SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

viernes, 25 de mayo de 2012

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO DÍAS SÉPTIMO Y OCTAVO

PENTECOSTÉS



DÍA 7º (Jueves 24.5.2012) 
Dobla lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está desviado. 

Frecuentemente encontramos personas cuyos corazones se han endurecido y alejado de la verdad por orgullo o por temor. Incluso en el Viejo Testamento vemos que Dios recuerda al pueblo de Israel que no sea obstinado y que no se aparte de la verdad y del amor.

A veces, Jesús no pudo hacer prodigios y milagros debido a la  incredulidad de los fariseos (Mc 6,5). El orgullo y el temor hacen que frecuentemente nuestros corazones se vuelvan duros como las piedras. Dios nos quiere dar un corazón de carne y no un corazón de piedra. Dios promete “un corazón nuevo y un espíritu nuevo”: “Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de  carne” (Ez 36,26-27).

Jesús envía sobre nosotros el Espíritu Santo que nos hace capaces de orar: “Espíritu de Dios viviente, enséñanos a confiar, enséñanos a amar, enséñanos a orar, enséñanos la unidad...”.
Dejemos que el Espíritu Santo nos modele cuando quiera, donde quiera y como quiera, sin consultarnos.




DÍA 8º  (Viernes 25.5.2012)
Concede tus santos dones a tus fieles que sólo en ti confían.
Estos dones del Espíritu Santo son indispensables para el crecimiento en santidad y para la perseverancia. Pensemos solamente cómo eran los Apóstoles antes de que el Espíritu Santo descendiese en Pentecostés. Permanecían en el lugar donde vivían, con las puertas cerradas por miedo a los judíos (Jn 20,19). Estos mismos Apóstoles, después de haber recibido el Espíritu Santo, predicaron abiertamente, con coraje y sin ningún temor. San Pedro, que incluso había tenido miedo de una joven criada, habla ahora así: “El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilatos cuando éste estaba resuelto a ponerle en libertad. Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia por un asesino; mientras, hicisteis morir al autor de la vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello” (Hch 3,13-15). 
        

Oración para obtener los siete dones del Espíritu Santo.

Señor Jesucristo que, antes de subir al cielo, prometiste mandar el Espíritu Santo para completar tu obra en el alma de los Apóstoles y discípulos, dígnate concedernos el mismo Espíritu a fin de que él pueda perfeccionar en nuestras almas la obra de tu gracia y de tu amor.
Concédenos el espíritu de Sabiduría para que podamos despreciar las cosas de este mundo y aspirar solamente a las cosas eternas; el espíritu de Inteligencia para iluminar nuestras mentes con la luz de tu verdad; el espíritu de Consejo a fin de que podamos siempre escoger el camino más directo para agradar a Dios y conseguir el cielo; el espíritu de Fortaleza para que podamos llevar nuestra cruz contigo y superar con coraje todos los obstáculos que impiden nuestra salvación; el espíritu de Ciencia a fin de que podamos conocer siempre mejor a Dios y a nosotros mismos; el espíritu de Piedad para que podamos prestar el servicio a Dios con ternura y amabilidad; el espíritu de  Temor a fin de que podamos llenarnos de afectuosa reverencia hacia Dios y temer cualquier manera de desagradarle. Fórmanos, Señor, según el  modelo de tus verdaderos discípulos y aliéntanos en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.


En el Cenáculo


LETANIAS del Espíritu Santo
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, óyenos
A cada invocación respondemos : "Ten piedad de nosotros".
Padre celestial 
Dios hijo, Redentor del mundo
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo
A cada invocación respondemos "Te alabamos y te bendecimos". 
Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de sabiduría e inteligencia.
Espíritu de consejo.
Espíritu de fortaleza.
Espíritu de ciencia.
Espíritu de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido y donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.

Cordero de Dios Que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros.
Resplandezca sobre nosotros, Padre omnipotente, el esplendor de tu gloria, Cristo, luz de luz, y el don de tu Espíritu Santo confirme los corazones de tus fieles, nacidos a la vida nueva en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.


 ESTE PENTECOSTÉS DESCUBRE AL ESPÍRITU SANTO EN LOS PEQUEÑOS DETALLES DE TU VIDA





1 comentario:

  1. Feliz proximo Domingo de comienzo de Pentecostés!!pidamos al Espiritu Santo que nos ilumine y nos de sus dones y frutos, para vivir en paz y alegria.
    -Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. (Gálatas 5, 16-25).
    Jesús, desde el Padre, envia a su Iglesia el Espíritu Defensor.(Juan 20,19-23).
    Con la garantía de la fuerza del Espíritu los cristianos llegan a la verdad plena; con el entusiasmo producido por los prodigios de Pentecostés, la Iglesia se lanza al mundo para dar testimonio gozoso de la nueva Ley: la del Amor.Recemos.-

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