SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

viernes, 30 de noviembre de 2012

Y AL INSTANTE,DEJANDO LA BARCA Y A SU PADRE, LE SIGUIERON

Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.
Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
 

Esta mañana en Misa, me han impresionado las palabras evangélica que titulan este post...
¡Cuántos hombre y mujeres han dejado la barca que tenían entre sus  manos, para seguir al Señor y  servir a los demás...!

LA CORONA DE ADVIENTO



CORONA DE ADVIENTO





La corona de Adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violetas, y una es rosa. El primer domingo de Adviento encendemos la primera vela y cada domingo de Adviento encendemos una vela más La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo., hasta llegar a la Navidad en que se puede encender una quinta que se coloca en el centro y puede ser blanca.
Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Si no hay velas de esos colores aun se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.
Origen: La corona de Adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de Adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas.
En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el Adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
Las ramas de verde perenne recuerdan Jesús es la luz eterna. En los países fríos se escogen ramas de los árboles que no pierden sus hojas en el invierno, para simbolizar que Dios no cambia.
El círculo nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin, es eterno.

domingo, 25 de noviembre de 2012

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO SOLEMNIDAD


Oh Príncipe absoluto de los siglos,
oh Jesucristo, Rey de las naciones:
te confesamos árbitro supremo
de las mentes y de los corazones.

En la tierra te adoran los mortales
y los santos te alaban en el cielo,
unidos a sus voces te aclamamos
proclamándote Rey del Universo.

Oh Jesucristo, príncipe pacífico:
somete a los espíritus rebeldes,
y haz que encuentren el rumbo los perdidos
y que en un solo aprisco se congreguen.

Para eso pendes de una cruz sangrienta,
y abres en ella tus divinos brazos;
para eso muestras en tu pecho herido
tu ardiente corazón atravesado.

Para eso estás oculto en los altares
tras las imágenes del pan y el vino;
para eso viertes de tu pecho abierto
sangre de salvación para tus hijos.

Por regir con Amor el universo,
Glorificado seas, Jesucristo,
que repartes los cetros de la tierra; 
y que contigo y con tu eterno Padre
también reciba gloria el Santo Espíritu. Amén.


Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.




La fiesta, celebrada por primera vez el 31 de diciembre de 1925, fue instituida en la carta encíclica Quas Primas de Pío IX en donde se explica su carácter y sentido.


 Acerquémonos con profunda reverencia al trono de su Majestad, nuestro divino Rey, Cristo Jesús, y ofrezcámosle el homenaje de nuestra humilde adoración. Adoremos y alabemos a Aquel a quién el eterno Padre dijo: Pídeme y te daré las gentes y naciones por tu reino. (Sal. 2, 8) 


Jesucristo Rey de los Mártires

                                     

   Veneramos, oh Jesús, vuestro reino eterno que poseéis como Hijo de Rey Eterno, igual en todo al Padre en majestad, omnipotencia y gloria. Vuestros son los cielos y vuestra es la tierra. Vos creasteis al universo y cuanto existe. Todas las cosas fueron hechas por Vos y sin Vos nada se hizo de cuanto se ha creado. El orbe entero es vuestro y vos reinareis de mar en mar, hasta los últimos confines de la tierra.



-Señor, ten misericordia de nosotros,
-Cristo, ten misericordia de nosotros,
-Señor, ten misericordia de nosotros,
-Cristo óyenos,
-Cristo escúchanos, Se repite
-Dios, Padre celestial,
-Dios Hijo, Redentor del mundo,
-Dios Espíritu Santo,
-Trinidad santa, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros.

-Jesús, Rey, verdadero Dios y verdadero hombre, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los cielos y de la tierra, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los ángeles, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los apóstoles, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los mártires, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los confesores, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los vírgenes, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de todos los santos, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de la santa Iglesia, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los sacerdotes, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de los reyes, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de las naciones, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de nuestros corazones, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey y esposo de nuestras almas, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey, Salvador y Redentor nuestro, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey, y Dios nuestro, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey y Maestro nuestro, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey y Pontífice nuestro, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey y Juez nuestro, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de gracia y santidad, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de amor y justicia, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de vida y de paz, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de la verdad y de la sabiduría, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey del universo, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de la gloria, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey Altísimo, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey Todopoderoso, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey invencible, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey sapientísimo, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey benevolentísimo, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey pacientísimo, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey flagelado, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey coronado de espinas, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey crucificado, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey gloriosamente resucitado, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey de amor en el Santísimo Sacramento, Ten piedad de nosotros.
-Jesús, Rey nuestro amantísimo, Ten piedad de nosotros.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.


