Quiero misericordia y no sacrificios,
conocimiento de Dios más que holocaustos.
Señor, Padre de misericordia y origen de todo
bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna
como remedio de nuestros pecados, mira con
amor a tu pueblo penitente y restaura con tu
misericordia a los que estamos hundidos bajo el
peso de las culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
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