SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

viernes, 30 de octubre de 2015

SABIDURÍA

 La sabiduría debe pedirse a Dios
Sb 8,1-21b
La sabiduría alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.
La quise y la rondé desde muchacho y la pretendí como esposa, enamorado de su hermosura. Su unión con Dios realza su nobleza, siendo el dueño de todo quien la ama;
es confidente del saber divino y selecciona sus obras.
Si la riqueza es un bien apetecible en la vida, ¿quién es más rico que la sabiduría,          que lo realiza todo? Y, si es la inteligencia quien lo realiza, ¿quién es artífice de cuanto      existe, más que ella? Si alguien ama la rectitud, las virtudes son fruto de sus afanes; es maestra de templanza y prudencia, de justicia y fortaleza; para los hombres no hay en la     vida nada más provechoso que esto. Y, si alguien ambiciona una rica experiencia, ella          conoce el pasado y adivina el futuro, sabe los dichos ingeniosos y la solución de los enigmas, comprende de antemano los signos y prodigios, y el desenlace de cada momento,                   de cada época.
Por eso, decidí unir nuestras vidas, seguro de que sería mi consejera en la dicha, mi alivio en la pesadumbre y la tristeza. Gracias a ella, me elogiará la asamblea, y, aun siendo joven, me honrarán los ancianos; en los procesos, lucirá mi agudeza, y seré la admiración de los monarcas; si callo, estarán a la expectativa; si tomo la palabra, prestarán atención, y, si me alargo hablando, se llevarán la mano a la boca.
Gracias a ella, alcanzaré la inmortalidad y legaré a la posteridad un recuerdo imperecedero. Gobernaré pueblos, someteré naciones; soberanos temibles se asustarán al oír mi nombre; con el pueblo me mostraré bueno y, en la guerra, valeroso. Al volver a casa, descansaré a su lado, pues su trato no desazona, su intimidad no deprime, sino que regocija y alegra.
Esto es lo que yo pensaba y sopesaba para mis adentros: la inmortalidad consiste en emparentar con la sabiduría; su amistad es noble deleite; el trabajo de sus manos, riqueza inagotable; su trato asiduo, prudencia; conversar con ella, celebridad; entonces me puse a dar vueltas, tratando de llevármela a casa.
Yo era un niño de buen natural, dotado de un alma buena; mejor dicho, siendo bueno, entré en un cuerpo sin tara. Al darme cuenta de que sólo me la ganaría si Dios me la otorgaba -y saber el origen de esta dádiva suponía ya buen sentido-, me dirigí al Señor y le supliqué.
R/. Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos.
V/. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará.
R/. Invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos.



lunes, 26 de octubre de 2015

SÍNODO REDUCCIONISTA

Indudablemente no he estado en Roma participando del Sínodo y de las ilustres  intervenciones de los asisitentes.
Solo nos queda el Papa, Su Autoridad, Su sabiduría, la acción del Espíritu Santo que deje sin voz a los que intentan desde dentro y desde fuera atacar a la Iglesia.
Me molesta muchísimo el palabreo, sí, palabreo de muchos, para justificar lo injustificable, para permitir lo que no puede ser, para reducir la Gloria de Dios con argumentos humanos.
El Sínodo de la Familia  ha quedado reducido a la machacona propuesta de algunos, sobre los divorciados, como si fuesen los únicos existentes, para que puedan comulgar casados nuevamente.
No me  cuenten historias purpuradas, no me convenzan con mi actitud inmisericorde  si creo que no pueden hacerlo. No distraigan de tanto tema del que hablar sobre las familias.
Otro tema, los matrimonios del mismo sexo, otro caballo de batalla del que también me intentan culpabilizar.La situación de los homosexuales en la Iglesia.
 Matrimonio es lo que es. Convivencia de personas es lo es. Castidad y pecado en unos y otros ya esta definido. Respeto y acogida, la Iglesia bien sabe lo que es y bien lo demuestra.
¿Piensan que vamos a redefinirlo todo? ¿Son Vds más que Dios o piensan convencer a unos cuantos?
Cuando el Cardenal Kasper dice que el Sínodo ha abierto la puerta...pues no. El sínodo es opinable, la  relatio final no es doctrina y confiamos en el Papa, para que aclare todo .
No comprendo como algunos cardenales, obispos, laicos comprometidos y religiosos...pretenden enmendarle la plana al Señor en función de la Misericordia que nos tiene...el lo ha dicho y lo ha hecho, ha llamado hipócritas y sepulcros blanqueados, raza de víboras a los que así creía, ha aconsejado mejor atarse una rueda al cuello y caer al agua, no escandalizar...y expulsó a los mercaderes del templo pues obstaculizaban la Santidad de su Padre...y más...perdónales porque no saben lo que hacen.
De este sínodo me llega la intención de algunos, de reducir la Eucaristía, de reducir las culpas, de reducir la necesidad de perdón, de obviar realidades doctrinales, de confundir reduciendo la familia a todo vale, a la desigualdad igualitaria en las parejas. 
Podía seguir escribiendo, ampliando el deseo reduccionista de lo eterno, que plantean muchos, que no digo que no sea de buena fe..., evitemos la ingenuidad .
Recemos unos por otros . Dios sabe .