-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.
V. Bendecid vuestro pueblo, oh Jesús Rey; gobernadnos y protegednos.
R. Vivid y reinad en nuestros corazones y en los corazones de todos los hombres.


ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios, que en vuestro amado Hijo, Rey del universo, resolvisteis renovar todas las cosas, conceded benignamente que todos los hombres pecadores se sujeten a su suave yugo y dominio, quien vive y reina con Vos por los siglos de los siglos. Amén. 

Cristo Rey  en Świebodzin, Polônia
                                               








sábado, 24 de noviembre de 2012

AVE MARÍA, MATER ECCLESIAE




Música
Ave María Interludio Cavalleria Rusticana

 «La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud»   Benedicto XVI 




Ver vídeo en You Tube, del Ave María cantado por Plácido Domingo y Sissel
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=kidDZhFqINI


(Fotografía y música del Blog de Angel Toledano, Siete en familia)

viernes, 23 de noviembre de 2012

1989

Hoy 23 de Noviembre estando en otra ciudad, llaman a mi puerta de madrugada...ya había comenzado el parto...había roto aguas, y todo estaba preparado hasta que yo llegara...porque yo tenía que llegar para irnos al hospital.
No había móviles, no tenía teléfono en la casa en que vivía y Agurtxane, advertida, pues ella sí tenía teléfono, estaba dispuesta a buscarme a la hora que fuese si se presentaba el parto.Ella era la depositaria de la llamada esperada.
Siempre se lo agradeceré.
Rápido, bajé a mi coche, un opel corsa, que debía transformarse en un Concorde, y esa era mi sensación, yo no conducía, volaba.
De madrugada, la carretera libre, solo para mí, y mi pié incrustado en el acelerador,  me ayudaron a llegar a mi casa mas pronto que  nunca, y allí esperando los familiares que se quedaban con mis hijas...
Nos fuimos al hospital y en un día como hoy nació nuestro hijo Miguel. hace 23 años.

¡¡¡ Feliz Cumpleaños Ito !!!

lunes, 19 de noviembre de 2012

MADRE DE LA DIVINA PROVIDENCIA

Madre de la Divina Providencia


Oración a la Madre de la Divina Providencia

Acuérdate Buena y Misericordiosísima Virgen María
Que nos has sido dada para ser nuestra Providencia.
Llenos de confianza en tu patrocinio a ti recurrimos
Invocando tu ayuda en nuestras necesidades,
a ti confiamos nuestras penas, 
Bendice nuestras aspiraciones.
Protege la Santa Iglesia, nuestra Patria y nuestras Familias.
Ampara a todos aquellos que acuden a ti,
  y aquellos que ya no saben recurrir a tu ayuda.
Abre tu corazón tan bueno, depositario de nuestras penas,
y porque Tú eres nuestra tierna Madre,
Señora de la Providencia, acoge benigna nuestras oraciones.
Amén.

Patrona de Puerto Rico

La devoción a la Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a España, en donde se construyó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Se dice que el nombre de Divina Providencia, le fue asignado a la Virgen por San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien en una oración en la que él y sus frailes no tenían nada que comer, invocó la protección de su Patrona, al poco tiempo se oyó toques en la puerta del convento, encontrando al abrirla, dos canastas llenas de alimentos.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

PARA MEDITAR


Oración
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu 
servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el 
gozo pleno y verdadero.

—Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo 
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los 
siglos.
R/. Amén.


REZAR

sábado, 17 de noviembre de 2012

SANTA ISABEL DE HUNGRÍA

Santa Isabel de Hungría curando a un enfermo
(Murillo)
Oración
Oh Dios, que concediste a 
Santa Isabel de Hungría la gracia de reconocer y venerar en los pobres a tu Hijo Jesucristo, concédenos, 
por su intercesión, servir con amor infatigable 
a los humildes y a los atribulados.


—Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo 

en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los 
siglos.
R/. Amén.


Lienzo de la Canonización 


Papa Benedicto XVI dedicó la última de su serie de lecciones sobre las grandes figuras femeninas de la Iglesia en la Edad Media  a Santa Isabel de Hungría, también conocida como “Isabel de Turingia”:

Queridos hermanos y hermanas
hoy quisiera hablaros de una de las mujeres de la Edad Media que suscitó mayor admiración; se trata de santa Isabel de Hungría, llamada también Isabel de Turingia. Nació en 1207 en Hungría. Los historiadores discuten dónde. Su padre era Andrés II, rico y poderoso rey de Hungría, el cual, para reforzar sus vínculos políticos, se había casado con la condesa alemana Gertrudis de Andechs-Merania, hermana de santa Eduvigis, la cual era esposa del duque de Silesia. Isabel vivió en la Corte húngara sólo los primeros cuatro años de su infancia, junto a una hermana y tres hermanos. Le gustaba el juego, la música y la danza; recitaba con fidelidad sus oraciones y mostraba atención particular hacia los pobres, a quienes ayudaba con una buena palabra o con un gesto afectuoso.
Su infancia feliz fue bruscamente interrumpida cuando, desde la lejana Turingia, llegaron unos caballeros para llevarla a su nueva sede en Alemania central. Según las costumbres de aquel tiempo, de hecho, su padre había establecido que Isabel se convirtiera en princesa de Turingia. El landgrave o conde de aquella región era uno de los soberanos más ricos e influyentes de Europa a principios del siglo XIII, y su castillo era centro de magnificencia y de cultura. Pero detrás de las fiestas y de la gloria aparente se escondían las ambiciones de los príncipes feudales, a menudo en guerra entre ellos y en conflicto con las autoridades reales e imperiales. En este contexto, el landgrave Hermann acogió de buen grado el noviazgo entre su hijo Ludovico y la princesa húngara. Isabel partió de su patria con una rica dote y un gran séquito, incluyendo sus doncellas personales, dos de las cuales permanecerán amigas fieles hasta el final. Son ellas las que han dejado preciosas informaciones sobre la infancia y sobre la vida de la Santa.
Tras un largo viaje llegaron a Eisenach, para subir después a la fortaleza de Wartburg, el macizo castillo sobre la ciudad. Aquí se celebró el compromiso entre Ludovico e Isabel. En los años sucesivos, mientras Ludovico aprendía el oficio de caballero, Isabel y sus compañeras estudiaban alemán, francés, latín, música, literatura y bordado. A pesar del hecho de que el compromiso se hubiese decidido por motivos políticos, entre ambos jóvenes nació un amor sincero, animado por la fe y por el deseo de hacer la voluntad de Dios. A la edad de 18 años, Ludovico, tras la muerte de su padre, comenzó a reinar sobre Turingia. Pero Isabel se convirtió en objeto de silenciosas críticas, porque su modo de comportarse no correspondía a la vida de la corte. Así también la celebración del matrimonio no fue fastuosa, y los gastos del banquete fueron devueltos en parte a los pobres. En su profunda sensibilidad Isabel veía las contradicciones entre la fe profesada y la práctica cristiana. No soportaba los compromisos. Una vez, entrando en la iglesia en la fiesta de la Asunción, se quitó la corona, la depositó ante la cruz y permaneció postrada en el suelo con el rostro cubierto. Cuando una monja la desaprobó por ese gesto, ella respondió: “¿Cómo puedo yo, criatura miserable, seguir llevando una corona de dignidad terrena, cuando veo a mu Rey Jesucristo coronado de espinas?”. Como se comportaba ante Dios, de la misma forma se comportaba con sus súbditos. Entre los Dichos de las cuatro doncellas encontramos este testimonio: “No consumía alimentos si antes no estaba segura de que procedieran de las propiedades y de los bienes legítimos de su marido. Mientras se abstenía de los bienes procurados ilícitamente, se preocupaba también por resarcir a aquellos que hubiesen sufrido violencia” (nn. 25 y 37). Un verdadero ejemplo para todos aquellos que desempeñan cargos: el ejercicio de la autoridad, a todo nivel, debe vivirse como servicio a la justicia y a la caridad, en la búsqueda constante del bien común.
Isabel practicaba asiduamente las obras de misericordia: daba de beber y de comer a quien llamaba a su puerta, procuraba vestidos, pagaba las deudas, cuidaba enfermos y sepultaba a los muertos. Bajando de su castillo, se dirigía a menudo con sus doncellas a las casas de los pobres, llevando pan, carne, harina y otros alimentos. Entregaba los alimentos personalmente y controlaba con atención los vestidos y los lechos de los pobres. Este comportamiento fue referido a su marido, el cual no sólo no se disgustó, sino que respondió a sus acusadores: “¡Mientras que no venga el castillo, estoy contento!”. En este contexto se coloca el milagro de pan transformado en rosas: mientras Isabel iba por la calle con su delantal lleno de pan para los pobres, se encontró con el marido, que le preguntó qué estaba llevando. Ella abrió el delantal y, en lugar del pan, aparecieron magníficas rosas. Este símbolo de caridad está presente muchas veces en las representaciones de santa Isabel.
