Ángelus del Papa Francisco, domingo Gaudete, domingo de la Alegría
Domingo 15 de Diciembre 2013. III Domingo de Adviento
En el llamado “Domingo de la Alegría” y antes de bendecir las imágenes del Niño Jesús que las familias pondrán en el Pesebre el 25 de diciembre, el Papa Francisco, ante la inmensa multitud de peregrinos que vinieron a rezar con él la oración del Ángelus en la plaza de San Pedro explicó que, como una madre, la Iglesia nos anima a proseguir con confianza el camino espiritual para poder celebrar con renovado júbilo la fiesta de la Navidad.
Dijo que en la liturgia resuena la invitación a alegrarse, porque el Señor está cerca. Y afirmó: “¡la Iglesia no es un refugio para personas tristes, la Iglesia es la casa de la alegría!”.
Dijo que en la liturgia resuena la invitación a alegrarse, porque el Señor está cerca. Y afirmó: “¡la Iglesia no es un refugio para personas tristes, la Iglesia es la casa de la alegría!”.
“Pero la del Evangelio no es una alegría cualquiera -continuó explicando el Sucesor de Pedro-. Encuentra su razón en el saberse acogidos y amados por Dios. Como nos recuerda hoy, el profeta Isaías, Dios es el que viene a salvarnos y presta socorro especialmente a los descorazonados. Por grandes que puedan ser nuestros límites y nuestra confusión y desaliento, no se nos permite ser débiles y vacilantes ante las dificultades y ante nuestras propias debilidades. Por el contrario –dijo-, se nos invita a fortalecer nuestras manos, a hacer firmes nuestras rodillas, a tener coraje y a no temer, porque nuestro Dios muestra siempre la grandeza de su misericordia. Gracias a su ayuda, siempre podemos empezar de nuevo, volver a abrir los ojos, superar la tristeza y el llanto, y cantar un canto nuevo”.
El Vicario de Cristo explicó que esta alegría verdadera permanece siempre también en la prueba, incluso en el sufrimiento, porque no es superficial, sino que llega a lo más profundo de la persona que se encomienda a Dios y confía en Él. “La alegría cristiana, como la esperanza, tiene su fundamento en la fidelidad de Dios, en la certeza de que Él mantiene siempre sus promesas”. Cuantos han encontrado a Jesús, a lo largo del camino, experimentan en el corazón una serenidad y una alegría, de la que nada ni nadie puede privarlos –manifestó. “Por lo tanto, cuando un cristiano se vuelve triste, quiere decir que se ha alejado de Jesús. ¡Pero entonces no hay que dejarlo solo! Tenemos que rezar por él y hacerle sentir la calidez de la comunidad”.
Para concluir exhortando a rogar a la Virgen María que nos ayude a acelerar nuestros pasos hacia Belén para encontrar al Niño que ha nacido para nosotros, para la salvación y la alegría de todos los hombres. Y pidió que “ella nos obtenga vivir la alegría del Evangelio en las familias, en el trabajo, en las parroquias y en todos los ambientes. ¡Una alegría íntima, hecha de estupor y ternura. La misma que siente una mamá cuando mira a su niño recién nacido y siente que es un don de Dios, un milagro que sólo puede agradecer!”.
jesuita Guillermo Ortiz -RV
Tercer Domingo de Adviento. Domingo de la Alegría.
Cuando las vestiduras púrpura se cambian por rosadas. El propósito en este día es darnos aliento a medida que avanzamos hacia el final de la temporada penitencial,
por el acercamiento de la Navidad.
Cuando las vestiduras púrpura se cambian por rosadas. El propósito en este día es darnos aliento a medida que avanzamos hacia el final de la temporada penitencial,
por el acercamiento de la Navidad.
En la Homilía del Excmo. Sr, Obispo de Córdoba, D. Demetrio Fernández nos predica sobre tres cuestiones:
La Alegría, consecuencia cierta de la Esperanza en la Venida del Señor, en la Historia hace más de 2000 años, en el presente en la Eucaristía y en el futuro en el juicio Final.
La Penitencia como rasgo de preparación y arrepentimiento, para esa segunda Venida del Señor en Honor y Majestad
La Paciencia como virtud necesaria para aceptar la realidad y esperar en Dios.
Alegraos, el Señor está cerca |
El Tercer Domingo de Adviento, se llama Domingo "Gaudete" (Gozaos) por Antífona de Entrada de la Santa Misa, tomado de la carta a los Filipenses (4, 4-7) que se lee hoy, y que dice:
Gaudéte in Dómino semper: íterum dico, gaudete. Dóminus enim prope est - Gozaos siempre en el Señor: otra vez os digo: gozaos. El Señor está cerca.
Por este anuncio la Iglesia nos incita hoy a la alegría, mitigando la penitencia propia de este tiempo, y vistiéndose ella misma de fiesta: el celebrante puede cambiar los ornamentos de color morado por los de color rosa, las flores reaparecen al pie del altar y se dejan oír los acordes del órgano que, en rigor, debe usarse poco en el Adviento. Este Domingo es un día de asueto y de santa expansión.
Cabe preguntarnos si estamos cumpliendo las observancias de la Iglesia para este tiempo:
- ¿Hemos meditado el gran beneficio de la Encarnación?
- ¿Hemos reconocido nuestra miseria y la necesidad que tenemos de Jesucristo, suplicándole que venga a nosotros con su gracia?
- ¿Le hemos preparado el camino con obras de penitencia y frecuentando los sacramentos?
Si así no fuera, apurémonos. Jesucristo está cerca.
"Ven Señor Jesús"
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