Eucaristía «in Cena Domini», por la liberación del P. Tom Uzhunnalil, el sacerdote indio secuestrado por el comando islamista que asesinó a cuatro monjas en Yemen.
23/03/16 4:56 AM | Imprimir | Enviar
(AIN) Este es el llamamiento lanzado por el Rector Mayor en un mensaje de vídeo que se publica hoy en la dirección del instituto. AsiaNews ha compartido el texto para mantener la atención en la tragedia que golpeó a la pequeña comunidad católica de Yemen.
Desde el pasado 4 de marzo, el p. Tom Uzhunnalil está en manos de un grupo yihadista, con toda probabilidad, vinculado al Estado Islámico (IS), que masacró a cuatro monjas de la Madre Teresa y otras 12 personas en Adén, en el sur del país.
Hasta ahora no ha habido ninguna palabra oficial sobre el destino del sacerdote, de 56 años, nacido en Ramapuram, cerca de Pala (Kottayam, Kerala), de una familia profundamente católica. Su tío Matteo, que murió el año pasado, también salesiano, es el fundador de la misión en Yemen. El Padre Tom está en Yemen desde hace cuatro años.
En este momento en la India circulan rumores sin fundamento de un plan elaborado por los secuestradores que prevé la tortura, el asesinato y la crucifixión del sacerdote el 25 de marzo, coincidiendo con el Viernes Santo, que conmemora la pasión y muerte de Cristo. Se trata de rumores no confirmados, pero que ayudan a alimentar los temores sobre el destino del salesiano.
En respuesta, los hermanos y la Familia Salesiana invitan a «vivir un momento muy intenso de oración en la noche del Jueves Santo, cuando acompañarán a Jesús en el dolor y la soledad de Getsemaní». «Continuamos siguiendo con dolor y con gran preocupación, lo que está sucediendo a nuestro hermano Tom, un salesiano de Don Bosco, que desapareció y de quien no sabemos nada. Deseo expresar - dice el Rector Mayor - también a través de nuestro cercanía y nuestra simpatía a su familia».



LA ORFANDAD DE LOS CATÓLICOS


La orfandad de los católicos.


Mons Reig -del que me declaro absolutamente a favor; me parece un gran pastor- lo acaba de decir, el pasado 15 de marzo: “Hoy sentimos los católicos una orfandad en el campo cultural, político y social”. Y tiene toda la razón. Como se dice coloquialmente, “tiene más razón que un santo".
Y el motivo de su queja es, a mi entender, que los católicos han desaparecido -exagerando, claro- en todos esos campos: en la educación, en la cultura, en la politica, en la medicina, en la judicatura, en el mundo empresarial, en los medios de comunicación…, se han vendido a Mammona. 
De hecho -es algo que se hace visible precisamente por su ausencia clamorosa-, el pensamiento católico no influye lo que debería; porque los católicos, en muchos casos a nivel personal, pero incluso “sociológicamente", podría decirse que ya no son católicos. Por eso, ¿como va a estar presente el “pensamiento católico", si está ausente la “vida católica"? Vuelvo a decir que exagerando, si se toma como un absoluto. Porque excepciones, las hay. Pero sí es cierto que, a nivel de país, los católicos han desertadoSi lo han hecho de las parroquias -en el cumplimiento dominical, por ejemplo, que es lo más para un católico-, ¿cómo van a estar presentes, como católicos, en los demás campos? Ni saben siquiera ya lo que eso significa.
Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación? Me va a perdonar mons Reig Plá, porque no lo digo por él, ya que es de las poquísimas voces de la Jerarquía que se oye en este Pais. Pero la primera “orfandad” de los católicos la hemos sufrido, y seguimos sufriéndola, de los mismos pastores -sacerdotes, por ejemplo-, y no digamos de la Jerarquía católica, a cuyo frente están los obispos españoles: por acción u omisión han permitido todo lo que ha pasado no solo delante de sus ojos, sino en el ámbito en el que ellos deberían haber mandado y actuado: en colegios confesionales, parroquias, conventos, casas de espiritualidad, comunidades, etc., hasta el punto de que, a día de hoy, la Iglesia católica en España, ha “desaparecido", sociológicamente hablando.
Sí, los primeros que se han callado -que han desaparecido del mapa, y han hecho mutis por el foro- han sido los pastores, y han dejado a las ovejas a merced de los lobos, hasta el punto de que católicos quedan, sí; la Iglesia en España se ha convertido literalmente en un “pusillus grex", sí, también; pero estas ovejas, con sus pastores al frente, han perdido su genuino ADN: son más producto de una fecundación in vitro al tuntún, que de una “genética” seleccionada y mejorada. La media de edad de la gente en Misa -hablo en general, y hay escepciones, por supuesto- lo demuestra.
Como la historia, cuando se olvida, se repite -y siempre a peor-, esto no es la primera vez que pasa. Ya san Gregorio Magno clamaba contra los pastores que no solo no pastoreaban, sino que abandonaban a la grey. Escribía y predicaba el Papa, Santo y Grande: “Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor, porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio. Descuidamos, en efecto, fácilmente el ministerio de la predicación y, para vergüenza nuestra, seguimos llamándonos obisposnos place el prestigio que da este nombre, pero, en cambio, no poseemos la virtud que este nombre exige. Así,contemplamos plácidamente cómo los que están bajo nuestro cuidado abandonan a Dios, y nosotros no decimos nada; se hunden en el pecado, y nosotros nada hacemos para darles la mano y sacarlos del abismo […].Pero, ¿cómo podríamos corregir a nuestros hermanos, nosotros que descuidamos incluso nuestra propia vida? Entregados a las cosas de este mundo, nos vamos volviendo tanto más insensibles a las realidades del espíritu, cuanto mayor empeño ponemos en interesarnos por las cosas visibles” (31-III-591).
Ante el papa san Gregorio no tengo nada que añadir. Rezar, sí.
(COLABORACIÓN EN INFOCATÓLICA, ESRITA POR EL SACERDOTE  D.JOSÉ LUIS ABERASTURI)
***** De todas formas a pesar de lo que expresa el artículo, las actitudes repetitivas siempre en la historia de la Iglesia, porque las personas no son perfectas, hay que resaltar la actividad, el trabajo silencioso y constante, a veces en la Cruz del sufrimiento, de muchos sacerdotes, religiosos y religiosas que verdaderamente  entregan su vida al servicio de los demás y aunque la orfandad sea posiblemente real y visible en  algunas ocasiones, la verdad es que esa orfandad supuesta está siempre cuidada por Aquel que murió en la Cruz y por el Espíritu Santo, que nunca nos deja, y como no, por el Padre, que todo lo permite porque nos hizo libres, pero con la responsabilidad clara de esa libertad. Lo mejor, rezar. Dios con nosotros siempre.