El suyo fue un matrimonio profundamente feliz: Isabel ayudaba a su esposo a elevar sus cualidades humanas a nivel sobrenatural, y él, a cambio, protegía a su mujer en su generosidad hacia los pobres y en sus prácticas religiosas. Cada vez más admirado por la gran fe de su esposa, Ludovico, refiriéndose a su atención hacia los pobres, le dijo: “Querida Isabel, es a Cristo a quien has lavado, alimentado y cuidado”. Un claro testimonio de cómo la fe y el amor hacia Dios y hacia el prójimo refuerzan y hacen aún más profunda la unión matrimonial.
La joven pareja encontró apoyo espiritual en los Frailes Menores que, desde 1222, se difundieron en Turingia. Entre ellos Isabel eligió a fray Ruggero (Rüdiger) como director espiritual. Cuando él le narró las circunstancias de la conversión del joven y rico mercader Francisco de Asís, Isabel se entusiasmó aún más en su camino de vida cristiana. Desde aquel momento, se decidió aún más a seguir a Cristo pobre y crucificado, presente en los pobres. Incluso cuando nació su primer hijo, seguido de otros dos, nuestra Santa no descuidó nunca sus obras de caridad. Ayudó además a los Frailes Menores a construir en Halberstadt un convento, del que fray Ruggero se convirtió en superior. La dirección espiritual de Isabel pasó, así, a Conrado de Marburgo.
Una dura prueba fue el adiós al marido, a finales de junio de 1227, cuando Ludovico IV se asoció a la cruzada del emperador Federico II, recordando a su esposa que esa era una tradición para los soberanos de Turingia. Isabel respondió: “No te retendré. Me dí toda entera a Dios y ahora debo darte también a ti”. Sin embargo, la fiebre diezmó las tropas y Ludovico mismo cayó enfermo y murió en Otranto, antes de embarcar, en septiembre de 1227, a la edad de veintisiete años. Isabel, al saber la noticia, tuvo tal dolor que se retiró en soledad, pero después, fortificada por la oración y consolada por la esperanza de volver a verle en el Cielo, volvió a interesarse en los asuntos del reino. La esperaba, sin embargo, otra prueba: su cuñado usurpó el gobierno de Turingia, declarándose verdadero heredero de Ludovico y acusando a Isabel de ser una mujer piadosa incompetente para gobernar. La joven viuda, con sus tres hijos, fue expulsada del castillo de Wartburg y se puso a la búsqueda de un lugar donde refugiarse. Solo dos de sus doncellas permanecieron junto a ella, la acompañaron y confiaron a los tres niños a los cuidados de amigos de Ludovico. Peregrinando por los pueblos, Isabel trabajaba allí donde se la acogía, asistía a los enfermos, hilaba y cosía. Durante este calvario, soportado con gran fe, con paciencia y dedicación a Dios, algunos parientes, que le habían permanecido fieles y consideraban ilegítimo el gobierno de su cuñado, rehabilitaron su nombre. Así Isabel, a principios de 1228, pudo recibir una renta apropiada para retirarse al castillo familiar en Marburgo, donde vivía también su director espiritual fray Conrado. Fue él quien refirió al papa Gregorio IX el siguiente hecho: el viernes santo de 1228, puestas las manos sobre el altar en la capilla de su ciudad Eisenach, donde había acogido a los Frailes Menores, en presencia de algunos frailes y familiares, Isabel renunció a su propia voluntad y a todas las vanidades del mundo. Ella quería renunciar a todas sus posesiones, pero yo la disuadí por amor a los pobres. Poco después construyó un hospital, recogió a enfermos e inválidos y sirvió en su propia mesa a los más miserables y los más abandonados. Habiéndola yo reñido por estas cosas, Isabel respondió que de los pobres recibía una especial gracia y humildad” (Epistula magistri Conradi, 14-17).
Podemos ver en esta afirmación una cierta experiencia mística parecida a la vivida por san Francisco: el Pobrecillo de Asís declaró, de hecho, en su testamento que, sirviendo a los leprosos, lo que antes era amargo se le cambió en dulzura del alma y del cuerpo (Testamentum, 1-3). Isabel transcurrió sus últimos tres años en el hospital fundado por ella, sirviendo a los enfermos, velando con los moribundos. Intentaba siempre llevar a cabo los servicios más humildes y los trabajos repugnantes. Ella se convirtió en lo que podríamos llamar una mujer consagrada en medio del mundo (soror in saeculo) y formó, con otras amigas suyas, vestidas en hábito gris, una comunidad religiosa. No es casualidad que sea patrona de la Orden Terciaria Regular de san Francisco y de la Orden Franciscana Seglar.
En noviembre de 1231 fue afectada por fuertes fiebres. Cuando la noticia de su enfermedad se propagó, muchísima gente acudió a verla. Tras unos diez días, pidió que se cerraran las puertas, para quedarse a solas con Dios. En la noche del 17 de noviembre se durmió dulcemente en el Señor. Los testimonios sobre su santidad fueron tantos y tales que, sólo cuatro años más tarde, el papa Gregorio IX la proclamó Santa y, en el mismo año, se consagró la hermosa iglesia construida en su honor en Marburgo.
Queridos hermanos y hermanas, en la figura de santa Isabel vemos cómo la fe, la amistad con Cristo crean el sentido de la justicia, de la igualdad de todos, de los derechos de los demás y crean el amor, la caridad. Y de esta caridad nace la esperanza, la certeza de que somos amados por Cristo y de que el amor de Cristo nos espera y nos hace así capaces de imitar a Cristo y de ver a Cristo en los demás. Santa Isabel nos invita a redescubrir a Cristo, a amarlo, a tener fe y así a encontrar la verdadera justicia y el amor, como también la alegría de que un día estaremos inmersos en el amor divino, en el gozo de la eternidad con Dios. Gracias.




