LETANÍAS
DE LA HUMILDAD
Letanías de la humildad
Cardenal Merry del Val
(Secretario de San Pío X)
¡Oh, Jesús, manso y
humilde de corazón! Óyeme.
Del deseo de ser estimado… Líbrame, Señor.
Del deseo de ser amado…
Del deseo de ser respetado…
Del deseo de ser alabado…
Del deseo de ser preferido a los
otros…
Del deseo de ser consultado…
Del deseo de ser aprobado…
Del deseo de ser honrado...
Del temor de ser humillado…
Del temor de ser despreciado…
Del temor de ser reprendido...
Del temor de rechazado…
Del temor de ser calumniado…
Del temor de ser olvidado…
Del temor de caer en ridículo…
Del temor de ser injuriado…
Del temor de ser sospechado…
Jesús, dame la gracia
de desear…
- Que los demás sean más amados que
yo,
- que los demás sean más estimados que yo,
- que los demás se engrandezcan en la opinión
del mundo y yo disminuya,
- que los demás sean escogidos y yo no,
- que los otros sean ensalzados y yo
despreciado,
- que los otros puedan serme
preferidos en todo,
- que otros sean empleados en cargos
y a mí se juzgue inútil
- que los otros sean más santos que
yo, con tal que yo sea lo más santo que pueda ser.
Concédeme, Jesús:
- El conocimiento y el amor de mi nada,
- el perpetuo recuerdo de mis pecados,
- la persuasión de mi mezquindad,
- el aborrecimiento de toda vanidad,
- la pura intención de servir a Dios,
- la perfecta sumisión a la voluntad
del Padre,
- el verdadero espíritu de
compunción,
- la decidida obediencia de mis
superiores,
- el odio santo a toda envida y celo,
- la prontitud en el perdón de las ofensas,
- la prudencia en el callar los asuntos
ajenos,
- la paz y la caridad con todos,
- el ardiente anhelo de desprecios y
humillaciones,
- el ansia de ser tratado como Tú y
la gracia de saber aceptarlo santamente.
María, Reina, Madre y
Maestra de los humildes… Ruega por mí.
San José, protector y modelo del los
humildes…Ruega por mí
San Miguel Arcángel, primero en abatir a los soberbios…Ruega
por mí
Santos todos, santificados por el espíritu de
humildad… Rogad por mí.
Oración: Señor Jesús, que siendo Dios te
humillaste hasta la muerte y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que
confunda nuestro orgullo y amor propio, concédenos la gracia de imitar tu
ejemplo para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria en la tierra,
podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario