SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 6 de marzo de 2016

IV DOMINGO DE CUARESMA . DOMINGO DE LAETARE


RECEMOS POR LAS 4 MISIONERAS DE LA CARIDAD Y COLABORADORES
ASESINADOS EN YEMEN HACE 2 DÍAS.
RECEMOS POR ESTA CELEBRACIÓN DE MISIÓN CONTRA EL HAMBRE, 
Y LA ACTIVIDAD MISONERA EN HISPANOAMERICA, SIN OLVIDAR LA 
NECESIDAD DE IDÉNTICA ACCIÓN EVANGELIZADORA A EUROPA.
QUE LA SANGRE DE ESTAS MÁRTIRES MISIONERAS DE LA
CARIDAD SEAN FRUTO DE NUMEROSAS VOCACIONES.
QUE ELLAS DESDE EL CIELO, MÁRTIRES DE LA IGLESIA, RUEGUEN POR
TODOS.


Evangelio (Lc 15,1-3.11-32): En aquel tiempo, viendo que todos los publicanos
y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y los escribas 
murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». 
Entonces les dijo esta parábola. «Un hombre tenía dos hijos; y el menor 
de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde’. 
Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y 
se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un 
libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, 
y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos
de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su 
vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. 
Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en 
abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a 
mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser 
llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Y, levantándose, partió 
hacia su padre.

»Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello
y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no 
merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traed aprisa el 
mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los 
pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, 
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido 
hallado’. Y comenzaron la fiesta.

»Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la 
música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era 
aquello. El le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, 
porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le 
suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé 
de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una 
fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu 
hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!’ Pero él le dijo:
‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una 
fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida;
estaba perdido, y ha sido hallado’».
Comentario: Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (La Fuliola, Lleida, España)
«Padre, pequé contra el cielo y ante ti»
Hoy, domingo Laetare (“Alegraos”), cuarto de Cuaresma, escuchamos nuevamente
este fragmento entrañable del Evangelio según san Lucas, en el que Jesús justifica su práctica
inaudita de perdonar los pecados y recuperar a los hombres para Dios.

Siempre me he preguntado si la mayoría de la gente entendía bien la expresión “el hijo
pródigo” con la cual se designa esta parábola. Yo creo que deberíamos rebautizarla con el
nombre de la parábola del “Padre prodigioso”.

Efectivamente, el Padre de la parábola —que se conmueve viendo que vuelve aquel hijo
perdido por el pecado— es un icono del Padre del Cielo reflejado en el rostro de Cristo:
«Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó
efusivamente» (Lc 15,20). Jesús nos da a entender claramente que todo hombre, incluso el
más pecador, es para Dios una realidad muy importante que no quiere perder de ninguna
manera; y que Él siempre está dispuesto a concedernos con gozo inefable su perdón (hasta el
punto de no ahorrar la vida de su Hijo).

Este domingo tiene un matiz de serena alegría y, por eso, es designado como el domingo
“alegraos”, palabra presente en la antífona de entrada de la Misa de hoy: «Festejad a
Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría». Dios se ha
compadecido del hombre perdido y extraviado, y le ha manifestado en Jesucristo —muerto
y resucitado— su misericordia.

Juan Pablo II decía en su encíclica Dives in misericordia que el amor de Dios, en una historia
herida por el pecado, se ha convertido en misericordia, compasión. La Pasión de Jesús es la
medida de esta misericordia. Así entenderemos que la alegría más grande que damos a
Dios es dejarnos perdonar presentando a su misericordia nuestra miseria, nuestro pecado.
A las puertas de la Pascua acudimos de buen grado al sacramento de la penitencia,
a la fuente de la divina misericordia: daremos a Dios una gran alegría, quedaremos llenos
de paz y seremos más misericordiosos con los otros. ¡Nunca es tarde para levantarnos y
volver al Padre que nos ama!

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