SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 18 de septiembre de 2011

BENEDICTO XVI

"Podemos intuir algo de la grandeza de Dios en la grandeza del cosmos. Si podemos construir el mundo a través de la técnica, es porque está construido en forma racional. En la gran racionalidad del mundo podemos intuir el espíritu creador del cual proviene, y en la belleza de la Creación podemos intuir algo de su belleza, de su grandeza y de su bondad. En las palabras de las Sagradas Escrituras podemos escuchar palabras de vida eterna que no vienen simplemente de hombres, sino que vienen de Él, y en ellas escuchamos su voz. Finalmente, también casi vemos a Dios en las personas que han sido tocadas por Él. Y no pienso sólo en los grandes, desde Pablo a Francisco de Asís hasta Madre Teresa: pienso en tantas personas sencillas de las que nadie habla y, sin embargo, cuando nos encontramos con ellas, de ellas emana una bondad, sinceridad y alegría que nos dice que ahí está Dios, y sabemos entonces que también nos toca a nosotros".
 

1 comentario:

  1. Es cierto que la belleza y majestad de Dios se nos muestra permanentemente por medio de su creación y de sus criaturas, pero creo que hemos perdido la capacidad de reconocer esto.
    A medida que el mundo va avanzando, que tenemos adelantos impensables hace escasos años, nuestra capacidad de asombro se va reduciendo. Al final, aun cuando si buscamos la causa última tengamos que reconocer que Dios es el motor de todo ( adelantos incluidos) se va apoderando de nosotros una especie de engreimiento que nos oculta la visión de Dios, su grandeza y su omnipotencia. Lo bueno, lo bello, nace del hombre que resulta ser capaz de todo. Ya no es Dios quien obra milagros, sino la técnica.
    Por otro lado, se nos ha inculcado tanto la “autodignidad” de la persona que cualquier gesto de bondad que se tenga hacia nosotros ya no pensamos que pueda brotar de un corazón puro sino que es mera justicia que se nos hace, porque nos lo merecemos.
    Vamos olvidando que todo lo bueno, todo lo bello, todo lo digno, proviene de Dios: no tenemos más dignidad que la de ser sus hijos y eso es un don inmerecido; nuestras obras hermosas nacen porque reflejamos una parte pequeñísima de su hermosura. Por nosotros, nada somos, sino que todo lo somos en Él. Pero poco a poco se nos va olvidando...

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