Las preces del Opus Dei
Todos los días, los fieles de la Prelatura elevan su corazón al Señor,
mediante esta oración en la que alaban, agradecen y piden a Dios Padre, por
Jesucristo en el Espíritu Santo, por las necesidades personales y de los demás.
El 10 de diciembre de 1930,
san Josemaría escribía en sus Apuntes íntimos : Estos días estamos sacando copias
de las “ Preces ab Operis Dei
sociis recitandae". Las aprobó mi confesor. Se ve que el Señor, porque así
ha de ser en la entraña su Obra, ha querido que comience por la oración [1].
Estas palabras del Fundador del Opus Dei son un fiel reflejo de
su constante enseñanza: la oración
es el cimiento del edificio espiritual [2], de toda labor sobrenatural y de toda acción apostólica; es
el medio indispensable para avanzar en la lucha por la santidad [3]. En el Opus
Dei, una manera de concretar esta necesidad —común a toda alma cristiana [4]—
la constituye la oración de las Preces (plural del latín prex :
plegaria, súplica). Todos los días, los fieles de la Prelatura elevan su
corazón al Señor, mediante esta oración en la que alaban, agradecen y piden a
Dios Padre, por Jesucristo en el Espíritu Santo, por las necesidades personales
y de los demás. De este modo, en esta pequeña partecica de la gran familia de Dios, que es la Iglesia, se repite
nuevamente aquella escena de la Iglesia primitiva que recoge san Lucas: perseveraban todos unánimes
en la oración, y eran un
solo corazón y una sola alma [5].
San Josemaría fue componiendo esta oración con textos tomados de
la Sagrada Escritura y de la Liturgia de la Iglesia a lo largo de las primeras
décadas de la existencia de la Obra. A través de la recitación diaria de estas
plegarias, los fieles de la Prelatura agradecen a Dios el don de su vocación
cristiana y manifiestan la plena disponibilidad para hacer su Voluntad.
Las Preces comienzan con un serviam! que
sintetiza el propósito de servir al Señor y promover la extensión de su Reino a
todo el mundo, sin discriminación alguna. Por eso, después de dirigirse a la
Santísima Trinidad con palabras de adoración y agradecimiento, los fieles de la
Obra acuden ad Iesum
Christum Regem , a Jesucristo Rey, que los envía a
abrir, a todos los hombres, los caminos divinos de la tierra.
Poniéndose bajo la protección de Dios misericordioso con
invocaciones del Salmo 27 [26] — el Señor
es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? —,
recurren también a la intercesión de la Santísima Virgen, medianera de todas
las gracias, de San José, patrono de la Iglesia universal, de los Ángeles
Custodios, en cuya fiesta nació el Opus Dei, y de san Josemaría, con afecto y
confianza filial. Esta última invocación fue añadida el 17 de mayo de 1992 con
motivo de la beatificación del Siervo de Dios Mons. Josemaría Escrivá de
Balaguer, y retocada el 6 de octubre de 2002, día en que el Fundador fue
canonizado por Juan Pablo II.
En las Preces vienen después una serie de peticiones.
En primer lugar —como es natural— por el Santo Padre, para que el Señor lo conserve, lo
vivifique y lo haga feliz en la tierra ,
y por los Obispos de las diversas diócesis. Se reza también por la unidad del
apostolado —siguiendo el ejemplo de Jesucristo en la Última Cena: que todos sean una sola
cosa, como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti —
y por todos los que, por amor del nombre del Señor, cooperan con las
actividades apostólicas de la Prelatura.
En continuidad con la súplica por los pastores de la Iglesia, se
pide ahora por el Prelado del Opus Dei, familiarmente llamado “Padre", a
quien Dios ha puesto en la tierra como cabeza de esta parte del Pueblo de Dios.
Y, como es lógico, en esta oración de familia no puede faltar la petición por
los demás fieles de la Prelatura, tanto los que aún están en el mundo como los
difuntos.
En las oraciones finales, los fieles invocan nuevamente a Dios
con la certeza de ser escuchados y, confiando en su misericordia, le piden que
inflame sus corazones y sus entrañas —todo su ser— con el fuego del Espíritu
Santo. Lo invocan también para que lleve a fin, con su inspiración y su ayuda,
todas sus acciones: la oración, el trabajo y las más diversas ocupaciones. E
impetran finalmente el gaudium
cum pace , que son frutos de la lucha interior,
un tiempo de
verdadera penitencia, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la
perseverancia en el Opus Dei.
Por último, recurren a la intercesión de los Patronos de los
apostolados de la Obra —los arcángeles san Miguel, san Gabriel y san Rafael y
los apóstoles san Pedro, san Pablo y san Juan— y, si hay un sacerdote presente,
imparte la bendición para que el Señor
esté en vuestros corazones y en vuestros labios. Se
acaba, en fin, con un saludo que recuerda al de los primeros cristianos, de
sabor tan humano y sobrenatural: pax, in
æternum. J. Yániz
[1] Apuntes
íntimos , n. 128, en A. Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei ,
vol. I, Rialp, Madrid 1997, p. 368.
[2] Camino ,
n. 83.
[3] cfr. 1 Ts 4,
3.
