A la orilla del Jordán,
descalza el alma y los pies,
bajan buscando pureza
doce tribus de Israel.
Piensan que a la puerta está
el Mesías del Señor
y que, para recibirlo,
gran limpieza es menester.
Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan sobre todos ellos
descalza el alma y los pies,
bajan buscando pureza
doce tribus de Israel.
Piensan que a la puerta está
el Mesías del Señor
y que, para recibirlo,
gran limpieza es menester.
Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan sobre todos ellos
derrama el agua y la fe.
El soldado bautiza a su Rey, el siervo a su Señor, Juan
al Salvador; el agua del Jordán se estremece, la Paloma da
testimonio, la voz del Padre declara: «Éste es mi Hijo.»
A Cristo, el Hijo amado, en quien el Padre se ha complacido, venid, adorémosle.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Meditemos las Gracias y Dones recibidos en nuestro Bautismo, demos gracias a Dios por su Misericordia y pongamos en actividad nuestros talentos, los que Dios nos ha regalado y pensemos que hacer con ellos.Servir a los demás sería buena tarea, bien a través de nuestras familias o bien dedicando nuestra vida al servicio de Dios enteramente.Cada uno en su interior siente y conoce lo que Él le pide.
Recemos.
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