LSF
(Laudetur Sacra Familia)
VIACRUCIS
COMO BROTA DE “EL ALMA DE MADRE TERESA”
Y DE SUS REFLEXIONES
“Yo te lo pido,
ellos te lo han pedido
y ella, Mi Madre, te lo ha pedido.
¿Rehusarás hacer esto por Mí,
cuidarte de ellos, traerlos a Mí?”.
“Sí, Señor mío ”
Sólo unas palabras:
Este Víacrucis, que se funda en el documento “El alma de Madre Teresa”,
está destinado principalmente a aquéllos que conocen este documento.
La primera estación, inmediatamente después de la oración introductoria, es la agonía de Jesús en el huerto de los olivos pero, estando habituados al Víacrucis de catorce estaciones, no se ha considerado cambiar el acostumbrado orden de las mismas. Es por ello que a la primera estación no se le ha asignado un número.
Esperamos que la devoción a este Víacrucis pueda proporcionar no solamente una profundización del espíritu y el carisma de los Misioneros de la Caridad sino, también, una unión siempre más fuerte de toda la Familia de los Misioneros de la Caridad Laicos. Oramos por ello y pedimos las oraciones de todos.
P. SEBASTIÁN VAZHAKALA M.C.
Oración
Oh Dios, desde lo profundo del
corazón te rogamos que nada pueda empañar nuestra absoluta pobreza de la Cruz,
nuestra obediencia y caridad de la Cruz, para ser auténticas víctimas de tu
amor por los más pobres entre los pobres, los enfermos, los moribundos, los
abandonados, los niños de la calle y todos aquéllos que viven en la
desesperación y en la sombra de la muerte. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amén.
“¡Permanece a nuestro lado a lo largo
del camino,
guía cada uno de nuestros pasos,
llévanos a Jesús, tu amado Hijo,
Ven con nosotros, María, ven!”.
La agonía de Jesús en el huerto de los
olivos
“¡Oh Jesús mío!, lo que me pides sobrepasa mis fuerzas.
Comprendo a duras penas la mitad de cuanto me pides. Soy indigna, pecadora y débil. Ve, Jesús, y
encuentra un alma más digna y generosa”.
Lector: Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Porque por tu santa Cruz has
redimido al mundo.
“¡Cuánto me tortura hoy, Jesús,
Dios mío, esta soledad mía!.
Me pregunto: ¿durante cuánto
tiempo podrá mi corazón soportarla?. ¡Cuántas lágrimas!. Todos ven mi
debilidad. Dios mío, dame fuerzas para luchar contra mi “yo” y contra la
tentación. Haz que no me aparte del sacrificio que he hecho por mi libre
elección y convicción. Corazón Inmaculado de María, ten piedad de tu pobre
niña. Quiero, por tu amor, vivir y morir como Misionera de la Caridad”.
Todos: Santa Madre, haz que
las heridas del Señor
sean grabadas en mi corazón.
1
Nuestro Señor es sentenciado a muerte
“No temáis, soy Yo. Simplemente obedeced. Obedeced alegre
y prontamente, sin preguntar nada”.
“Sufrirás, sufrirás mucho,
pero recuerda que estoy a tu lado aunque todo el mundo te rechace. Recuerda que
Me perteneces y que Yo te pertenezco. No temas. Tan sólo obedece. Si me
obedeces, no te abandonaré nunca”.
1. Estás, oh Madre dolorosa,
junto a la Cruz lacrimosa,
donde está clavado el Hijo.
Santa Madre...
2
Jesús con la cruz a cuestas
“Tu vocación es amar, sufrir y
salvar almas. Cumpliendo esto realizarás el deseo de Mi corazón por ti”..
“Ven, ven, pequeña mía, llévame a los tugurios de los pobres.
Ven y sé Mi luz. No puedo
ir solo. Ven, ve en medio de ellos. Llévame contigo a sus vidas. Cuánto deseo
entrar en sus tugurios, en sus casas tristes y vacías. Ven y sé víctima por
ellos. En tu inmolación, en tu amor por Mí, Me verán, Me conocerán, Me
querrán”.
2. Una espada te traspasa
el alma; a ti, gimiente,
tiernísima y doliente.
Santa
Madre...
3
Jesús cae por primera vez
“¡La soledad es tan grande,
tanto exteriormente como en lo íntimo del corazón!. No tengo a nadie a quien
dirigirme. Se me ha privado de toda ayuda espiritual e, incluso, humana; no
puedo hablar con nadie y, si lo hago, nada entra en mi alma...”.
“Tú tienes
miedo, y cuánto me hiere este miedo tuyo. No temas. Soy Yo quien te pide que
hagas esto por Mí. Aunque todo el mundo esté en contra tuya, se mofe de ti o
tus hermanas te miren con suficiencia, no temas. Yo estoy dentro de ti, contigo
y por ti”. “¡Basta ya!, sabed que yo soy Dios” (Sal. 46,11).