JUEVES SANTO: INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTIA



LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
El evangelista San Juan introduce la narración de la Última Cena con estas solemnes palabras: «Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo». Y sigue el relato del lavatorio de los pies y demás.
Por su parte, los Evangelios sinópticos nos dicen que, llegado el día de los Ázimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua, Jesús envió a Pedro y a Juan diciendoles: «Id y preparadnos la Pascua para que la comamos». Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?» Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre, y diréis al dueño de la casa: "El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?" Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; haced allí los preparativos». Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.
Cuando llegó la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y, mientras estaban cenando, les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios».
Tomó luego pan y dando gracias lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dando gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Y añade San Pablo: «Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga».
Terminada la Cena, en la que Jesús instituyó, además de la Eucaristía, el orden sacerdotal y dio a sus discípulos el que por antonomasia es su mandamiento: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado», salió con ellos hacia el monte de los Olivos, y por el camino les anunció, una vez más, que eran inminentes los acontecimientos de su Pasión.
En verdad, «Misterio de luz es la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad "hasta el extremo" y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio».

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«Mientras estaban cenando...». Jesús utiliza el marco de la cena pascual judía, que celebra entonces por última vez, para instituir, en su lugar, una cena nueva, sagrada y repetible por los discípulos.
El Concilio Vaticano II nos enseña: «Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura» (SC 47).
La Eucaristía es «fuente y cima de toda la vida cristiana» (LG 11). «Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua» (PO 5).
El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras «hasta que venga», no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores delmemorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.
San Francisco contempla enlazados los misterios de la Eucaristía y de la Encarnación cuando dice: «Hijos de los hombres, ¿por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? Ved que diariamente se humilla, como cuando desde el trono real descendió al seno de la Virgen; diariamente viene a nosotros Él mismo en humilde apariencia; diariamente desciende del seno del Padre sobre el altar en las manos del sacerdote. Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan consagrado. Y lo mismo que ellos, con la mirada corporal, sólo veían su carne, pero, contemplándolo con ojos espirituales, creían que Él era Dios, así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero».
Y cuando escribe a sus sacerdotes: «Oídme, hermanos míos: si la bienaventurada Virgen es de tal suerte honrada, como es digno, porque lo llevó en su santísimo seno; si el Bautista se estremeció y no se atrevió a tocar la cabeza santa de Dios; si el sepulcro, en el que yació por algún tiempo, es venerado, ¡cuán santo, justo y digno debe ser quien toca con sus manos, toma en su corazón y en su boca y da a los demás para que lo tomen, al que ya no ha de morir, sino que ha de vivir eternamente y ha sido glorificado, a quien los ángeles desean contemplar!».


sábado, 19 de marzo de 2016

HIMNO AL GLORIOSO SAN JOSÉ


Sagrada Familia. Murillo
Catedral Budapest




Himno a San José 
Hoy a tus pies ponemos nuestra vida;
hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!
Escucha nuestra oración y por tu intercesión
obtendremos la paz del corazón.
En Nazaret junto a la Virgen Santa;
en Nazaret, ¡Glorioso San José!
cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
fuiste digno custodio de la luz.
Con sencillez humilde carpintero;
con sencillez, ¡Glorioso San José!
hiciste bien tu labor obrero del Señor
ofreciendo trabajo y oración.
Tuviste Fe en Dios y su promesa;
tuviste Fe, ¡Glorioso San José!
Maestro de oración alcánzanos el don
de escuchar y seguir la voz de Dios.