domingo, 25 de octubre de 2015

Texto de la homilía del Santo Padre Francisco de la Santa Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos



El Papa Francisco celebró la mañana del domingo la Santa Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos.
Texto de la homilía del Santo Padre Francisco 
Santa Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos  25 DE OCTUBRE DE 2015
Las tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús.
El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31, 7). Y ¿por qué lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas» (31, 8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf. Sal 125,6).
Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades.
El pasaje de la Carta a los Hebreos nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en debilidades» (5, 2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido puesto a prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4, 15). Por eso es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da la salvación.
El Evangelio de hoy se conecta directamente con la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10, 51). Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios. Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v. 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros, más de lo que creemos en nosotros mismos.
Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos. Los suyos no hacen más que repetir las palabras de aliento y liberación de Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia.
Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, van adelante como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia». Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad del espejismo»: podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente es, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.
Hay una segunda tentación, la de caer en una «fe de mapa». Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio, que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños (cf. 10, 13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir, especialmente a quien está relegado al margen y le grita. Ellos, como Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo para encontrar a Cristo.
Y, al final, Bartimeo se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente.

LOS MÉTODOS DE STALIN

Los métodos de Stalin

Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote
Stalin, tan sanguinario y que sembró Rusia de cadáveres, incluidos algunos de sus antiguos camaradas comunistas, decía que el asesinato no era la primera arma a emplear. Primero, afirmaba, había que intentar comprar al que podía ser una molestia. Si eso no funcionaba, había que anularlo y para ello había que rebuscar en su pasado a ver si se encontraba algo vergonzoso; si era así, se aireaba y, si era de poca importancia, se exageraba; pero si no se encontraba nada, se inventaba; para Stalin, era mejor un zombi, un muerto en vida, que un cadáver. Sólo si esos dos pasos no funcionaban, se recurría al asesinato, generalmente previa tortura.
Los métodos de Stalin no se han olvidado y algunos creen que ahora van a utilizarse por parte de los que han perdido la batalla del Sínodo, sin llegar -confiemos- al extremo de sembrarlo todo de cadáveres. Aún no sabemos el contenido del documento final del Sínodo de los obispos, pero todo parece indicar que no sólo no se va a tocar la doctrina, sino que los cambios en la pastoral no pasarán de ser un acompañamiento misericordioso a los divorciados vueltos a casar, convivientes y homosexuales, que es por otro lado lo que la Iglesia siempre ha hecho. La decepción y el enfado de los que han promovido el cambio es inmensa y buscan a los responsables de su derrota para hacerles pagar un alto precio por ello.
Me consta que ha empezado la caza para decapitar a los que han defendido a Cristo y a su Iglesia del asalto de los relativistas. Un nuncio en un país latino decía esta semana que a los que se han opuesto al cambio les iban a estallar "bombas morales" entre las manos y esto ha empezado ya. Se está difundiendo vía email la acusación de violación contra un importante cardenal latinoamericano. Circula por Roma un escrito procedente de un nuncio de un país africano denigrando al cardenal Saráh. Al cardenal Pell le reabrirán una vieja acusación por un supuesto apoyo a un sacerdote pederasta hace muchos años. Los durísimos ataques al cardenal Cañizares por lo que dijo sobre los emigrantes no son una mera casualidad, sino que responden a un propósito muy concreto. Y esto no ha hecho más que empezar. Pero también los periodistas están siendo objeto de ataques, bien quitándoles la acreditación para acceder a la Sala de Prensa, bien hurgando en su pasado.
A pesar de sus cadáveres amontonados, Stalin no logró sus objetivos. Tampoco estos lo conseguirán. Podrán desacreditar a los que han estado en primera línea del combate, pero otros vendrán. La sangre de los mártires, siempre es semilla de cristianos.

