SAN AGUSTIN

¿Cómo aprender Humildad? ¡Sólo con humillaciones!
(Beata Teresa de Calcuta)

...Llenaos primero vosotros mismos; sólo así podréis dar a los demás. (San Agustín)

Dios no pretende de mí que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel.
(Beata Teresa de Calcuta)

GOTA

... lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
(Beata Teresa de Calcuta)

Contento, Señor, Contento (San Alberto Hurtado)

...y ESO ES LA SANTIDAD, DEJAR QUE EL SEÑOR ESCRIBA NUESTRA HISTORIA... (Papa Francisco)

«No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera...».
(Santa Ángela de la Cruz)

Reconoce cristiano, tu dignidad, que el Hijo de Dios se vino del Cielo, por salvar tu alma. (San León Magno)

viernes, 3 de junio de 2016

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra 
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa, 
extendida por toda la tierra, 
te proclama:

Padre de inmensa majestad, 
Hijo único y verdadero, digno de adoración, 
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre, 
aceptaste la condición humana 
sin desdeñar el seno de la Virgen. 

Tú, rotas las cadenas de la muerte, 
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios 
en la gloria del Padre.

Creemos que un día 
has de venir como juez.

Te rogamos, pues, 
que vengas en ayuda de tus siervos, 
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna 
nos asociemos a tus santos.


Salva a tu pueblo, Señor, 
y bendice tu heredad.

Sé su pastor 
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos 
y alabamos tu nombre para siempre, 
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día 
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor, 
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, 
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié, 
no me veré defraudado para siempre.

Oremos:

Dios todopoderoso, al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito, recordamos los beneficios de su amor para con nosotros; concédenos recibir de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

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