3. Cuán triste, cuán afligida,
estás, oh
Madre, abandonada,
cerca del
Unigénito.
Santa Madre...
4
Jesús encuentra a su Madre
“Tu
corazón no se ha sumergido nunca en el dolor como lo ha hecho el de Mi Madre.
Entre los dos lo hemos dado todo por las almas. ¿Y tú?”.
“Estaba
arrodillada cerca de María, que se había vuelto hacia aquella gran muchedumbre
de rostros doloridos y sufrientes. No vi su cara, pero le oí decir: “Cuida
de ellos. Me pertenecen. Condúcelos hacia Jesús. Lleva a Jesús a ellos. No
temas. Enséñales a orar con el Rosario, el Rosario en familia, y todo saldrá
bien. No temas. Jesús y yo esteremos contigo y con tus hijos”.
4. ¿Quién a las lágrimas no se rinde,
Madre Santa, si te ve sollozar
en el tormento?.
Santa Madre...
5
El Cireneo ayuda a Jesús
“Tú sabes, Jesús, que estoy
pronta a ir inmediatamente”.
“Por qué me
ha sucedido todo esto a mí, que soy la más indigna de Sus criaturas?. No lo sé.
He intentado frecuentemente persuadir a Nuestro Señor de que busque otra alma
más generosa y más fuerte, pero Él parece complacerse en mi confusión y
debilidad”.
“He hecho
cuanto he podido pero, si hubiese sido posible darle una taza de leche
caliente, o algo similar, su cuerpo habría recuperado la vida. Tengo que buscar
un lugar bastante cercano a las personas, donde encuentre lo que es necesario”.
5. Por las culpas de
la gente,
has visto
azotar entre tormentos
a Tu Hijo.
Santa
Madre...
6
La Verónica enjuga el
rostro de Jesús
“Cuánto me hiere, si lo
supieras, ver estos niños manchados por el pecado”.
“El número de pobres y sus necesidades precisan de una mano amable.
¿Cómo pueden dejar a sus pequeños vivir en la calle y caer en el pecado?.
Cuántos mueren sin Dios, sólo porque no hay nadie que les hable de Su
misericordia. Los sufrimientos del cuerpo hacen que olviden los terribles
padecimientos que sus almas experimentarán por toda una eternidad. Todos
nosotros estamos invitados a compartir sus sufrimientos y aliviar el dolor de
sus rostros”.
6. Madre, fuente del
amor,
haz que yo sienta tu dolor
y también tus lágrimas.
Santa
Madre...
7
Jesús cae por segunda vez
“Tengo tanto miedo, Jesús; un miedo terrible. Haz que no me engañe.
Tengo tanto miedo”.
“Has dicho siempre: Haz de mí lo que Te plazca. Ahora quiero obrar,
déjame hacerlo, Mi pequeña Esposa, pequeña Mía. No temas. Siempre estaré
contigo. Sufrirás, y ya estás sufriendo ahora, pero si eres Mi pequeña Esposa,
deberás soportar estos tormentos en tu corazón. Déjame obrar, no rehuses.
Confía amorosamente en Mí, confía ciegamente en Mí”.
7. Santa Madre del Señor,
inflígeme fuertemente
dentro del corazón sus heridas.
Santa Madre...
8
Jesús consuela a las mujeres de
Jerusalén
“El
amor debe ser su palabra, el fuego que le conducirá a vivir con plenitud esta
vida”.
“Pequeña
Mía, dame almas. Dame las almas de los niños pobres de la calle. Ardo en deseo
de la pureza de su amor. ¡Si
respondieras a mi llamada y condujeses hacia Mí estas almas,
arrebatándolas de las manos del maligno!. ¡Si supieses cuántos pequeños caen en
le pecado cada día!. Estamos aquí para amarlos, cuidarlos y rogar por ellos”.
8. Haz que contigo,
Madre,
yo llore por los padecimientos
de
Jesús mientras viva.
Santa
Madre...
9
Jesús cae
por tercera vez
“Ofrece aún más sacrificios, sonríe más
dulcemente, ora más fervorosamente y todas las dificultades desaparecerán”.
“Tengo tanto miedo, Jesús; un miedo terrible. Tengo miedo a los
sufrimientos. Esto me demuestra cuánto me amo a mí misma. Jesús, Jesús mío, soy tan sólo Tuya.
Soy tan torpe. No sé que decir. Haz de mí lo que Te plazca, como Te plazca,
hasta cuando quieras. No Te amo por lo que me das, sino por lo que me tomas”.