CARDENAL ROBERT SARAH

CARDENAL ROBERT SARAH

Un Papa desde el África negra

Sería el primero de la historia. Y podría ser el próximo. Un nombre: Robert Sarah, autor de un libro revelación
de Sandro Magister
ROMA, 10 de abril de 2015 – Lo ha dicho él con candor: “Tengo la sensación de que Dios me ha puesto aquí para una cosa breve”. Cuatro o cinco años, incluso menos.
Es natural que esta confidencia del Papa Francisco haya vuelto a encender las conjeturas sobre quién será su sucesor.
Y en la cabeza de la clasificación de los que hacen apuestas y de los expertos se ha situado enseguida el cardenal que ha sido bautizado “el Papa Francisco de Asia”, Luis Antonio Gokim Tagle, filipino de madre china, 56 años: viaja en autobús, acoge a los vagabundos en la catedral, no condena sino que abraza y ha hecho sus estudios de teología en los Estados Unidos con famosos maestros “progresistas”. Suyo era el feliz rostro que aparecía al lado de Francisco en el triunfal viaje a Filipinas de enero pasado.
Pero pocos se dieron cuenta de que Francisco había llevado consigo desde Roma a otro cardenal, que ya había estado en las islas después del maremoto de 2013 para llevar “la caridad del Papa” en calidad de presidente de “Cor unum”.
Su nombre es Robert Sarah, es africano, tiene 70 años y antes de que su libro-entrevista fuera publicado en Francia hace un mes revelando un perfil asombroso era desconocido para la mayoría. Sorprendentemente, Francisco lo promovió, el pasado noviembre, al cargo de prefecto de la congregación vaticana para el culto divino, un nombramiento importante para la nueva curia en vías de reforma.
Para la Iglesia es el momento de África, un continente de conversos: los católicos eran dos millones en 1900 y hoy son ciento ochenta y cinco millones; es tierra de mártires, degollados como corderos a orillas del Mediterráneo o masacrados en un campus universitario de Kenia. También esto forma parte de la biografía de Sarah.
Nacido en una remota aldea de la savana, en una familia que se acaba de convertir, es circuncidado a los doce años e iniciado a la vida adulta en la selva. Estudia para ser sacerdote y lo consigue, mientras su país, Guinea, está bajo el régimen sanguinario del marxista Sekou Touré, con el obispo de Conakry, la capital, encarcelado y torturado.
Estudia Teología en Roma, en la Gregoriana y sobre todo en el Bíblico, siendo rector Carlo Maria Martini y con maestros como Lyonnet, Vanhoye, de la Potterie. Durante un año frecuenta la prestigiosa École Biblique de Jerusalén.
Y después vuelve como humilde párroco a Guinea, donde camina a pie por la savana para llegar al último de sus fieles, en una población de mayoría musulmana. Hasta que en 1978 Pablo VI lo nombra obispo, el más joven del mundo, a los 33 años. Y le confía Conakry, con un Sekou Touré cada vez más enfurecido contra este nuevo pastor, indómito defensor de la fe. Después de la muerte repentina del tirano, en 1984, se descubrirá que Sarah era el primero en la lista de los enemigos que había que eliminar.
Juan Pablo II lo llama a Roma en 2001 y lo nombra secretario de la congregación para la evangelización de los pueblos, para que se ocupe de las más de mil diócesis de los países de misión. Y cuando su prefecto enferma se convierte, a partir de 2008, en el efectivo número uno de Propaganda Fide, en contacto personal con Benedicto XVI que en 2010 lo nombra cardenal y presidente de “Cor unum”.
Sarah siente una ilimitada admiración hacia el Papa Joseph Ratzinger: comparte con él la idea de que para la Iglesia de hoy la prioridad absoluta es llevar a Dios al corazón de las civilizaciones, tanto a las de antigua cristiandad – ofuscada o rechazada -, como a las que siguen siendo paganas.
Es el mismo objetivo que él le atribuye al Concilio Vaticano II. Éste y ningún otro, porque el eclipse de Dios es el decaimiento del hombre. “Dieu ou rien”, Dios o nada, es el título de su libro, más de cuatrocientas páginas fulgurantes por su profundidad y claridad.
Dios también debe revelar la caridad a los reyecillos del mundo. Sin descuentos. No es aceptable, dice Sarah, que “mientras los cristianos mueren por su fidelidad a Jesús, en Occidente algunos hombres de Iglesia debatan para reducir al mínimo las exigencias del Evangelio”.
El cardenal Walter Kasper, el primero de los grandes electores de Jorge Mario Bergoglio, ya está pensando en el después y se inquieta. En su última entrevista se ha preguntado: “¿Será el pontificado de Francisco sólo un breve interludio en la historia de la Iglesia?”.
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Esta nota ha sido publicada en “L’Espresso” n. 10 del 2015, en los kioscos a partir del 10 de abril, en la página de opinión titulada “Settimo cielo” confiada a Sandro Magister.
He aquí el índice de todas las notas precedentes:
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El libro:
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PÁGINA ELEGIDAS DE “DIEU OU RIEN”
de Robert Sarah
MISERICORDIA SIN CONVERSIÓN
Ya no nos equivocamos cuando se constata que existe una forma de rechazo a los dogmas de la Iglesia, o una distancia creciente entre los hombres, los fieles y los dogmas. Sobre la cuestión del matrimonio existe un abismo entre un cierto mundo y la Iglesia. La pregunta, al final, es muy simple: ¿es el mundo el que debe de cambiar de actitud o la Iglesia su fidelidad a Dios? Porque si los fieles aún aman a la Iglesia y al Papa, pero no aplican su doctrina y no cambian para nada su vida, ni siquiera después de haber ido a escuchar al sucesor de Pedro a Roma, ¿qué futuro podemos esperar?
Muchos fieles se alegran de oír hablar de la misericordia divina y esperan que la radicalidad del Evangelio pueda mitigarse también en favor de quienes han hecho la elección de vivir en ruptura con el amor crucificado de Jesús. Piensan que a causa de la infinita bondad del Señor todo es posible, también decidiendo no cambiar en nada sus vidas. Para muchos es normal que Dios vierta sobre ellos su misericordia mientras habitan en el pecado. No entienden que la luz y las tinieblas no pueden coexistir, a pesar de los múltiples llamamientos de San Pablo: “¿Qué diremos entonces? ¿Que debemos seguir pecando para que abunde la gracia? ¡Ni pensarlo!” […]
Esta confusión exige respuestas rápidas. La Iglesia no puede seguir adelante como si la realidad no existiera: no puede contentarse con entusiasmos efímeros que duran el espacio de grandes encuentros o de asambleas litúrgicas, por muy bellas y ricas que sean. No podemos evitar por más tiempo una reflexión práctica sobre el subjetivismo como raíz de la mayor parte de los errores actuales. ¿De qué sirve saber que la cuenta twitter del Papa es seguida por centenares de miles de personas si los hombres no cambian sus vidas de manera concreta? ¿De qué sirve conformarse con las asombrosas cifras de las multitudes que se rinden y se convierten ante los Papas si no estamos seguros de que dichas conversiones son reales y profundas? […]
