SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

lunes, 17 de septiembre de 2012

LA HUMILDAD DEL CENTURIÓN


LA HUMILDAD DEL CENTURIÓN:
 NON SUM DIGNUS

El Evangelio de hoy, nos muestra la humildad del Centurión ante la necesidad de rogar a Jesús, por su servidor.
Es impresionante como se convierte en otro servidor que quiere servir a su siervo. Y no duda ni un  momento.Pero no se dirige a Jesús, no cree merecerlo, piensa que ese honor no puede ser para él, perteneciente a las fuerzas romanas de ocupación.
 Ante tanta delicadeza hacia el Señor, finaliza no sintiéndose digno de que Jesús entre en su casa y con una Fe admirable, reconocida expresamente por Jesús, consigue la salvación de su siervo, pidiendole ayuda  a través de los demás.
Podíamos ver aquí lo que puede también significar el Poder de la Oración de unos por otros y la sensibilidad de Jesús ante los que sinceramente se acercan a Él.

No es de extrañar por tanto, que este pasaje evangélico, haya sido escogido para saludar al Señor en la Santa Misa, antes de recibirlo, y ciertamente conmueve lo que decimos: "SEÑOR, NO SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA, PERO UNA PALABRA TUYA BASTARÁ PARA SANARME"

DÓMINE, NON SUM DIGNUS...

 Reconocemos así lo poco que somos ante Él y rogamos a la vez, que nos  Ayude a superar nuestras faltas, pidiendo perdón por nuestros pecados,
"Señor, entre en mi Casa, participa en mi vida, perdóname... yo solo quiero servirte y cumplir Tu Voluntad".

Y por todo esto decidí que el mejor título para este Blog, era  "Non sum dignus", principalmente pensando en no olvidar la actitud del Centurión.
Ahora, leamos y meditemos este Pasaje Evangélico.
EL CENTURIÓN

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.  Lc 7, 1-10
Jesús entró en Cafarnaúm. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "Él merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga". Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace". Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.
Palabra del Señor.
Comentario
Nadie queda excluido de la Gracia de Dios. Aún quien aparece como enemigo del pueblo, un representante del poder opresor y dominante. El corazón humano tiene caminos que Dios mismo va señalando. No excluyamos nosotros a quienes Dios quiere incluir.

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