SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 20 de enero de 2013

LAS BODAS DE CANÁ


Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11


En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Las Bodas de Caná
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: – «No les queda vino.»
Jesús le contestó: – «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes:- «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: – «Llenad las tinajas de agua.»
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: – «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: – «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora. »
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.



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El nuestro es un tiempo no fácil, sobre todo para vosotros los jóvenes. La mesa está repleta de muchas cosas deliciosas, pero, como en el episodio evangélico de las bodas de Caná, parece que haya faltado el vino de la fiesta. Sobre todo, la dificultad de encontrar un trabajo estable extiende un velo de incertidumbre sobre el futuro. Esta condición contribuye a dejar para más adelante la asunción de decisiones definitivas, e incide en modo negativo sobre el crecimiento de la sociedad, que no consigue valorar plenamente la riqueza de energías, de competencias y de creatividad de vuestra generación.
Falta el vino de la fiesta también a una cultura que tiende a prescindir de claros criterios morales: en la desorientación, cada uno se ve empujado a moverse de forma individual y autónoma, a menudo solo en el perímetro del presente. La fragmentación del tejido comunitario se refleja en un relativismo que oculta los valores esenciales; la consonancia de sensaciones, de estados de ánimo y de emociones parece más importante que compartir un proyecto de vida. También las decisiones de fondo se vuelven frágiles, expuestas a una perenne revocabilidad, que a menudo se considera expresión de libertad, mientras que señala más bien su carencia. Pertenece a una cultura privada del vino de la fiesta también la aparente exaltación del cuerpo, que en realidad banaliza la sexualidad y tiende a hacerla vivir fuera de un contexto de comunión de vida y de amor. (Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011).
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Siempre me ha llamado la atención este episodio de la Vida de Jesús: En la convivencia normal, unos parientes les invitan a la boda.San José parece que ya no está.
Es un episodio de diálogo con su Madre, siendo ya adulto. 
María se da cuenta de que hay un problema, y solicita la ayuda de su hijo, sabiendo quien  Es.
Y así dice : Haced lo que Él os diga

Estas palabras de María me recuerdan lo que yo he de hacer siempre...Lo que Él diga...
Haced...Hagámos lo que Él dice, y como siervos fieles, cumplamos Su Voluntad en nosotros, obedezcámos  libremente a lo que nos pide, como Él mismo hizo ante la petición de Su Madre, aunque no le pareciera momento oportuno.
Jesús así agradaba a Su Madre, obedeciendo, y Servía, realizando el milagro para los esposos y daba testimonio de Quien era en ese momento, manifestando su Gloria.

Nosotros,si también obedecemos como los sirvientes, con la ayuda del Señor  procuraremos un vino, una vida mejor, para todos los invitados a esta Boda especial nuestra,  que es la Vida en este mundo, haciendo lo que Él nos dice y nos pide a cada uno en particular.
mgLMC





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