Fiesta: 17 de noviembre.

Canonización: Gregorio IX, 27 de mayo de 1235

Nacimiento: Sárospatak (Hungría), 7 de julio de 1207

Muerte: Marburgo, 17 de noviembre de 1231

Orden: Franciscana Seglar

Patrona de la Orden Franciscana Seglar


Su padre era rey de Hungría y fue hermano de Santa Eduvigis.

 Nacida en 1207, vivió en la tierra solamente 24 años, y fue canonizada apenas cuatro años después de su muerte. La Iglesia Católica ha visto en ella un modelo admirable de donación completa de sus bienes y de su vida entera a favor de los pobres y de los enfermos.

Cuando ella sólo tenía veinte años y su hijo menor estaba recién nacido, el esposo murió luchando en las Cruzadas. La Santa estuvo a punto de sucumbir a la desesperanza, pero luego aceptó la voluntad de Dios. Renunció a propuestas que le hacían para nuevos matrimonios y decidió que el resto de su vida sería para vivir totalmente pobre y dedicarse a los más pobres. Daba de comer cada día a 900 pobres en el castillo

Un día, después de las ceremonias, cuando ya habían quitado los manteles a los altares, la santa se arrodilló ante un altar y delante de varios religiosos hizo voto de renunciar a todos sus bienes y de vivir totalmente pobre, como San Francisco de Asís hasta el final de su vida y de dedicarse por completo a ayudar a los más pobres. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana. Cuando apenas iba a cumplir sus 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad.

