Semicúpula del Camarín del Cristo de la Puente Cedrón (Málaga) |
DIA 9 - Hoy Sábado 26.5.12
Danos virtud y recompensa, danos una muerte santa, danos
alegría eterna. Amén. Aleluya.
Aquí el fiel pide la recompensa. Existen dos clases de
recompensa: la terrena y la eterna. No es nada malo trabajar por las cosas temporales,
pero la recompensa eterna debe prevalecer sobre la temporal. Muchas veces la
recompensa terrena se convierte en un obstáculo para la recompensa eterna.
Pidamos, entonces, la ayuda del Espíritu Santo para poder vivir y
trabajar cada vez más por la gloria de Dios. Con las obras de misericordia
expuestas en el evangelio de San Mateo (25,31-46) Jesús nos invita a considerar
la recompensa eterna: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del
Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”.
Recordemos que, en la parábola, el hombre rico cuyos campos dieron una
abundante cosecha razonaba dentro de sí: “¿Qué haré, pues no tengo donde
reunir mi cosecha?. Y dijo: Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros y
edificaré otros más grandes y juntaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a
mi alma: Alma tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come,
bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: ¡Necio!. Esta misma noche te reclamarán el
alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?. Así es el que atesora
riquezas para sí, y no se enriquece cerca de Dios” (Lc 12,16-21).
El Espíritu Santo nos ayuda a acumular tesoros en el cielo y no en la
tierra. No vivimos para este mundo sino para el mundo venidero por el que Jesús
sufrió, murió, resucitó, y mandó el Espíritu Santo para que comprendamos que
nada es más importante que el alma. Hagamos, pues, todo lo posible para salvar
nuestra alma y la de los demás.
Oración para obtener los siete dones del Espíritu Santo.
Señor Jesucristo que, antes de subir al cielo, prometiste mandar el Espíritu Santo para completar tu obra en el alma de los Apóstoles y discípulos, dígnate concedernos el mismo Espíritu a fin de que él pueda perfeccionar en nuestras almas la obra de tu gracia y de tu amor.
Concédenos el espíritu de Sabiduría para que podamos despreciar las cosas de este mundo y aspirar solamente a las cosas eternas; el espíritu de Inteligencia para iluminar nuestras mentes con la luz de tu verdad; el espíritu de Consejo a fin de que podamos siempre escoger el camino más directo para agradar a Dios y conseguir el cielo; el espíritu de Fortaleza para que podamos llevar nuestra cruz contigo y superar con coraje todos los obstáculos que impiden nuestra salvación; el espíritu de Ciencia a fin de que podamos conocer siempre mejor a Dios y a nosotros mismos; el espíritu de Piedad para que podamos prestar el servicio a Dios con ternura y amabilidad; el espíritu de Temor a fin de que podamos llenarnos de afectuosa reverencia hacia Dios y temer cualquier manera de desagradarle. Fórmanos, Señor, según el modelo de tus verdaderos discípulos y aliéntanos en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.
En el Cenáculo |
LETANIAS del Espíritu Santo
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, óyenos
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, óyenos
A cada invocación respondemos : "Ten piedad de nosotros".
Padre celestial
Dios hijo, Redentor del mundo
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo
Padre celestial
Dios hijo, Redentor del mundo
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo
A cada invocación respondemos "Te alabamos y te bendecimos".
Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de sabiduría e inteligencia.
Espíritu de consejo.
Espíritu de fortaleza.
Espíritu de ciencia.
Espíritu de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido y donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.
Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de sabiduría e inteligencia.
Espíritu de consejo.
Espíritu de fortaleza.
Espíritu de ciencia.
Espíritu de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido y donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.
Cordero de Dios Que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros.
Resplandezca sobre nosotros, Padre omnipotente, el esplendor de tu gloria, Cristo, luz de luz, y el don de tu Espíritu Santo confirme los corazones de tus fieles, nacidos a la vida nueva en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.
Conclusión.
Muchos santos oraron fervorosamente, cada día, para recibir los siete
dones del Espíritu Santo. El profeta Isaías ya nos habla de algunos de estos
dones, como son el espíritu de sabiduría e inteligencia, el espíritu de consejo
y fortaleza, el espíritu de ciencia y de
temor de Dios (Is 11,2).
Sin la ayuda del Espíritu Santo, San Damián de Molocai, por ejemplo, no
hubiese tenido el coraje de ir a vivir y trabajar con los leprosos, para morir
él de esta misma enfermedad. No vivió y no trabajó para el mundo. Sin la ayuda
y la continua inspiración del Espíritu Santo la Beata Teresa y toda la familia
de los Misioneros y Misioneras de la Caridad no conseguirían prestar servicio
gratuito y de todo corazón a los más pobres entre los pobres: a los leprosos, a
los discapacitados, a los sin techo, a las personas más desagradables y a los
demás. Cuanto más invoquemos al Espíritu Santo más conseguiremos cumplir
perfectamente la voluntad de Dios con amor.
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