Frente a la oleada de subjetivismo que parece envolver el mundo, los hombres de Iglesia deben guardarse de negar la realidad complaciéndose con apariencias y glorias engañosas. […] Para poner en marcha un cambio radical de la vida concreta, la enseñanza de Jesús y de la Iglesia debe alcanzar el corazón del hombre. Hace dos milenios, los apóstoles siguieron a Cristo. Dejaron todo y su existencia ya no fue la misma. El camino de los apóstoles sigue siendo también hoy un modelo.
La Iglesia debe volver a encontrar una visión. Si su enseñanza no es entendida, no debe temer de volver a poner cien veces a prueba su capacidad. No se trata de ablandar las exigencias del Evangelio o de cambiar la doctrina de Jesús y de los apóstoles para adaptarse a las modas evanescentes, sino de volver a ponernos en causa sobre la manera con la que nosotros mismos vivimos el Evangelio de Jesús y presentamos el dogma.
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NADIE, NI SIQUIERA EL PAPA…
Francisco ha titulado un capítulo de su exhortación: “La realidad es más importante que la idea”. […] Yo pienso que el Papa desea ardientemente dar a la Iglesia el gusto de lo real, en el sentido de que hay cristianos – y a veces también clérigos – que pueden tener en ocasiones la tentación de esconderse detrás de las ideas para olvidarse de las situaciones reales de las personas.
Viceversa, algunos temen que esta concepción del Papa ponga en peligro la integridad del magistero. El reciente debate sobre el problema de los divorciados y de los que se han vuelto a casar está a menudo guiado por este tipo de tensión.
Por mi parte, no creo que el pensamiento del Papa sea poner en peligro la integridad del magistero. Efectivamente, nadie, ni tan siquiera el Papa, puede demolir o cambiar la enseñanza de Cristo. Nadie, ni tan siquiera el Papa, puede oponer la pastoral a la doctrina. Sería rebelarse contra Jesucristo y su enseñanza.
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UNA NUEVA FORMA DE HEREJÍA
Según mi experiencia, en particular después de veinte y tres años como arzobispo de Conakry y nueve como secretario de la congregación para la evangelización de los pueblos, la cuestión de los creyentes divorciados o vueltos a casar por lo civil no es un desafío urgente para las Iglesias de África y Asia. Al contrario, se trata de una obsesión de ciertas Iglesias occidentales que quieren imponer soluciones llamadas “teológicamente responsables y pastoralmente apropiadas”, que contradicen de manera radical la enseñanza de Jesús y del magisterio de la Iglesia. […]
Frente a la crisis moral, en modo particular del matrimonio y de la familia, la Iglesia puede contribuir con la búsqueda de soluciones justas y constructivas, pero no tiene otras posibilidades que participar haciendo referencia de manera enérgica a lo que la fe en Jesucristo aporta de propio y de único al proyecto humano. En este sentido, no es posible imaginar una distorsión entre el magisterio y la pastoral. La idea basada en poner el magisterio en un bello cofre separándolo de la práctica pastoral, que podría evolucionar según las circunstancias, las modas y las pasiones, es una forma de herejía, una peligrosa patología esquizofrénica.
Por consiguiente, afirmo solemnemente que la Iglesia de África se opondrá firmemente a cualquier rebelión contra la enseñanza de Jesús y del magisterio. […]
¿Cómo podría un sínodo volver a la enseñanza constante, concorde y profunda del Beato Pablo VI, de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI? Yo pongo mi confianza en la fidelidad de Francisco.
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EL VERDADERO ESCÁNDALO, EN EL SIGLO DE LOS MÁRTIRES
Los mártires son el signo de que Dios está vivo y está siempre en medio de nosotros. […] En la muerte cruel de tantos cristianos fusilados, crucificados, decapitados y quemados vivos se cumple “el derramamiento de Dios contra sí mismo” para consuelo y salvación del mundo. […]
[Pero] mientras los cristianos mueren por su fe y su fidelidad a Jesús, en Occidente algunos hombres de Iglesia intentan reducir al mínimo las exigencias del Evangelio.
Llegamos incluso a utilizar la misericordia de Dios, sofocando la justicia y la verdad, para “acoger – según los términos de la ‘Relatio post disceptationem’ del sínodo sobre la familia de octubre de 2014 – las dotes y las cualidades que las personas homosexuales tienen que ofrecer a la comunidad cristiana”. Este documento proseguía afirmando también que “la cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual”. En realidad, el verdadero escándalo no es la existencia de pecadores, pues la misericordia y el perdón existen siempre para ellos, sino la confusión entre el bien y el mal obrada por los pastores católicos. Si hombres consagrados no son capaces de entender la radicalidad del Evangelio e intentan anestesiarlo, nos desviaremos del camino. He aquí la verdadera falta de misericordia.
Mientras centenares de miles de cristianos viven cada día con el miedo en el cuerpo, algunos quieren evitar que sufran los divorciados que se han vuelto a casar, que se sentirían discriminados al ser excluidos de la comunión sacramental. A pesar de un estado de adulterio permanente, a pesar de un estado de vida que testimonia un rechazo de adhesión a la Palabra que eleva a quienes están casados sacramentalmente a ser el signo revelador del misterio pascual de Cristo, algunos teólogos quieren dar acceso a la comunión eucarística a los divorciados que se han vuelto a casar. La supresión de esta prohibición de la comunión sacramental a los divorciados que se han vuelto a casar, que se han autorizados ellos mismos pasando por encima de la Palabra de Dios – “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” – significa claramente la negación de la indisolubilidad del matrimonio sacramental. […]
Existe hoy una oposición y una rebelión contra Dios, una batalla organizada contra Cristo y su Iglesia. ¿Cómo  se puede entender que pastores católicos  sometan al voto la doctrina, la ley de Dios y la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad, el divorcio y el segundo matrimonio, como si la Palabra de Dios y el magisterio tuvieran que ser autentificados, aprobados por el voto de la mayoría?
Los hombres que edifican y estructuran estrategias para matar a Dios y demolir la doctrina y la enseñanza seculares de la Iglesia serán ellos mismos engullidos, precipitados por su victoria en la gehena eterna.
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viernes, 23 de octubre de 2015

