SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 13 de enero de 2013

BAUTISMO DE CRISTO

BAUTISMO DE CRISTO
Juan Fernández de Navarrete, "El Mudo" (1526-1579)

Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo quiere inaugurar.
Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor
ni delante ni después.
Y, para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.
Esta Palabra hecha carne
que ahora Juan tiene a sus pies,
esperando que la lave
sin haber hecho por qué.
Y se rompe todo el cielo,
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
Y se oye la voz del Padre
que grita: «Tratadlo bien;
escuchadle, es el Maestro,
mi hijo querido es.»


Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo quiere inaugurar.
A la orilla del Jordán,
descalza el alma y los pies,
bajan buscando pureza
doce tribus de Israel.
Piensan que a la puerta está
el Mesías del Señor
y que, para recibirlo,
gran limpieza es menester.
Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan sobre todos ellos
derrama el agua y la fe.
Mas ¿por qué se ha de lavar
el autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,

Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor
ni delante ni después.
Y, para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.

Esta Palabra hecha carne
que ahora Juan tiene a sus pies,
esperando que la lave
sin haber hecho por qué.
Y se rompe todo el cielo,
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
Y se oye la voz del Padre
que grita: «Tratadlo bien;
escuchadle, es el Maestro,
mi hijo querido es.»

Y así Juan, al mismo tiempo,
vio a Dios en personas tres,
voz y paloma en los cielos,
y al verbo eterno a sus pies. Amén.

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