SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

martes, 1 de noviembre de 2016

EL PAPA FRANCISCO ELOGIA A LUTERO POR HABER PUESTO LA PALABRA DE DIOS EN EL CENTRO (31.10.2016)

El Papa, en Suecia, elogia a Lutero por haber puesto la Palabra de Dios en el centro

El Papa Francisco ya está en Suecia y en su primer acto con ocasión del quinto centenario de la Reforma en la catedral luterana de Lund ha participado en una oración ecuménica. Allí, ha asegurado que Dios “nos mira” y su mirada de amor “nos anima a purificar nuestro pasado” y a“trabajar en el presente para hacer realidad ese futuro de unidad que tanto anhela”.
Tal y como informa Zenit, el Santo Padre ha aseverado que todos debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón: “solamente Dios es el juez”.
Tras reunirse en privado en el aeropuerto con el primer ministro, ha visitado también a la familia real en la palacio Kungshuset. De esta forma, el primer evento público ha sido este encuentro en la catedral.  El reverendo Martin Junge, secretario general de la Federación Luterana Mundial, ha indicado en su discurso que “el bautismo es anuncio profético de sanación y de unidad en medio de nuestro mundo herido, convirtiéndose así en un don de esperanza en medio de una humanidad que añora vivir en paz con justicia y en diversidad reconciliada”.
"Un nuevo inicio"
El Santo Padre ha iniciado la oración pidiendo, hablando en español, que el Señor nos prepare para dar testimonio y servicio común en el mundo. Las intervenciones se sucedieron intercaladas por el canto del coro. Y pidió al Espíritu Santo “que nos conceda un nuevo inicio”.
La ceremonia incluyó un abrazo de paz. El cardenal Kurt Koch por su parte ha señalado que en el encuentro hay sentimientos de alegría por los pasos dados y dolor por lo sucedido. Que luteranos y católicos se concentraron en lo que los separaba y no a lo que los unía.
El Papa, en su discurso, ha invitado a reconocer con “honestidad y amor” que la división “se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios” y ha sido “perpetuada históricamente por hombres de poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel”. Un pueblo que “siempre y en todo lugar” necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor.
"Nos hemos encerrado en nosotros mismos"
Sin embargo, el Pontífice ha indicado que había una voluntad sincera por ambas partes de “profesar y defender la verdadera fe”. Al mismo tiempo, ha aseverado que “somos conscientes que nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente”.
Por otro lado, ha afirmado que en este encuentro de oración, “queremos manifestar nuestro deseo común de permanecer unidos a Él para tener vida”, tal y como pidió Jesús “permaneced en mí, y yo en vosotros”. También es un momento –ha precisado el Papa– para dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor.
"Tenemos una nueva oportunidad"
Tal y como ha explicado Francisco, católicos y luteranos han empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, “tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común”, que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica.
Superar "controversias y malentendidos"
Al respecto, el Pontífice ha asegurado que “no podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros”. Y asimismo ha reconocido que “tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia”, superando “controversias y malentendidos” que a menudo “han impedido que nos comprendiéramos unos a otros”.
El Santo Padre ha recordado a los presentes que Dios es el dueño de la viña, “que con amor inmenso la cuida y poda para que dé más fruto”. Por eso, ha pedido dejarse “conmover por la mirada de Dios”, que lo único que desea es que “permanezcamos como sarmientos vivos unidos a su Hijo Jesús”.
La separación, "fuente inmensa de sufrimientos"
Jesús es quien “nos sostiene y nos anima a buscar los modos para que la unidad sea una realidad cada vez más evidente”. Sin duda –ha señalado Francisco– la separación ha sido una fuente inmensa de sufrimientos e incomprensiones. Pero también ha llevado a caer sinceramente en la cuenta de que “sin Él no podemos hacer nada, dándonos la posibilidad de entender mejor algunos aspectos de nuestra fe”.
Por otro lado, el Santo Padre ha reconocido con gratitud que la Reforma “ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”. A través de la escucha común de la Palabra de Dios en las Escrituras, el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, del que celebramos el 50 aniversario, ha dado pasos importantes.
El mundo espera un "testimonio creíble de misericordia"
El Pontífice ha asegurado que la experiencia espiritual de Martín Lutero“nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios”. La doctrina de la justificación –ha observado– expresa la esencia de la existencia humana delante de Dios.
Además, ha recordado que el mundo está esperando de los cristianos un “testimonio creíble de la misericordia en la medida en que el perdón, la renovación y reconciliación sean una experiencia cotidiana entre nosotros”. Juntos –ha añadido– podemos anunciar y manifestar de manera concreta y con alegría la misericordia de Dios, defendiendo y sirviendo la dignidad de cada persona. Sin este servicio al mundo y en el mundo, la fe cristiana es incompleta.

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