HOY FIESTA DE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ
" No ser, no querer ser, pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera..."
Éstas fueron las últimas palabras pronunciadas por Sor Ángela de la Cruz, hoy ya Santa Ángela de la Cruz, tras su Beatificación en Sevilla en 1982 por el Beato Juan Pablo II y Canonizada en Madrid, por él también en 1992.
Compañia de la Cruz

De aquella pobre habitación, en sucesivas etapas, irán pasando primero a una casa del barrio de San Lorenzo, donde encontrarán la protección del párroco (después cardenal, actualmente beato) don Marcelo Spínola. Luego, a la calle Lerena. Más tarde en 1881 a la calle Cázares (hoy Santa Ángela de la Cruz) donde morirá.

A la vez que las fundaciones se multiplicaban las vocaciones de almas generosas. Los ejemplos de sacriicio, caridad y humilidad de las Hermanas de la Cruz, llegaron a ser un elemento connatural con el paisaje ciudadano de Sevilla. Tan querido qeu, aún en época de persecucion, los sevillanos decidieron que a las Hermanas de la Cruz no se las tocaba, mientras se llegron a quemar otros conventos e iglesias. Su ejemplo de caridad, pobreza y humilidad se extendión por Andalucía, Extremadura y poco a poco a otras regiones de España (Castilla La Mancha, Galicia, Valladolid, Valencia y las Islas Canarias) Argentina e Italia.

Así se inició una correspondencia epistolar de tal calidad espiritual, que la pobre "zapaterita, negrita, y tontita", como se consideraba ella ante Dios, ha dejado un verdadero tesoro de enseñanza espiritual.
Pocos autores espirituales se le podrán comparar en la capacidad de penetración en las almas, la sintoniía y luz que ofrece para encarnar la sabiduría de la cruza en la vida concreta.
En 1894 Sor Ángela, “madre Angelita” o simplemente “Madre” como se le llamaba ya en Sevilla, viajó a Roma para asistir a la beatificación del maestro Juan de Ávila y Fray Diego de Cádiz, pudiendo entrevistarse con el Papa León XIII, quien más tarde concedió el decreto inicial para la aprobación de la Compañía.
En 1898 León XIII dio el "decretum laudis" del Instituto y San Pío X, en 1904, su aprobación pontificia y según aparece en el registro de Congregaciones, reza así: "Hermanas de la Compañía de la Cruz de Sevilla".

En 1907 Sor Ángela asumió el gobierno y la responsabilidad de su Instituto religioso como primera Madre General, reelegida por cuatro veces. Aunque tenía fama de “milagrera”, destacaba por su naturalidad y sencillez.
En todos los capítulos celebrados durante su vida la reeligieron. Las Hermanas no concebían otra cosa posible. Pero en 1928, cuando ya tenía 82 años de edad, la Santa Sede remitió el asunto de la confirmación de su elección a la discreción del Cardenal, para que se eligiera otra religiosa distitna de la fundadora. Cuando se leyó, ante todas, que habría que elegir esta vez otra religiosa, quedaron consternadas las demás. Madre se arrodilló ante los pies del Visitador, se los besó y añadió una expresión originalisima suya: Dios se lo pague a Dios, para indicar que agradecía a Dios la manifestación de su voluntad y que era lo que ella deseaba. Salió elegida la Hermana Gloria. Madre quedó oficialmente como Superiora General honoraria y consejera espiritual de todas.
En 1928 a pesar de la exposición iberoamericana, en Sevilla continuaba habiendo pobres y necesidades, por eso las Hermanas de la Cruz rondaban por los barrios más pobres, santificándose especialmente con la virtud de la mortificación, al servicio de Dios en los pobres, haciéndose pobres como ellos.

Y después de los cien años, la (persona) que vea una Hermana de la Cruz pueda decir:
Se ve a las primeras, el mismo hábito exterior y el mismo interior; el mismo espíritu deabnegación, el mismo de sacrificio...Son las mismas, la providencia para los pobres; dan de comer al hambriento, visten al desnudo, buscan casa a los peregrinos, visitan a los enfermos, los limpian, los asean, los velan sacrificando su reposo.Son todas para los pobres, mirándolos no sólo como hermanos, sino como señores, y los acompañan y están con ellos a su lado......

