V/. Mi alma espera en el Señor.
R/. Espera en su palabra.
Los falsos maestros 2P 2,1-9
Queridos hermanos: No faltaron falsos profetas en el
pueblo judío, y lo mismo
entre vosotros habrá falsos maestros que introducirán bajo cuerda sectas
perniciosas; por negar al Señor que los rescató, se acarrean una rápida
ruina.
Muchos los seguirán en su libertinaje, y por ese motivo el camino verdadero
se verá difamado. Llevados de la codicia, os explotarán con discursos artificiosos.
Pero hace mucho tiempo que su sentencia no huelga, y que su ruina no duerme.
entre vosotros habrá falsos maestros que introducirán bajo cuerda sectas
perniciosas; por negar al Señor que los rescató, se acarrean una rápida
ruina.
Muchos los seguirán en su libertinaje, y por ese motivo el camino verdadero
se verá difamado. Llevados de la codicia, os explotarán con discursos artificiosos.
Pero hace mucho tiempo que su sentencia no huelga, y que su ruina no duerme.
Dios no perdonó a los ángeles que pecaron; al
contrario, los precipitó en
las lóbregas mazmorras del infierno, guardándolos para el juicio.
Aunque puso al seguro a ocho personas, contando a Noé, el pregonero de la
justicia, tampoco perdonó a la humanidad antigua: al contrario, mandó el diluvio
sobre aquel mundo de impíos. A las ciudades de Sodoma y Gomorra,
las condenó, reduciéndolas a ceniza, dejándolas como ejemplo a los impíos
del futuro. Pero salvó al justo Lot, atormentado por la desenfrenada conducta
de aquella gente nefanda; aquel justo, con lo que veía y oía mientras convivía
con ellos, día tras día sentía despedazarse su espíritu recto por sus obras inicuas.
Sabe el Señor sacar a los piadosos de la prueba; a los malvados, en cambio,
sabe irlos castigando, guardándolos para el día del juicio.
las lóbregas mazmorras del infierno, guardándolos para el juicio.
Aunque puso al seguro a ocho personas, contando a Noé, el pregonero de la
justicia, tampoco perdonó a la humanidad antigua: al contrario, mandó el diluvio
sobre aquel mundo de impíos. A las ciudades de Sodoma y Gomorra,
las condenó, reduciéndolas a ceniza, dejándolas como ejemplo a los impíos
del futuro. Pero salvó al justo Lot, atormentado por la desenfrenada conducta
de aquella gente nefanda; aquel justo, con lo que veía y oía mientras convivía
con ellos, día tras día sentía despedazarse su espíritu recto por sus obras inicuas.
Sabe el Señor sacar a los piadosos de la prueba; a los malvados, en cambio,
sabe irlos castigando, guardándolos para el día del juicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario