(De la oración de la mañana)
El Cordero será su pastor,
y los conducirá hacia fuentes
de aguas vivas. (Ap 7,17)
El Buen Pastor |
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Oración
Oh Dios, creador y dueño de todas las cosas, míranos y, para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón.
" Los jóvenes consagrados este Domingo del Buen Pastor “no son diferentes de los demás jóvenes, sino que han sido tocados profundamente por la belleza del amor de Dios, y no han podido evitar de responder con toda su vida”. A quienes se cuestionan sobre el modo en que han encontrado el amor de Dios, el Santo Padre a dado respuesta expresando que “lo han encontrado en Jesucristo: en su Evangelio, en la Eucaristía y en la comunidad de la Iglesia. En la Iglesia se descubre que la vida de cada hombre es una historia de amor”. Un momento particularmente estimulante en la búsqueda vocacional fue aportado por el Santo Padre cuando en su alocución previa al rezo del Regina Caeli, citó las palabras de San Agustín: “¡Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva! ¡Tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera… Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo… Me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera”.
Benedicto XVI. Domingo del Buen Pastor.Año 2011
DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
En la PrimEra Lectura, Isaías (Is 50,5,9a) "expresa la confianza de alguien que sabe, desde el fondo de su corazón, que Dios nunca lo abandonará. Nada de lo que ocurre es indiferente al Señor, que defiende a quien se encuentra humillado"
En la Segunda Lectura de hoy (Sant 2, 14-18), el Apóstol Santiago nos recuerda la virtud de la Fe. Una Fe sin obras es una Fe muerta, al igual que las obras, explican la Fe que tenemos.
"No se puede confesar la Fe si no hay una atención a los más pobres. El cuidado del hermano es el modo en que se expresa la coherencia con lo que se cree. Es la continuidad del camino vivido por Jesús, y por el cual entregó su vida, tal como se muestra en el evangelio de este domingo."
En el Evangelio de San Marcos (Mc 8,27-35), Jesús habla claramente, no deja lugar a la duda, Él es el Mesías y el que quiera seguirle, niéguese a sí mismo, tome su cruz y Le siga.
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