Sor Ángela tranquilizó a las Hermanas:"Eso en vosotras está, si sois fieles al espíritu (la Compañía) durará hasta el fin de los tiempos". Pero no les disimuló la seria advertencia de que, si fallaban, el Instituto "podrá desaparecer como la sal en el agua". Insistía en la fidelidad: "Que cuando celebren el primer centenario, quienes hayan conocido a las presentes y vean a las de ese tiempo puedan decir: Son las mismas, y en las presentes de hoy vive en todo su rigor el espíritu de las primeras".
Y así es. Las Hermanas de la Cruz, hijas de tan buena Madre, procuran ajustar en el tiempo presente sus pasos a las huellas que ella dejó. En el capítulo primero de sus Constituciones, que fueron aprobadas también por San Pío X en 1908, se expresa que El fin especial o distintivo de esta Congregación, es promover con la divina gracia la salvación de las almas entre los pobres, a quienes las Hermanas considerarán y amarán como a sus amos y señores.
Por ganar sus almas aplicarán su vida apostólica a la visita diaria de enfermos necesitados a domicilio, asistiéndolos en sus necesidades espirituales y materiales. Y también, a la gratuita y cristiana educación de niñas pobres, en internados de huérfanas y en escuelas diurnas y nocturnas. En otro lugar. "Y con el lenguaje mudo del ejemplo llevando una vida voluntariamente pobre y austera, en la realización de sus apostolados de caridad"

Continuación de la obra

Atender a los enfermos abandonados y solos: acompañándolos en sus propias casas, velándolos, curándolos, visitándolos, llevándoles el consuelo de alguien que los quiere y se preocupa por ellos.Ayudar a los pobres: orientándoles en sus problemas y acercándoles el consuelo de las virtudes cristianas. Ser en el mundo un testimonio de desprendimiento, de pobreza, de humildad, que llame un poco la atención entre tanto egoísmo, lujo y despilfarro.Proteger y enseñar a la niñez abandonada: crearles un ambiente donde crezcan con alegría y esperanza.
Las Hermanas de la Cruz, de entonces y de ahora, siguen a estrictamente las normas de mortificación establecidas por Sor Ángela:
Comen de “vigilia” duermen sobre una tarima de madera las noches que no les toca velar, duermen poquísimo, pues quieren estar “instaladas en la cruz”,“enfrente y muy cerca de la cruz de Jesús”, renunciando a los bienes de este mundo y acudiendo sin tardanza donde los pobres las necesiten.

Las Hermanas visitan de día y asisten a la vela nocturan al enermo que tiene necesidad de ello, llvan a los pobres la ayuda que recaban de quien tiene posibiliades, colocan a las jóvenes, y hasta abrieron escuelas para las huérfanas solas; preparana los moribundos y amortajan a los difuntos.
Separadas del mundo se encierran en su casa como ermitañas, después de haber consolado a los pobres y enfermos. No se dedican a relaciones con el mundo; pero siempre hay alguna al cuidado de la puerta para atender al pobre que llame. Pero están dispuestas a salir de su retiro, si se trata de algo urgento como llevar un confesor a un moribundo o algo semejante.
El estilo y espiritualidad de Sor Ángela de la Cruz se ha conservado así en nuestro tiempo. La Fundadora consideraba que la vocación que Dios le había hecho concebir y lanzar en la Iglesia era para pocas.
La vida y obra de Sor Ángela de la Cruz siguen realizando en el mundo las palabras de San Pablo:
"Porque lo que parece locura de Dios, es más sabio que los hombres" (1 Cor 1,25)
Servir al necesitado
Desde el primer dia las Hermanas comenzaron sus ministerios.
Actualmente la comunidad está dedicada a los trabajos específicos de la Congregación:
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Para atender estos ministerios las Hermanas no cuentan con mas ingresos que la limosna que piden de puerta en puerta.
Además de estas actividades, en otras casas del Instituto tienen:
* Residencias para ancianos* Internados de niños en situación de orfandad donde se les ofrece la preparación académica suficiente dentro de un ambiente de un ambiente familiar.

Por eso su espíritu es totalmente contemplativo, con dos horas de oración diarias además de otros rezos que hacen posible que vivan unidas a Dios, para así darlo a los demás. De este trato asiduo con Dios brota la alegría que las caracteriza y se percibe con solo acercarse a sus conventos.
No es posible olvidar a la Beata Madre María de la Purísima, Hermana de la Cruz y Beatificada por S.S. Benedicto XVI.
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Beata Madre María de la Purísima |
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