[4] cfr. Catecismo
de la Iglesia Católica , nn. 2744-2745.
[5] Hch 1,
14 y 4, 32.
-------------------Preces es
una oración que deben recitar todos los miembros del Opus Dei cada día (de
rodillas, después de haber besado el suelo). No se puede recitarles en otra
lengua que el latín.
PRECES
Sérviam!
V /. Ad Trinitatem Beatíssimam.
R /. Grátias tibi, Deus, grátias tibi: vera et una Trínitas, una
et summa Déitas, sancta et una Unitas.
V /. Ad Iesum
Christum Regem.
R /. Dóminus Iudex noster; Dóminus Légifer noster; Dóminus Rex
noster. Ipse salvabit nos.
V /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
R /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
V /. Exsurge, Christe, ádiuva nos.
R /. Et líbera nos propter nomen tuum.
V /. Dóminus
illuminátio mea et salus mea: quem timebo?
R /. Si
consistant adversum me castra, non timebit cor meum; si exsurgat adversum me
proélium, in hoc ego sperabo.
V /. Ad Beatam
Vírginem Mariam Mediatricem.
R /. Recordare,
Virgo Mater Dei, dum stéteris in conspectu Dómini, ut loquaris pro nobis bona.
V /. Ad Sanctum
Ioseph Sponsum Beatae Mariae Vírginis.
R /. Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum universae
domus eius: ora pro nobis.
V /. Ad Angelos
Custodes.
R /. Sancti
Angeli Custodes nostri, deféndite nos in proélio ut non pereamus in tremendo
iudício.
V /. Ad Sanctum
Iosephmariam Conditorem nostrum.
R /. Intercede pro fíliis tuis ut, fideles spirítui Operis Dei,
laborem sanctificemus et ánimas Christo lucrifácere quaeramus.
V /. Oremus pro Beatíssimo Papa nostro N.
R /. Dóminus
conservet eum, et vivíficet eum, et beatum fáciat eum in terra, et non tradat
eum in ánimam inimicorum eius.
V /. Oremus et pro Antístite huius dioecesis.
R /. Stet et
pascat in fortitúdine tua, Dómine, in sublimitate nóminis tui.
V /. Oremus pro
unitate apostolatus.
R /. Ut omnes
unum sint, sicut tu Pater in me et ego in te: ut sint unum, sicut et nos unum
sumus.
V /. Omne regnum divisum contra se, desolábitur.
R /. Et omnis cívitas vel domus divisa contra se non stabit.
V /. Oremus pro benefactóribus nostris.
R /. Retribúere dignare, Dómine, ómnibus nobis bona faciéntibus
propter nomen tuum, vitam aeternam. Amen.
V /. Oremus pro Patre.
R /. Misericórdia Dómini ab aeterno et usque in aeternum super
eum: custodit enim Dóminus omnes diligentes se.
V /. Oremus et pro frátribus nostris Operis Dei, vivis atque
defunctis.
R /. Salvos fac servos tuos, Deus meus, sperantes in te.
V /. Mitte eis, Dómine, auxílium de sancto.
R /. Et de Sion tuere eos.
V /. Réquiem aeternam dona eis, Dómine.
R /. Et lux perpétua lúceat eis.
V /. Requiescant
in pace.
R /. Amen.
V /. Dómine,
exaudi orationem meam.
R /. Et clamor meus ad te véniat.
Sacerdos, si Preces
moderatur, exsurgit et addit Dóminus vobiscum, stans etiam dum recitat
orationem.
V /. Dóminus vobiscum.
R /. Et cum spíritu tuo.
Oremus.
Deus, cui próprium est misereri semper et párcere: súscipe
deprecationem nostram. Ure igne Sancti Spíritus renes nostros et cor nostrum,
Dómine: ut tibi casto córpore serviamus, et mundo corde placeamus.
Actiones nostras, quaésumus Dómine, aspirando praéveni et
adiuvando proséquere: ut cuncta nostra orátio et operátio a te semper incípiat,
et per te coepta finiatur. Per Christum Dóminum nostrum.
R/. Amen.
Omnes dicunt:
Gáudium cum pace, emendationem vitae, spátium verae
poeniténtiae, grátiam et consolationem Sancti Spíritus atque in Opere Dei
perseverántiam, tríbuat nobis Omnípotens et Miséricors Dóminus.
V /. Sancte Míchaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Gábriel.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ráphaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Petre.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Paule.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ioannes.
R /. Ora pro nobis.
Cum adsit aliquis Sacerdos,
dignior ait:
Iube, Domne, benedícere.
Sacerdos benedicit:
Dóminus sit in
córdibus vestris, et in lábiis vestris, in nómine Patris + et Fílii et Spíritus
Sancti.
R /. Amen.
V /. Pax.
R /. In aeternum.
Las Preces comienzan con un serviam! que sintetiza el propósito de servir al Señor y promover la extensión de su Reino a todo el mundo, sin discriminación alguna. Por eso, después de dirigirse a la Santísima Trinidad con palabras de adoración y agradecimiento, los fieles de la Obra acuden ad Iesum Christum Regem , a Jesucristo Rey, que los envía a abrir, a todos los hombres, los caminos divinos de la tierra.
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