SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

martes, 3 de febrero de 2015

OFERTA DE TRABAJO...


Actualizado 1 febrero 2015

Oferta de trabajo. Se necesitan urgentemente...


Buscamos personas para algo más que un puesto de trabajo; es un estilo de vida. Los candidatos para los puestos ofertados han de sentir una llamada vocacional; no habrá anuncios en ningún medio, digital o escrito. Será Alguien importante quien los busque y los llame, aunque no precisamente al móvil; estén atentos. Tengan  en cuenta que discerniremos en todo momento si esta llamada se ha producido, si es auténtica. Serán descartados los que no la hayan recibido.

Se requieren aptitudes y conocimientos en las siguientes áreas: psicología, sociología, economía, filosofía, organización, logística… y se valorará especialmente la capacidad para la supervivencia. Serán entrenados durante un mínimo de seis años, tras los cuales emprenderán, en solitario, su misión.
Serán llevados a tierras, con frecuencia, hostiles. La mayoría de las veces estarán solos, no habrá compañeros de misión en muchos kilómetros. Con suerte, encontrarán personas dispuestas a ayudarles y colaborar con ustedes, pero no se hagan ilusiones; si las hay, serán pocas y de avanzada edad. Es fácil que su presencia en los destinos a los que se les envíe levante recelos entre los habitantes del lugar. Serán muy observados por ellos, y con frecuencia criticados. Sin embargo, trabajarán sirviéndoles en todo momento. Es vital para el éxito de su misión que puedan acercarse al mayor número de dichos habitantes, y ganarse su confianza.
Trabajarán con frecuencia en situaciones precarias, sin medios económicos. No podemos garantizarles la vivienda. Si le ofrecen alguna en su destino, es muy probable que la misma tenga grandes deficiencias, y que requiera urgentes reformas.
Hay uniforme, no obligatorio, pero sí altamente recomendado. Advertimos de que su uso puede ocasionar insultos, escupitajos, etc. No obstante insistimos: su uso es importante.
Lo más probable es que no haya nadie que les dé la enhorabuena cuando desarrollen bien su labor. Sus logros quedarán en el más absoluto silencio y anonimato. Mas si se equivocan, sus tropiezos serán magnificados hasta extremos difícilmente imaginables.
Cuando tengan encauzada la situación en su destino y lleguen a ser apreciados por las personas que allí haya, les enviaremos a un nuevo sitio donde empezarán desde cero. No se podrán acomodar en ningún lugar, no podrán echar raíces, ni llamar hogar a ninguna tierra.
Por supuesto, no pueden casarse ni formar una familia. La misión a desarrollar exige total disponibilidad. No hay horario establecido; ejercen su labor durante las veinticuatro horas del día, siete días a la semana. Han de estar siempre disponibles.
El salario establecido será poco superior al mínimo interprofesional. Además, el valor de los bienes materiales que puedan llegar a adquirir, influyen de forma inversamente proporcional a la posibilidad de éxito de su misión.
No hay tampoco edad para la jubilación. Ejercerán su misión hasta el final de sus días, y en su vejez no tendrán asegurada una vivienda digna, ni cuidados ante eventuales enfermedades.
Puede que no parezca atractivo. No obstante, sin son llamados, no encontrarán la felicidad de ninguna otra forma. Tendrán una vida plena, y siempre, siempre, serán sostenidos por Aquel que les llamó. Son millones los que, a lo largo de la historia, aceptaron este reto antes que ustedes. La inmensa mayoría, los que permanecieron fieles a su misión, no habrían cambio sus vidas por nada del mundo. ¿Tendrán ustedes suficiente valor para aceptar esta llamada?
Por cierto, se les llamará sacerdotes. O más comúnmente, curas. Yo al menos, rezaré por ustedes. Les aseguro que no seré el único.

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