Hoy la Iglesia conmemora el bautismo de Jesús en el Jordán, fiesta con la que termina el tiempo de Navidad y comienza el tiempo ordinario.
Con el bautismo en el Jordán, Jesús termina su vida silenciosa en Nazaret e inicia su misión mesiánica. Jesús es el “Siervo de Yahvé”, el Hijo amado del Padre que pasó haciendo el bien. Isaías describe los rasgos del Siervo, a saber: es el enviado por Dios para ser portador de justicia, de luz y de libertad (1 Lect.). Cuando Jesús fue investido por el Espíritu como Mesías en las aguas del Jordán, se oyó la voz del Padre, se abrieron los cielos y las aguas del Jordán fueron santificadas por la presencia de Jesucristo (Ev.). Jesús, ungido por el Espíritu, pasó haciendo el bien y su vida fue un acto de entrega y de servicio a todos.
El Evangelio de hoy nos dice que:
“En aquel tiempo, proclamaba Juan:
– «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
– «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»” (Marcos 1, 7-11)
– «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
– «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»” (Marcos 1, 7-11)
Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, quisiste revelar solemnemente que él era tu Hijo amado enviándole tu Espíritu Santo, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
QUE EL AGUA DEL JORDÁN NOS ACOMPAÑE, COMO SÍMBOLO DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR
Una voz se levanta en el llano:
«Convertíos y haced penitencia»;
el Señor se sumerge en las aguas
para darnos la vida por ellas.
En Caná manifiesta su gloria
con el cambio del agua en el vino,
esperando la hora fijada
en que habrá de explicar este signo.
Escuchando tu voz, Padre amado,
veneramos a tu único Hijo,
sobre el cual el Espíritu Santo
descendió para ser tu testigo. Amén.
«Convertíos y haced penitencia»;
el Señor se sumerge en las aguas
para darnos la vida por ellas.
En Caná manifiesta su gloria
con el cambio del agua en el vino,
esperando la hora fijada
en que habrá de explicar este signo.
Escuchando tu voz, Padre amado,
veneramos a tu único Hijo,
sobre el cual el Espíritu Santo
descendió para ser tu testigo. Amén.
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