22 de OCTUBRE: SAN JUAN PABLO II



¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!
San Juan Pablo II
De la Homilía de san Juan Pablo II, papa, en el inicio de su pontificado (22 de octubre 1978: AAS 70 [1978] 945-947)
¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!
¡Pedro vino a Roma! ¿Qué fue lo que le guió y condujo a esta Urbe, corazón del Imperio Romano, sino la obediencia a la inspiración recibida del Señor? Es posible que este pescador de Galilea no hubiera querido venir hasta aquí; que hubiera preferido quedarse allá, a orillas del Lago de Genesaret, con su barca, con sus redes. Pero guiado por el Señor, obediente a su inspiración, llegó hasta aquí.
Según una antigua tradición durante la persecución de Nerón, Pedro quería abandonar Roma. Pero el Señor intervino, le salió al encuentro. Pedro se dirigió a El preguntándole: «Quo vadis, Domine?: ¿Dónde vas, Señor?». Y el Señor le respondió enseguida: «Voy a Roma para ser crucificado por segunda vez». Pedro volvió a Roma y permaneció aquí hasta su crucifixión.
Nuestro tiempo nos invita, nos impulsa y nos obliga a mirar al Señor y a sumergirnos en una meditación humilde y devota sobre el misterio de la suprema potestad del mismo Cristo.
El que nació de María Virgen, el Hijo del carpintero -como se le consideraba-, el Hijo del Dios vivo, como confesó Pedro, vino para hacer de todos nosotros «un reino de sacerdotes».
El Concilio Vaticano II nos ha recordado el misterio de esta potestad y el hecho de que la misión de Cristo -Sacerdote, Profeta-Maestro, Rey- continúa en la Iglesia. Todos, todo el Pueblo de Dios participa de esta triple misión. Y quizás en el pasado se colocaba sobre la cabeza del Papa la tiara, esa triple corona, para expresar, por medio de tal símbolo, el designio del Señor sobre su Iglesia, es decir, que todo el orden jerárquico de la Iglesia de Cristo, toda su "sagrada potestad" ejercitada en ella no es otra cosa que el servicio, servicio que tiene un objetivo único: que todo el Pueblo de Dios participe en esta triple misión de Cristo y permanezca siempre bajo la potestad del Señor, la cual tiene su origen no en los poderes de este mundo, sino en el Padre celestial y en el misterio de la cruz y de la resurrección.
La potestad absoluta y también dulce y suave del Señor responde a lo más profundo del hombre, a sus más elevadas aspiraciones de la inteligencia, de la voluntad y del corazón. Esta potestad no habla con un lenguaje de fuerza, sino que se expresa en la caridad y en la verdad.
El nuevo Sucesor de Pedro en la Sede de Roma eleva hoy una oración fervorosa, humilde y confiada: ¡Oh Cristo! ¡Haz que yo me convierta en servidor, y lo sea, de tu única potestad! ¡Servidor de tu dulce potestad! ¡Servidor de tu potestad que no conoce ocaso! ¡Haz que yo sea un siervo! Más aún, siervo de tus siervos.
¡Hermanos y hermanas! ¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!
¡Ayudad al Papa y a todos los que quieren servir a Cristo y, con la potestad de Cristo, servir al hombre y a la humanidad entera¡
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo Él lo conoce!
Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación. Permitid, pues, -os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza- permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo Él tiene palabras de vida, sí, de vida eterna!


