Este día Primero del mes de Mayo,celebra la Iglesia,
la Fiesta de San José Artesano
San José Artesano Sagrada Familia Retablo del Santuario de Torreciudad Barbastro-España |
La Iglesia entera reconoce en San José a su protector
y patrono. A lo largo de los siglos se ha hablado de él, subrayando diversos
aspectos de su vida, continuamente fiel a la misión que Dios le había confiado.
Por eso, desde hace muchos años, me gusta invocarle con un título entrañable:
Nuestro Padre y Señor.
San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino
terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús mientras crecía
y se hacía hombre. Tratándole se descubre que el Santo Patriarca es, además,
Maestro de vida interior: porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con
El, a sabernos parte de la familia de Dios. San José nos da esas lecciones
siendo, como fue, un hombre corriente, un padre de familia, un trabajador que
se ganaba la vida con el esfuerzo de sus manos. Y ese hecho tiene también, para
nosotros, un significado que es motivo de reflexión y de alegría.
Al celebrar hoy su fiesta, quiero evocar su figura, trayendo a la memoria lo que de él nos dice el Evangelio, para poder así descubrir mejor lo que, a través de la vida sencilla del Esposo de Santa María, nos transmite Dios.
Al celebrar hoy su fiesta, quiero evocar su figura, trayendo a la memoria lo que de él nos dice el Evangelio, para poder así descubrir mejor lo que, a través de la vida sencilla del Esposo de Santa María, nos transmite Dios.
La figura de San José en el Evangelio
Tanto San Mateo como San Lucas nos hablan de San José
como de un varón que descendía de una estirpe ilustre: la de David y Salomón,
reyes de Israel. Los detalles de esta ascendencia son históricamente algo
confusos: no sabemos cuál de las dos genealogías, que traen los evangelistas,
corresponde a María -Madre de Jesús según la carne- y cuál a San José, que era
su padre según la ley judía. Ni sabemos si la ciudad natal de San José fue
Belén, a donde se dirigió a empadronarse, o Nazaret, donde vivía y trabajaba.
La Sagrada Escritura dice que José era artesano. Varios Padres añaden que fue carpintero. San Justino, hablando de la vida de trabajo de Jesús, afirma que hacía arados y yugos ; quizá, basándose en esas palabras, San Isidoro de Sevilla concluye que José era herrero. En todo caso, un obrero que trabajaba en servicio de sus conciudadanos, que tenía una habilidad manual, fruto de años de esfuerzo y de sudor.
La Sagrada Escritura dice que José era artesano. Varios Padres añaden que fue carpintero. San Justino, hablando de la vida de trabajo de Jesús, afirma que hacía arados y yugos ; quizá, basándose en esas palabras, San Isidoro de Sevilla concluye que José era herrero. En todo caso, un obrero que trabajaba en servicio de sus conciudadanos, que tenía una habilidad manual, fruto de años de esfuerzo y de sudor.
San José |
De las narraciones evangélicas se desprende la gran personalidad humana de
José: en ningún momento se nos aparece como un hombre apocado o asustado ante
la vida; al contrario, sabe enfrentarse con los problemas, salir adelante en
las situaciones difíciles, asumir con responsabilidad e iniciativa las tareas
que se le encomiendan.
No estoy de acuerdo con la forma clásica de representar a San José como un
hombre anciano, aunque se haya hecho con la buena intención de destacar la
perpetua virginidad de María. Yo me lo imagino joven, fuerte, quizá con algunos
años más que Nuestra Señora, pero en la plenitud de la edad y de la energía
humana.
Para vivir la virtud de la castidad, no hay que esperar a ser viejo o a carecer
de vigor. La pureza nace del amor y, para el amor limpio, no son obstáculos la
robustez y la alegría de la juventud. Joven era el corazón y el cuerpo de San
José cuando contrajo matrimonio con María, cuando supo del misterio de su
Maternidad divina, cuando vivió junto a Ella respetando la integridad que Dios
quería legar al mundo, como una señal más de su venida entre las criaturas.
Quien no sea capaz de entender un amor así, sabe muy poco de lo que es el
verdadero amor, y desconoce por entero el sentido cristiano de la castidad.
Huida a Egipto Santuario de Torreciudad |
Era José, decíamos, un artesano de Galilea, un hombre como tantos otros. Y ¿qué
puede esperar de la vida un habitante de una aldea perdida, como era Nazaret?
Sólo trabajo, todos los días, siempre con el mismo esfuerzo. Y, al acabar la
jornada, una casa pobre y pequeña, para reponer las fuerzas y recomenzar al día
siguiente la tarea.
Pero el nombre de José significa, en hebreo, Dios añadirá. Dios añade, a la
vida santa de los que cumplen su voluntad, dimensiones insospechadas: lo
importante, lo que da su valor a todo, lo divino. Dios, a la vida humilde y
santa de José, añadió -si se me permite hablar así- la vida de la Virgen María
y la de Jesús, Señor Nuestro. Dios no se deja nunca ganar en generosidad. José
podía hacer suyas las palabras que pronunció Santa María, su esposa: Quia fecit
mihi magna qui potens est, ha hecho en mi cosas grandes Aquel que es
todopoderoso, quia respexit humilitatem, porque se fijó en mi pequeñez .
José era efectivamente un hombre corriente, en el que Dios se confió para obrar
cosas grandes. Supo vivir, tal y como el Señor quería, todos y cada uno de los
acontecimientos que compusieron su vida. Por eso, la Escritura Santa alaba a
José, afirmando que era justo . Y, en el lenguaje hebreo, justo quiere decir
piadoso, servidor irreprochable de Dios, cumplidor de la voluntad divina ;
otras veces significa bueno y caritativo con el prójimo . En una palabra, el
justo es el que ama a Dios y demuestra ese amor, cumpliendo sus mandamientos y
orientando toda su vida en servicio de sus hermanos, los demás hombres.
DE LA HOMILÍA: "EN EL TALLER DE JOSÉ"
San Josemaría Escrivá
Homilía pronunciada el
19-III-1963, fiesta de San José.
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