SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 28 de diciembre de 2014

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

SAGRADA FAMILIA
SANTUARIO DE TORRECIUDAD
La Sagrada Familia es Patrono de los Laicos Misioneros de la Caridad.
Nada mejor para celebrarlo que meditar las Lecturas de la Santa Misa de Hoy y la Oración  por la Familia, que nos ha regalado la Beata Teresa de Calcuta.

LECTURAS DE LA SANTA MISA DE HOY 28.12.14
Si 3,2-6.12-14: El que teme al Señor honra a sus padres.
Dios hace al padre más respetable que a los hijos

y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

El que honra a su padre expía sus pecados,

el que respeta a su madre acumula tesoros;

el que honra a su padre se alegrará de sus hijos

y, cuando rece, será escuchado;

el que respeta a su padre tendrá larga vida,

al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,

no lo abandones mientras vivas;

aunque chochee, ten indulgencia,

no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,

será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Sal 127,1-2.3.4-5: ¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás el fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida.
Col 3,12-21: La vida de familia vivida en el Señor.
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos. 

Evangelio Lc 2,22-40: El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

–«Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

–«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
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Oración por la Familia de la Madre Teresa De Calcuta

Padre Celestial, nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret.
 Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine el amor, la paz y la alegría.
Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría.
Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familia en los momentos de gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia. 
Haz que el Corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de una manera santa.
 Haz que nos amemos más y más unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros y a perdonarnos mutuamente nuestras faltas como Tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa.
 Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
 San José, ruega por nosotros.

 Santos Angeles de la Guarda permaneced a nuestro lado, guiadnos y protegednos. Amén!                  Madre Teresa de Calcuta.


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