Todos conocemos este día : El Domund, domingo en el que la Iglesia Católica invita al recuerdo de aquéllos que marcharon a tierras lejanas y necesitadas, llevando lo mejor que pueden llevar: El Amor de Dios, para transmitirlo, evangelizar a los que no conocen a Cristo.
Se hace necesario este recuerdo, aquí en Occidente, donde cada vez se oye menos a Dios; los que lo escuchamos, debemos realizar esa doble actuación, tenemos la obligación, por una parte de no olvidar a los misioner@s que en tierras lejanas entregan su vida predicando la Palabra de Dios, con su trabajo, con su testimonio , con su catequesis... y por otro lado no olvidar tampoco las tierras de misión, que podamos tener en nuestra familia, nuestros amigos, compañeros de trabajo, etc...
Nos faltará vida, para servir a Dios en lo que Él nos sugiere que le sirvamos
La Beata Teresa de Calcuta, Misionera de la Caridad, que marchó misionera desde Albania a Calcuta decía "No puedo parar de trabajar, tendré toda la eternidad para descansar..."
Y todo esto desde la Fe, una virtud que Dios nos ofrece y nosotros aceptándola o no, marcará nuestra vida.
Es el Año para la Nueva Evangelización.
Para todo esto necesitamos la Ayuda de Dios, la Gracia del Espíritu Santo y la Compañía de
Jesucristo en todo momento . Y esto en gran medida dependerá de mi actitud ante la Oración y los Sacramentos.
S. S. Benedicto XVI nos ofrece una fuerza siempre viva en la Iglesia, recurrir a María,
la Madre Dios, mediante el rezo del Santo Rosario:
Misionera de la Caridad rezando el Santo Rosario |
Los miles de fieles convocados en la Plaza de San Pedro del Vaticano escucharon el pasado domingo (14.10.12) el importante mensaje que Su Santidad, Benedicto XVI, difundió sobre la importancia de rezar el Santo Rosario en el Año de la Fe: “Con el rezo del Santo Rosario, nos dejamos guiar por María, modelo de fe, en la meditación de los misterios de Cristo, y día a día somos ayudados a asimilar el Evangelio, de tal manera que pueda dar forma a toda nuestra vida”, expresó el Santo Padre.
“Tras la huellas de mis Predecesores, en particular del beato Juan Pablo II quien hace diez años nos dio la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, invito a rezar el Rosario personalmente, en familia y en comunidad, colocándonos en la escuela de María, que nos conduce a Cristo, centro vivo de nuestra fe”.
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