martes, 20 de octubre de 2015

MADRE TERESA DE CALCUTA, BEATA DESDE HACE 12 AÑOS

Hace 12 años Juan Pablo II beatificó a Teresa de Calcuta

Madre Teresa de Calcuta
Madre Teresa de Calcuta
Teresa de Calcuta nació en Macedonia el 26 de agosto de 1910. Su nombre de pila era Agnes Gonxha Bojaxhiu , y fue una monja católica de origen albanés  naturalizada india, que fundó en Calcuta, la congregación de las Misioneras de la Caridad en 1950. Durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que guiaba la expansión de la congregación, en un primer momento, en la India y luego en otros países del mundo. Tras su muerte, fue beatificada por el papa Juan Pablo II, 
 Beata Teresa de Calcuta.
Agnes descubrió su vocación desde temprana edad, y para 1928 ya había decidido que estaba destinada a la vida religiosa. Fue entonces cuando optó por cambiar su nombre a «Teresa» en referencia a la santa patrona de los misioneros, Teresa de Lisieux. Si bien dedicó los siguientes 20 años a enseñar en el convento irlandés de Loreto, comenzó a preocuparse por los enfermos y por los pobres de la ciudad de Calcuta. Esto la llevó a fundar una congregación con el objetivo de ayudar a los marginados de la sociedad, primordialmente enfermos, pobres y personas que no tenían hogar.
En la década de 1970 era conocida internacionalmente como persona defensora de los pobres e indefensos, en parte por el documental y libro Something Beautiful for God, de Malcolm Muggeridge. Obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1979 y el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, en 1980, por su labor humanitaria. A ellos se sumaron una decena de premios y reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como internacionales.
Teresa de Calcuta falleció el 5 de septiembre de 1997 a los 87 años a causa de un paro cardíaco, luego de amanecer con fuertes dolores de espalda y problemas respiratorios. Se hallaba de reposo en Santo Tomás (Calcuta) una semana antes de su muerte, en septiembre de 1997. El gobierno indio le concedió un funeral de Estado y, como parte de este, su féretro fue trasladado por gran parte de la ciudad en el mismo carruaje en el que fueron llevados los restos de Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru.
Beatificación
Madre Teresa de Calcuta junto a Juan Pablo II
Madre Teresa de Calcuta junto a Juan Pablo II
Tras su muerte, la Santa Sede consideró que se podría iniciar el proceso de beatificación, considerado como el tercero de los cuatro pasos para alcanzar la canonización, en donde el Papa declara a alguien digno de veneración universal, aunque para ello se deben comprobar dos milagros (uno más adicional al milagro con el que se le catalogó como beata).
El milagro que requería su beatificación sucedió en 1998, cuando, de manera aparentemente inexplicable, sanó Mónica Besra, una mujer que padecía un tumor maligno en el abdomen. Madre de cinco hijos, contó que había sido acogida en Roma por las Misioneras de la Caridad tras haber sido desahuciada por los médicos. Una de las hermanas le colocó sobre el abdomen una imagen de la Virgen María, que había permanecido sobre la túnica de la Madre Teresa durante la celebración de los premios Nobel.
La sanación de aquella mujer ocurrió el 5 de septiembre de 1998, exactamente un año después del deceso de la misionera. Distintos médicos indios, la Asociación de Ciencias y Racionalismo de la India e incluso el marido de la propia Besra pusieron en duda su curación milagrosa, asegurando que la mujer se salvó sólo por la medicina que debió ingerir durante nueve meses.
El proceso de beatificación de la Madre comenzó dos años después de su muerte gracias a una dispensa papal para no tener que esperar a que transcurrieran cinco años desde su deceso, como establece el Derecho Canónico.
El Vaticano citó a Christopher Hitchens para que demostrara algún testimonio que pudiera estar en contra y en ese caso interrumpir el proceso de beatificación. «Fue hablando con ella cuando descubrí, y me aseguró, que no estaba trabajando para aliviar la pobreza», dijo Hitchens. «Ella trabajaba para ampliar la cantidad de católicos. Me dijo: “No soy una trabajadora social. No lo hago por eso. Lo hago por Cristo. Lo hago por la Iglesia”». La Congregación para las Causas de los Santos se encargó de investigar lo dicho, pero la declaración de Hitchens no fue considerada obstáculo para seguir con el proceso.
El domingo 19 de octubre de 2003, a las 10:15 h, mientras se encontraban presentes más de 300 000 personas en la plaza de San Pedro y alrededores, fue proclamada como beata por el papa Juan Pablo II. A la celebración asistieron medio millar de las Misioneras de la Caridad, 15 El Papa también declaró que todos los 5 de septiembre se celebraría la festividad de la Madre Teresa. Luego del hecho, se le regaló una reliquia de la misionera y un grupo hindú protagonizó una danza