9. Madre mía, deseo estar contigo
junto a la Cruz, y unirme a
tu llanto.
Santa Madre...
10
Jesús es despojado de sus
vestiduras
“Tu hábito es santo porque es Mi símbolo”.
“¿Se ha enfriado tu generosidad?. ¿He pasado, para ti, a un segundo
plano?. Quiero que Me traigas pobres. Tú eres, lo sé, la persona más incapaz,
débil y pecadora pero, precisamente porque eres así, deseo emplearte para Mi
gloria. ¿Rehusarás?.
10. Mientras esté viva pediré
a Jesús perdón por mis
innumerables errores.
Santa Madre...
11
Jesús es clavado sobre la
Cruz
“Renuncia y sacrificio serán los medios para conseguir nuestro
objetivo. Tendremos muchas desilusiones, pero el buen Dios desea precisamente
sólo nuestro amor y nuestra confianza en Él”. “Confía amorosamente en Mí.
Confía ciegamente en Mí”.
“Cuando se ha tratado de salvar tu alma no he pensado en Mí mismo, sino
que Me he entregado completamente a ti en la Cruz. Y ahora, tú ¿rehusarás?.
Quiero hermanas y hermanos libres, revestidos de Mi pobreza en la Cruz; quiero
hermanas y hermanos obedientes, revestidos de Mi obediencia en la Cruz; quiero
hermanas y hermanos llenos de amor, revestidos de Mi caridad en la Cruz; que,
así, estén fuertemente unidos a Mí, para irradiar Mi amor a las almas”.
11. Deseo adorar sus llagas,
participar del dolor de Jesús.
Santa Madre...
12
Jesús muere en la Cruz
“Me entrego en Sus manos. Puede disponer de mí como quiera”.
“La misma gran muchedumbre, todos envueltos por las
tinieblas, pero no obstante puedo verle. Nuestro Señor está sobre la Cruz;
María no lejos de ella y yo, como una niña, frente a Él. Su mano izquierda
reposaba sobre mi hombro izquierdo, y su mano derecha sostenía mi brazo
derecho. Las dos estábamos vueltas hacia la Cruz. Nuestro Señor dijo: “Yo te lo
he pedido. Ellos te lo han pedido y ella, Mi Madre, te lo ha pedido. ¿Rehusarás
hacer esto por Mí, cuidarte de ellos, traérmelos a Mí?”.
“Lo sabes, Jesús, ansío ser solamente Tuya y para
las almas; quiero que Tú seas amado tiernamente por muchos. Estoy pronta a ir
inmediatamente”.
12. También tú, Madre,
muriendo
con Jesús en aquel momento,
has redimido a los hombres.
Santa Madre...
13
Jesús es depositado en el
sepulcro
“Me pregunto porqué los pobres están tan abandonados
en su pobreza”
“Si no nos enamoramos de Jesús no podremos llevar
esta vida de continuas inmolaciones por las almas. Cada uno de nosotros debe
entender que, si queremos ser Misioneros de la Caridad Laicos, debemos
enamorarnos de Jesús crucificado y ser víctimas Suyas por amor a las almas”.
13. “He aquí a tu Hijo, muerto
en la Cruz, portado
por débiles brazos”.
Santa Madre...
14
Sepultura de Jesús
“¡Cuán
maravillosas son las obras de Dios!. En toda su pobreza, el lugar es muy rico.
Debo aceptar lo que me das y no lo que prefiero”.
“Sí, hay mucho sufrimiento, pero estas personas podrían ser felices si
Nuestro Señor entrase cada vez más en su vida. Por mi libre elección y por Tu
amor, deseo quedarme y hacer todo cuanto sea Tu voluntad. Auque tuviese que
sufrir aún más de lo que sufro ahora, quiero, sin embargo, hacer Tu santa
voluntad. Esta es la noche oscura del nacimiento de la Congregación. Dios mío,
dame valor ahora, en este momento, para perseverar y seguir Tu llamada”.
14. Cuando la muerte
esté llegando,
ven, Madre, hacia mí, dándome
tu maternal amor.
Santa Madre...
.
Oración
Señor nuestro y Dios nuestro, ilumínanos. Envía sobre nosotros Tu Santo
Espíritu para que nos revele Tu voluntad,
nos dé fuerza para cumplir aquello que más Te complace y cargar con
nuestra cruz de cada día. Jesús, no permitas que nos engañemos sino concédenos
todas las gracias que son necesarias para hacer Tu santa voluntad.
María, que tu mano izquierda
esté siempre sobre nuestros hombros y tu mano derecha sostenga nuestros
brazos mientras miramos a Jesús y nos esforzamos en hacer del Vía-Crucis
nuestro modo de vida.
Señor, Tú eres mi Dios, Tú eres mi Esposo.
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