Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
(del Salmo 91)
Oremos ante el Santísimo, ante el Cuerpo Real de Jesucristo, presente en la Custodia,
que nos Ama siempre, nos Espera, siempre,
Confía en nosotros, siempre.
Recemos igualmente porque muchos, católicos o no, se encuentren con el Señor y accedan a abrirle la puerta de su corazón.
Para todos nosotros manifiesto lo siguiente, uniendo una frase significativa del Beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI al salir al Balcón dela Basílica de San Pedro tras su elección como papas
¡¡ No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo, para ser humildes trabajadores de la Viña del Señor !!
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