SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 12 de agosto de 2012

LA BONDAD DE DIOS

El Salmo 33 que forma parte de las Lecturas  de  este XIXº Domingo del Tiempo Ordinario, siempre me ha impresionado.
Es la humilde manifestación del Amor, es el propósito que quisiera cumplir en mi vida, porque si lo hago, sólo será porque la Misericordia de Dios me lo facilitó.
Nadie podrá dar lo que no tiene, sentir sin tener sentidos,alabar sin que antes le haya sido donado.
La lectura del Salmo de la Santa Misa de hoy, recuerda la necesidad del Pan de Vida, del Señor, de Adorarle, que la Beata Teresa de Calcuta determina como indispensable para crecer y ser auténtico servidor de la Caridad, la estrecha, diaria e indispensable Oración.




Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.


Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor,
y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno,
es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

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