lunes, 19 de octubre de 2015

HAY MOMENTOS PARA REZAR



EN SILENCIO ESCUCHEMOS Y RECEMOS.


HAY MOMENTOS PARA ADORAR AL SEÑOR, PARA REZAR EL ROSARIO, PARA ESCUCHAR LO QUE NOS DICE... SIEMPRE HAY MOMENTOS


domingo, 18 de octubre de 2015

CANONIZACIÓN EN ROMA 18 de OCTUBRE DE 2015

El Papa Francisco, al que he sentido serio y triste o preocupado, ha presidido la Ceremonia de Canonización y Canonizado a los padres de Santa Teresa  de Lisieux, el matrimonio formado por los Beatos Louis Martin  y Zélie Guerin, al Sacerdote Beato Vinzenzo Grossi y a la Beata María de la Purísima, de la Compañía de las Hermanas de la Cruz.
Ha sido un día luminoso en la Plaza de San Pedro que estaba repleta de fieles.
Esta especial Canonización en un domingo que inicia la última semana del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, estaba presidida por un icono de la Sagrada Familia
Recemos por el Sínodo y roguemos a estos nuevos Santos de la Iglesia Universal, que intercedan   ante el Señor para la Verdad triunfe, en este mundo tan combatido y que pretende expulsar a Dios.
Recemos

Santa María de la Purísima de la Cruz

San Louis Martin y Santa Zelie Guerin

San Vinzenzo Grasso



jueves, 15 de octubre de 2015

SALMO 138 DIOS LO VE TODO, LO SABE TODO



                          Señor, tu saber me sobrepasa. 

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: "que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Señor, tú me conoces
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.



¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

15 OCTUBRE DE 2015: SANTA TERESA DE ÁVILA FINALIZA LA CELEBRACIÓN DEL V CENTENARIO DE SU NACIMIENTO





Mujer transgresora, con una espiritualidad difícil de resumir por ser rica, sutil y con una fuerza que emanaba de sus acciones. Fue reformadora contra viento y marea, perspicaz, psicóloga, mística, poeta, escritora y luchadora. Fundó la orden femenina y masculina de los Carmelitas Descalzos, hoy presente en los cinco continentes, para ayudar a todos los necesitados en nombre de Dios.


Castellana, de procedencia burguesa y origen judío, fue una mujer con identidad propia, hoy seguida por miles de personas de todo el mundo.
Como escritora, estuvo expuesta al riesgo de ser denunciada y perseguida por la Inquisición, y así lo asumió. En cada uno de sus escritos queda constancia de que Santa Teresa fue una mujer audaz, valiente y lucida. Primera doctora de la Iglesia Católica y patrona de los escritores españoles. Santa Teresa, junto con otros grandes de la literatura española formaron el “Siglo de Oro”. Su literatura mística, ha sido a lo largo del tiempo referente cultural paras las letras castellanas y para el mundo de la pintura, escultura y el cine.
El V Centenario de su nacimiento es un momento único para recordar su fuerza, que nacía del amor, amor que era capaz de cambiar el mundo. Hoy podemos aplicar esa fuerza en nuestras vidas, podemos ser conscientes de que todo puede mejorar y luchar por un mundo mucho más justo y solidario, optar por una vida sencilla y comprometida, de acuerdo al Evangelio de Jesús, el Evangelio del amor.
Santa Teresa . Patrona de Ávila
Teresa nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que establecerá en España. Con San Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

