SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

domingo, 12 de abril de 2015

DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA


OCTAVA DE PASCUA. DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA


DEL OFICIO DE LECTURAS DE HOY: SAN PABLO A LOS COLOSENSES
Vuestra vida está con Cristo escondida en Dios
Col 3,1-17
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes.
Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres; porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y, por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de arbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, ofreciendo la Acción de gracias a Dios Padre por medio de él.
R/. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Aleluya.
V/. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios.
R/. Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Aleluya.

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TE DEUM

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra 
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa, 
extendida por toda la tierra, 
te proclama:

Padre de inmensa majestad, 
Hijo único y verdadero, digno de adoración, 
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre, 
aceptaste la condición humana 
sin desdeñar el seno de la Virgen. 

Tú, rotas las cadenas de la muerte, 
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios 
en la gloria del Padre.

Creemos que un día 
has de venir como juez.

Te rogamos, pues, 
que vengas en ayuda de tus siervos, 
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna 
nos asociemos a tus santos.


(lo que sigue puede omitirse)

Salva a tu pueblo, Señor, 
y bendice tu heredad.

Sé su pastor 
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos 
y alabamos tu nombre para siempre, 
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día 
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor, 
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, 
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié, 
no me veré defraudado para siempre.

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