Los milagros que sucedieron en su sepulcro movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte.

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS




jueves, 15 de noviembre de 2012

BEATO JUAN DUARTE, MÁRTIR






IN MEMORIAM DEL MÁRTIR MALAGUEÑO BEATO JUAN DUARTE, DIÁCONO DEL SEMINARIO DE MALAGA CRUELMENTE MARTIRIZADO HASTA MORIR Y PERDONANDO A SUS ENEMIGOS, EN ALORA (MALAGA-ESPAÑA) DURANTE LA GUERRA CIVIL DE 1936

BEATO JUAN DUARTE RUEGA POR NOSOTROS.






Nació en Yunquera el 17 de marzo de 1912 y murió martirizado en Arroyo Bujía (Álora),
 el 15 de noviembre de 1936, con 24 años. 

Detenido en su pueblo, al ser delatado por una vecina, lo trasladaron a Álora, donde sufrió un martirio de ocho días, con palizas de tres horas y corrientes elétricas diarias. Le llevaron prostitutas para que rompiera su voto de castidad, pero las rechazó. Entonces, los milicianos cogieron una navaja, y le cortaron sus partes.

Conducido al arroyo Bujía, lo abrieron en canal, le llenaron el vientre de gasolina y después le prendieron fuego.
Mientras tanto, el seminarista sólo decía: “¡Os perdono como Cristo perdonó a sus enemigos!”, “¿No sabéis que lo que me hacéis a mí se lo hacéis al Señor?” y “¡Ya lo estoy viendo, ya lo estoy viendo

domingo, 11 de noviembre de 2012

DIA IMPORTANTE PARA LOS LAICOS MISONEROS DE LA CARIDAD DE MÁLAGA




HOY, 11 DE NOVIEMBRE DE 2012, EN CALCUTA, EN LA CAPILLA DE LA TUMBA DE LA BEATA TERESA, Y ANTE EL PADRE SEBASTIÁN, CO-FUNDADOR  DEL MOVIMIENTO DE LOS LAICOS MISIONEROS DE LA CARIDAD JUNTO A LA BEATA TERESA DE CALCUTA, HA PROFESADO VOTOS PERPETUOS, NUESTRO QUERIDO HERMANO ANTONIO.
Le acompañaban la Superiora de las Misioneras de la Caridad, Sr. Prema, así como numerosos Hermanos y Hermanas y Laicos Misioneros de la Caridad  de  Calcuta.

Igualmente un grupo fieles de Málaga, de la Parroquia de Nuestra Sra. de los Ángeles (Miraflores de los Ángeles), le acompañaron durante la Ceremonia, en la Santa Misa.

  
Desde este blog mis felicitaciones y la conciencia clara de la Bendición recibida a nuestro grupo de LMCs de Málaga, que desean -nada más y nada menos- intentar cumplir la Voluntad de Dios.

¡ Dómine, Fiat Voluntas Tua sicut in Caelo et in terra!

Recemos sin cesar, unos por otros.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN



Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.

No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor,
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

                                                                      Salmo 85

viernes, 2 de noviembre de 2012

2 DE NOVIEMBRE: DIA DE LOS FIELES DIFUNTOS

Cristo de la Redención. Málaga

Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, 
aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no 
morirá para siempre.
Panteón

Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha resucitado a Jesucristo
de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales,
y digámosle:
Señor, danos la vida en Cristo.

Padre santo, ya que por el bautismo hemos sido sepultados con 
Cristo en la muerte y con él hemos resucitado,
— haz que de tal forma andemos en vida nueva, que aún después 
de nuestra muerte vivamos para siempre con Cristo.

Señor, danos la vida en Cristo.

Padre providente, que nos has dado el pan vivo bajado del cielo, 
para que lo comamos santamente,
— haz que  al comerlo tengamos vida eterna y resucitemos en el 
último día.

Señor, danos la vida en Cristo.

Oh Señor, que enviaste un ángel para que confortara a tu hijo en la 
agonía de Getsemaní,
—dígnate consolarnos en nuestro tránsito con la dulzura de tu 
esperanza

Señor, danos la vida en Cristo.

