SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

lunes, 9 de mayo de 2016

ESPÍRITU SANTO VEN



   El agua viva del Espíritu Santo                                 Catequesis sobre el 
Espíritu Santo
 16 1,11-12,16
San Cirilo de Jerusalén

El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un
 surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
Una nueva clase de agua que corre y salta; pero que salta
 en los que son dignos de ella.
¿Por qué motivo se sirvió del término agua, para denominar
 la gracia del Espíritu? 
Pues, porque el agua lo sostiene todo; porque es imprescindible
 para la hierba y los animales; porque el agua de la lluvia
 desciende del cielo, y además, porque desciende siempre
 de la misma forma y, sin embargo, produce efectos diferentes:
 Unos en las palmeras, otros en las vides, todo en todas las cosas. De       por sí el agua no tiene más que un único modo de ser;
 por eso, la lluvia no transforma su naturaleza propia para 
descender en modos distintos, sino que se acomoda a las 
exigencias de los seres que la reciben y da a cada cosa 
lo que le corresponde.
De la misma manera, también el Espíritu Santo, aunque es 
único, y con un solo modo de ser, e indivisible, reparte a 
cada uno la gracia según quiere. Y así como un tronco 
seco que recibe agua germina, del mismo modo el alma 
pecadora que, por la penitencia, se hace digna del Espíritu 
Santo, produce frutos de santidad. Y aunque no tenga más 
que un solo e idéntico modo de ser, el Espíritu, bajo el 
impulso de Dios y en nombre de Cristo, produce múltiples 
efectos.
Se sirve de la lengua de unos para el carisma de la sabiduría; 
ilustra la mente de otros con el don de la profecía; a éste le 
concede poder para expulsar los demonios; a aquél le otorga 
el don de interpretar las divinas Escrituras. Fortalece, en 
unos, la templanza; en otros, la misericordia; a éste 
enseña a practicar el ayuno y la vida ascética; a aquél, a 
dominar las pasiones; al otro, le prepara para el martirio. 
El Espíritu se manifiesta, pues, distinto en cada uno, 
pero nunca distinto de sí mismo, según está escrito:
 En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Llega mansa y suavemente, se le experimenta como 
finísima fragancia, su yugo no puede ser más ligero. 
Fulgurantes rayos de luz y de conocimiento anuncian 
su venida. Se acerca con los sentimientos entrañables 
de un auténtico protector: pues viene a salvar, a sanar, 
a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar 
el alma primero, de quien le recibe; luego mediante éste, 
las de los  demás.
Y, así como quien antes se movía en tinieblas, al contemplar y 
recibir la luz del sol en sus ojos corporales, es capaz 
de ver claramente lo que poco antes no podía ver, de este 
Çmodo, el que se ha hecho digno del don del Espíritu 
Santo, es iluminado en su alma y, elevado sobrenaturalmente, 
llega a percibir lo que antes ignoraba.
R/. Hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra 
todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el 
bien común. Aleluya.
V/. Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro.
R/. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. 
Aleluya.

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