SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

lunes, 22 de septiembre de 2014

AYER EL PAPA FRANCISCO EN TIRANA, CAPITAL DE ALBANIA.


Gran sorpresa/decepción me llevé al escuchar los discursos en Tirana ayer 21 de septiembre.Todo el día estuve frente al Canal de TV Vaticana, de Internet, esperando escuchar el homenaje que se había prometido, se le realizaría a la Beata Teresa de Calcuta.
Muy poco fué lo que se habló, no ya de ella , si no era oportuno, sino de su labor y la de las Hermanas y la de tant@s que estimamos el ser vicio de Madre Teresa a la Iglesia.
Si me duele, sentir la ausencia de reconocimiento público, claro y sin complejos, a Madre Teresa, más a la labor de sus hijas, las Misioneras de la Caridad en todo el mundo...cuya vida de entrega a los más necesitados es realidad... cuesta comprenderlo,


Espero que razones concretas haya para esto, o que realmente haya querido separarse  la Visita a Albania, con sus Mártires y Constitución comunista atea de la personalidad y acción de la pequeña mujer albanesa.
Rezo para que sea siempre la Voluntad del Señor y no la mía.Y como  me indicaría Madre, sonría ante la adversidad, un nuevo escalón hacia el Cielo.
Rezo por la Canonización de la Beata Teresa de Calcuta, ya.



Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no sólo para llorar.

Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes tú.

Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.

Sostén ahora mi fe,
pues, cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará. Amén.

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