Lucha con la oración

Su prudencia, amabilidad y caridad, a las que añadía un gran encanto personal, le ganaron la estima de todos los que la rodeaban. Según la reprobable costumbre de los conventos españoles de la época, las religiosas podían recibir a cuantos visitantes querían, y Teresa pasaba gran parte de su tiempo charlando en el recibidor del convento. Eso la llevó a descuidar la oración mental y el demonio contribuyó, al inculcarle la íntima convicción, bajo capa de humildad, de que su vida disipada la hacía indigna de conversar familiarmente con Dios. Además, la santa se decía para tranquilizarse, que no había ningún peligro de pecado en hacer lo mismo que tantas otras religiosas mejores que ella y justificaba su descuido de la oración mental, diciéndose que sus enfermedades le impedían meditar. Sin embargo, añade la santa, "el pretexto de mi debilidad corporal no era suficiente para justificar el abandono de un bien tan grande, en el que el amor y la costumbre son más importantes que las fuerzas. En medio de las peores enfermedades puede hacerse la mejor oración, y es un error pensar que sólo se puede orar en la soledad".
Poco después de la muerte de su padre, el confesor de Teresa le hizo ver el peligro en que se hallaba su alma y le aconsejó que volviese a la práctica de la oración. La santa no la abandonó jamás desde entonces. Sin embargo, no se decidía aún a entregarse totalmente a Dios ni a renunciar del todo a las horas que pasaba en el recibidor y al intercambio de regalillos. Es curioso notar que, en todos esos años de indecisión en el servicio de Dios, Santa Teresa no se cansaba jamás de oír sermones "por malos que fuesen"; pero el tiempo que empleaba en la oración "se le iba en desear que los minutos pasasen pronto y que la campana anunciase el fin de la meditación, en vez de reflexionar en las cosas santas".

La penitencia y la cruz

Convencida cada vez más de su indignidad, Teresa invocaba con frecuencia a los grandes santos penitentes, San Agustín y Santa María Magdalena, con quienes están asociados dos hechos que fueron decisivos en la vida de la santa. El primero, fue la lectura de las "Confesiones" de San Agustín. El segundo fue un llamamiento a la penitencia que la santa experimentó ante una imagen de la Pasión del Señor: "Sentí que Santa María Magdalena acudía en mi ayuda . . . y desde entonces he progresado mucho en la vida espiritual".
A la santa le atraían mas los Cristos ensangrentados y manifestando profunda agonía. En una ocasión, al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?, y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad.
Una vez que Teresa se retiró de las conversaciones del recibidor y de otras ocasiones de disipación y de faltas (los santos son capaces de ver sus faltas), Dios empezó a favorecerla frecuentemente con la oración de quietud y de unión. La oración de unión ocupó un largo periodo de su vida, con el gozo y el amor que le son característicos, y Dios empezó a visitarla con visiones y comunicaciones interiores. Ello la inquietó, porque había oído hablar con frecuencia de ciertas mujeres a las que el demonio había engañado miserablemente con visiones imaginarias. Aunque estaba persuadida de que sus visiones procedían de Dios, su perplejidad la llevó a consultar el asunto con varias personas; desgraciadamente no todas esas personas guardaron el secreto al que estaban obligadas, y la noticia de las visiones de Teresa empezó a divulgarse para gran confusión suya.
Una de las personas a las que consultó Teresa fue Francisco de Salcedo, un hombre casado que era un modelo de virtud. Este la presentó al Padre Daza, doctor tenido por muy virtuoso, quien dictaminó que Teresa era víctima de los engaños del demonio, ya que era imposible que Dios concediese favores tan extraordinarios a una religiosa tan imperfecta como ella pretendía ser. Teresa quedó alarmada e insatisfecha. Francisco de Salcedo, a quien la propia santa afirma que debía su salvación, la animó en sus momentos de desaliento y le aconsejó que acudiese a uno de los padres de la recién fundada Compañía de Jesús. La santa hizo una confesión general con un jesuita, a quien expuso su manera de orar y los favores que había recibido. El jesuita le aseguró que se trataba de gracia de Dios, pero la exhortó a no descuidar el verdadero fundamento de la vida interior. Aunque el confesor de Teresa estaba convencido de que sus visiones procedían de Dios, le ordenó que tratase de resistir durante dos meses a esas gracias. La resistencia de la santa fue en vano.
Otro jesuita, el P. Baltasar Alvarez, le aconsejó que pidiese a Dios ayuda para hacer siempre lo que fuese más agradable a sus ojos y que, con ese fin, recitase diariamente el "Veni Creator Spiritus". Así lo hizo Teresa. Un día, precisamente cuando repetía el himno, fue arrebatada en éxtasis y oyó en el interior de su alma estas palabras: "No quiero que converses con los hombres sino con los ángeles".

…Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".
La santa, que tuvo en su vida posterior repetidas experiencias de palabras divinas afirma que son más claras y distintas que las humanas; dice también que las primeras son operativas, ya que producen en el alma una tendencia a la virtud y la dejan llena de gozo y de paz, convencida de la verdad de lo que ha escuchado.