Tú que libraste a los tres jóvenes del fuego ardiente,
—libra también las almas de los difuntos del castigo que sufren por 
sus pecados.

Señor, danos la vida en Cristo.

Dios y Señor de vivos y muertos, que resucitaste a Cristo del 
sepulcro,—resucita también a los difuntos, y a nosotros danos un lugar junto 
a ellos en tu gloria.

Señor, danos la vida en Cristo.
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BEATA TERESA DE CALCUTA:

Tumba de la Beata Teresa de Calcuta en la Casa Madre
Calcuta
EN LA MUERTE
"En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que duela."






jueves, 1 de noviembre de 2012

TODOS LOS SANTOS SON BIENAVENTURADOS

En las lecturas de la Santa Misa de hoy, Solemnidad de Todos los Santos, es para mí, especialmente emotiva la lectura de Evangelio en el que San Mateo 5 ,1-12a   narra las Bienaventuranzas, programa de vida de todos los que intentamos seguir al Señor, Él nos indica aquí, cuales deben ser nuestras cualidades para alcanzar la santidad, precisa de esta forma el Amor a Dios sobre todas las cosas y al Prójimo como a nosotros mismos:

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
- «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

Todos los Santos


Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, 
de todos los pueblos, de pie delante del trono.




A todos los Santos


Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
         rogadle por nosotros.

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
         rogadle por nosotros.

Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
         rogadle por nosotros.

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
         rogadle por nosotros.

Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates
         rogadle por nosotros.

Vírgenes semejantes a azucenas,
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
         rogadle por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas
         rogadle por nosotros.

Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es raudal de ciencia inextinguible
         rogadle por nosotros.

Soldados del Ejército de Cristo
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.

                           


















Quiero hoy recordar con este vídeo, a todos los Santos conocidos o no, canonizados o no, vivos o no, en los que el Martirio y la santa Mortificación para Gloria de Dios, fueron, son y serán ofrenda de sufrimiento y amor, referentes para nosotros, escuela de Fe,Esperanza y Caridad, a imitar en lo que nuestra indignidad nos permita.


Cantémus Hymnum quem cantábant  Sancti 
in camíno ignis, benedicéntes Dóminum.

Peregrinos del reino celeste,
hoy, con nuestras plegarias y cantos,
invocamos a todos los santos,
revestidos de cándida veste.
Estos son los que a Cristo siguieron,
y por Cristo la vida entregaron,
en su sangre de Dios se lavaron,
testimonio de amigos le dieron.
Sólo a Dios en la tierra buscaron,
y de todos hermanos se hicieron.
Porque a todos sus brazos se abrieron,
éstos son los que a Dios encontraron.
Desde el cielo, nos llega cercana
su presencia y su luz guiadora:
nos invitan, nos llaman ahora,
compañeros seremos mañana.
Animosos, sigamos sus huellas,
nuestro barro será transformado
hasta verse con Cristo elevado
junto a Dios en su cielo de estrellas.
Gloria a Dios, que ilumina este día:
gloria al Padre, que quiso crearnos,
gloria al Hijo, que vino a salvarnos,
y al Espíritu que él nos envía. Amén.

                                                                      

"Todos los miembros del Pueblo de Dios están llamados a ser santos, según la afirmación del apóstol Pablo: "La voluntad de Dios es que sean santos". Por lo tanto, estamos invitados a mirar la Iglesia no en su aspecto temporal y humano, marcado por la fragilidad, sino como Cristo la ha querido, esto es "comunión de los Santos". En el Credo, la profesamos "santa", en cuanto es el Cuerpo de Cristo, es instrumento de participación a los santos misterios, en primer lugar la Eucaristía, es familia de los Santos a cuya protección venimos confiados en el día del Bautismo. Hoy veneramos propiamente esta innumerable comunidad de Todos los Santos, los cuales, a través de sus diferentes recorridos de vida, nos indican diversos caminos de santidad, unidos por un único denominador: seguir a Cristo y conformarse a Él, hasta lo último de nuestra realidad humana. Todos los estados de vida, de hecho, pueden llegar a ser, con la acción de la gracia y con el empeño y la perseverancia de cada uno, caminos de santificación." 

Benedicto XVI, 1 de noviembre de 2011.

Recemos.