SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

miércoles, 26 de abril de 2017

LA SABIDURÍA: SAN PEDRO Y SAN ISIDORO HABLAN A LOS OBISPOS, PRESBÍTEROS Y FIELES

San Pedro. Iglesia del Señor San José.Sevilla

Exhortaciones a los presbíteros y a los fieles
1P 4,12-5,14
Queridos hermanos, no os extrañéis de ese fuego abrasador que os pone a prueba, como si os sucediera algo extraordinario. Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por homicida, ladrón, malhechor o entrometido. Pero, si sufre por ser cristiano, que no se avergüence, que dé gloria a Dios por este nombre.
Ha llegado el momento de que el juicio empiece por la casa de Dios; y, si nosotros somos los primeros, ¿cuál será el final de los que no han obedecido al Evangelio de Dios? Si el justo, a duras penas, se salva, ¿qué sucederá con el impío y pecador? En consecuencia, los que padecen por designio de Dios practiquen el bien y pónganse en manos del Creador, que es fiel.
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
Igualmente, los jóvenes: someteos a las personas de edad. Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros.
Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos.
Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén.
Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.
R/. Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Aleluya.
V/. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres por causa del Hijo del hombre.
R/. Para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Aleluya.
Sabiduría
Felicidad de los justos en Dios
Sb 7,7-16.22-30
Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y, junto a ella, la plata vale lo que el barro. La quise más que a la salud y la belleza, y me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables; de todas gocé, porque la sabiduría las trae, aunque yo no sabía que ella las engendra a todas. Aprendí sin malicia, reparto sin envidia y no me guardo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
Que me conceda Dios saber expresarme y pensar como corresponde a ese don, pues él es el mentor de la sabiduría y quien marca el camino a los sabios. Porque en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y toda la prudencia y el talento.
En efecto, la sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todovigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.
La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste lo releva la noche, mientras que a la sabiduría no la puede el mal.
R/. Todo lo sé, oculto o manifiesto. Aleluya.
V/. Porque la sabiduría, artífice del cosmos, me lo enseñó.
R/. Oculto o manifiesto. Aleluya.

Santo Tomás de Villanueva

El obispo debe tener su puerta abierta a todo el que llegue
San Isidoro, obispo
Tratado sobre los oficios eclesiásticos (cap. 5,1.2: PL 83,785)
Es preciso que el obispo sobresalga en el conocimiento de las sagradas Escrituras, porque, si solamente puede presentar una vida santa, para sí exclusivamente aprovecha; pero, si es eminente en ciencia y pedagogía, podrá enseñar a los demás y refutar a los contestatarios, quienes, si no se les va a la mano y se les desenmascara, fácilmente seducen a los incautos.
El lenguaje del obispo debe ser limpio, sencillo, abierto, lleno de gravedad y corrección, dulce y suave. Su principal deber es estudiar la santa Biblia, repasar los cánones, seguir el ejemplo de los santos, moderarse en el sueño, comer poco y orar mucho, mantener la paz con los hermanos, a nadie tener en menos, no condenar a ninguno si no estuviere convicto, no excomulgar sino a los incorregibles.

Sobresalga tanto en la humildad como en la autoridad; que, ni por apocamiento queden por corregir los desmanes, ni por exceso de autoridad atemorice a los súbditos. Esfuércese en abundar en la caridad, sin la cual toda virtud es nada. Ocúpese con particular diligencia del cuidado de los pobres, alimente a los hambrientos, vista al desnudo, acoja al peregrino, redima al cautivo, sea amparo de viudas y huérfanos.

Debe dar tales pruebas de hospitalidad que a todo el mundo abra sus puertas con caridad y benignidad. Si todo fiel cristiano debe procurar que Cristo le diga: Fui forastero y me hospedasteis, cuánto más el obispo, cuya residencia es la casa de todos. Un seglar cumple con el deber de hospitalidad abriendo su casa a algún que otro peregrino. El obispo, si no tiene su puerta abierta a todo el que llegue, es un hombre sin corazón.
R/. Venid vosotros, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Aleluya.
V/. El obispo tiene que ser irreprochable, hospitalario, hábil para enseñar, desinteresado.
R/. Fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Aleluya

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